HISPANISTA - Vol
XV - nº 57 - Abril
- Mayo - Junio de 2014 |
Editora general: Suely Reis Pinheiro
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Abdicar
Mucha
gente se pregunta el sentido exacto del verbo “abdicar”, y
su diferencia con “renunciar”. También causa una natural
curiosidad por qué “abdicar” se usa solo referido a los
reyes y príncipes, mientras “renunciar” se emplea en todos
los demás casos. ¿Por qué –me pregunta un querido amigo– el
papa renuncia y el rey abdica?
Según el DRAE “abdicar” es, “Dicho de un rey
o de un príncipe: Ceder su soberanía o
renunciar a ella (…)”. A “renunciar” el DRAE
lo define como “hacer dejación voluntaria,
dimisión o apartamiento de algo que se tiene
o se puede tener: ‘Renunciaré a mi libertad’”.
Curiosamente, no se incluye aquí la
“renuncia” a un cargo.
Como se ve, hay ya en estas definiciones una
diferencia entre ambos verbos. La acción de
“abdicar” se atribuye a los reyes o a los
príncipes, mientras que la de “renunciar” se
atribuye a cualquier persona. Es de advertir
que de ambas palabras el DRAE registra otras
acepciones, que nada tienen que ver con las
mostradas en primer lugar. Aquí, por
supuesto, me refiero solo a las arriba
transcritas, que son las que por ahora me
interesan. Aunque los diccionarios no lo registran, en el caso de “abdicar” lo habitual es que la “abdicación” se haga generalmente en favor de otra persona, casi siempre de un heredero u otro familiar muy cercano. Es decir, en su disposición de “abdicar” el rey, si es el caso, señala quién deba sustituirlo. Según la información reciente, el rey de España, don Juan Carlos, acaba de abdicar en favor de su hijo, el Príncipe de Asturias. En la realidad puede ocurrir que el abdicante no señale a favor de quién abdica, y entonces habría que aplicar algún otro medio legal para sustituirlo. Estrictamente hablando no hay, desde el punto de vista del lenguaje, y probablemente también desde el punto de vista jurídico, aunque haya posibles excepciones, motivos que impidan que un rey o un príncipe “renuncie” a su dignidad, sin emplear la palabra “abdicar”. El que se use esta en lugar de “renunciar” es una mera cuestión de uso o costumbre, que en materia de lenguaje tiene mucha importancia.
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Birria
Con
frecuencia en las palabras hay una correspondencia entre la
forma y el significado. Como en la palabra “sierra” referida
a una cadena de montañas; o en “pata de la mesa” o “el brazo
del río”…
Pero hay otras donde esa correspondencia no existe, y uno se pregunta por qué determinada palabra significa lo que significa. Entre estas últimas está la palabra “birria”, que usamos para calificar personas o cosas de modo despectivo: “Ese libro es una birria”; “La fiesta resultó una birria”; “Nos fregamos, el nuevo profesor es una birria”… ¿Qué relación existe entre la forma de cada una de estas palabras y su significado? El DRAE define “birria” como “Persona o cosa de poco valor o importancia. 2. Zaharrón, moharracho. 3. Mamarracho, facha, adefesio. 4. Col. y Pan. Capricho, obstinación, afición excesiva a algún juego, pasatiempo o deporte: ‘No quiere estudiar porque tiene una birria con el baloncesto’. 5. Méx. Barbacoa de chivo”. Otros diccionarios, aunque en lo esencial coinciden con el DRAE, a veces incluyen otras modalidades. El “CLAVE. Diccionario de uso del español actual”, por ejemplo, dice: “birria. 1. De mala calidad, mal hecho o de poco valor: ‘Este libro es una birria que tiene incluso faltas de ortografía. 2. Persona con pocas cualidades y poco digna de aprecio: ‘Con birrias como tú no quiero ninguna relación’. 3. En zonas del español meridional, carne de borrego o de chivo, cocida en barbacoa: ‘El domingo iremos a comer ‘birria’. (…)”. El “Diccionario del español actual”, de M. Seco, O. Andrés y G. Ramos, registra las acepciones ya vistas, pero agrega un artículo a la palabra “birria” que dice: “birria2. Individuo que baila delante de los danzantes en las fiestas populares: ‘Los danzantes son ocho más el ‘botarga’ o ‘birria’ que los dirige”. La palabra “birria” tiene un uso venezolano, que no aparece en ninguno de los diccionarios generales consultados, pero sí en el “Diccionario del habla actual de Venezuela”, de R. Núñez y F. J. Pérez, atribuido como expresión coloquial al Estado Zulia: “1.Incomodidad. 2. Fastidio o falta de interés en algún asunto o actividad. jugar birria: Jugar sin hacer ninguna apuesta”. También figura en el “Diccionario de americanismos” de la Asociación de Academias de la Lengua Española y en el “Diccionario de americanismos” de Marcos A. Morínigo.
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Arbitrariedad Son frecuentes frases como “Fulano es un problema, porque comete muchas arbitrariedades, y uno nunca sabe con qué va a salir”; o “Con Mengano no se cuenta, porque es muy arbitrario y siempre hace lo que le da la gana”.
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