HISPANISTA
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Vol
XV
– nº
59
– Octubre
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Noviembre - Diciembre de 2014 |
Editora general: Suely Reis Pinheiro
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Arrogarse
En nuestro idioma tenemos
palabras que se prestan fácilmente a ser
confundidas con otras. Generalmente son palabras
fonéticamente parecidas, aunque con significados
bastante diferentes, a veces incluso opuestos.
Es el caso del verbo “arrogar (se)”, que con frecuencia se confunde con “abrogar” e incluso con “irrogar”. No es extraño oír o leer “Fulano se abrogó una actitud altanera y destemplada”, cuando lo que se quiso decir fue “Fulano se arrogó una actitud altanera y destemplada”. En efecto, según el Drae, “arrogar” significa “Atribuir, adjudicar. 2. pronominal. Apropiarse indebida o exageradamente de cosas inmateriales, como facultades, derechos u honores”. Mientras que, también según el mismo diccionario, el significado de “abrogar” es “Abolir, derogar. Abrogar una ley, un código”. E “irrogar”, por su parte, es “Causar, ocasionar perjuicios o daños (…)”. Es decir, “arrogar (se)” es atribuirse una persona méritos y virtudes que en realidad no tiene. De ahí proviene el adjetivo “arrogante”, que se refiere críticamente a la persona que suele actuar de esa manera. De modo que es plenamente válido decir, por ejemplo, “Fulano se arrogó una actitud altanera y destemplada”, como se dice más arriba, y también “La Asamblea Nacional abrogó varias viejas leyes por ser inaplicables”. Es igualmente válido “El funcionario irrogó una injuria al periodista que lo denunció”. Lo curioso es que, por razones obvias, este error de confundir unas palabras con otras es propio de personas cultas, por tratarse de palabras de ese mismo tipo, que comúnmente se emplean en un lenguaje de alto nivel y no en el de uso corriente. El Drae registra además los vocablos “arrogancia” (“Cualidad de arrogante”), “arrogante” (“Altanero, soberbio. 2. Valiente, alentado, brioso. 3. Gallardo, airoso”), “abrogación” (Acción y efecto de abrogar”) e “irrogación” (“Acción y efecto de irrogar o irrogarse”), “derogar” (“Abolir, anular una norma establecida, como una ley o una costumbre”), y “derogatorio” (“Que deroga. Cláusula derogatoria”). En cuanto al origen de las palabras “arrogarse” e “irrogar”, Corominas las da como un cultismo proveniente del verbo latino “rogare”, que significa “rogar” y “preguntar”. “Abrogar”, a su vez, tendría el mismo origen. |
Chambón Entre las palabras
expresivas de contenido despectivo en nuestro idioma figura el adjetivo
“chambón”. Antes se usaba más que ahora, pero sigue siendo empleada en
determinadas circunstancias, aunque en menor medida. De mi infancia y
adolescencia recuerdo que mi padre solía utilizarla para llamar la
atención de los aprendices de herrero que solían concurrir con ese
propósito a su taller de herrería. “Ponga más atención a lo que hace”
les decía. “No sea chambón”. |
Guarapo
Según el Drae, “guarapo” es de origen quechua,
aunque el Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, de
Corominas, lo da como de origen incierto, posiblemente proveniente de
“garapa”, “bebida alcohólica de gusto dulzón, voz del África Central y
Occidental, propagada desde las Antillas; aunque es posible que el
africano garapa, a su vez, sea deformación del castellano jarabe”. |