HISPANISTA - Vol
IX nš 32 -enero
- febrero - marzo de 2008 Revista electrónica de los Hispanistas de Brasil - Fundada en abril de 2000 ISSN 1676-9058 ( español) ISSN 1676-904X (portugués) |
Editora general: Suely Reis Pinheiro |
Naturaleza, Paisaje y Sentimiento en la poética del Renacimiento.
Cuando la aurora baña |
En el espacio pastoril, o
de la naturaleza acuática tenía un valor plurisimbólico,
a veces ríos deleitosos y fértiles; otras veces crueles
e inhóspito como el mar de Fray Luís de León que
con sus olas permanentemente embravecidas. De cualquier forma la presencia
de la naturaleza ofrecía un modelo de vida perfecta, pero también
sucedía algún hecho o acción de manera que servía
a una lección moral de ejemplo, como: Aquel que se retira La vista se sustenta De este dulce sosiego |
El
paisaje arcádico era un lugar utópico y supuestamente
más puro y espiritual; la naturaleza se animaba y reaccionaba
con efectos panteístas. La reflexión poética consiste
en la melancolía, con la verdad de la naturaleza que a través
de sus astros y elementos no tenían ningún artificio era
toda espontaneidad. Hermoso valle y abundosa fuente, |
En
la cultura renacentista se idealizó el mundo bucólico
como un medio para que el hombre lograr la felicidad eterna, y en la
poesía ese tema literario se reviste de una aurea mediocritas,
con los placeres de la vida rústica, (AGRAIT, 1971, p. 46.),
que son exaltados por el poeta como una condición para llegar
a Dios, siguiendo la invitación a la serenidad estoica y senequista.
En ese sentido, los astros y elementos naturales conllevan una significación
especial presentan elementos unidos tanto en el campo retórico,
como en el filosófico y religioso: en el retórico por
las figuras de lenguaje y de estilo; en el filosófico, por la
simbología de esos elementos naturales asociados a cuestiones
existenciales; en el religioso, por la intención evangelizadora.
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Pues
de mi bello sol el rayo ardiente |
El hombre en la visión renacentista debe vivir con buen gusto y equilibrio, lejos del mundanal ruido en su locus amoenus, y la experiencia mística favorece ese recogimiento del alma. Según Avalle-Arce, “cuando la opresión del trajín ciudadano amenaza agobiar al hombre europeo, éste siempre dispara hacia los campos aunque la fuga ocurre bajo disfraces de mayor o menor diversidad” (AVALLE- ARCE, 1959, p. 3). Así, los poetas se rendían a los temas del beatus ille: Yo, pues Señor, exento |
Bajo
influencia inmediata de su ambiente físico, los poetas sevillanos
cantaban al río Guadalquivir, “esplendor de la fortuna
poética, río de amor, del puerto, un Betis bucólico
que con sus aguas moja la historia de la poesía española”
(GALLEGO MORELL, 1972, p. 99.) Y aumentando la larga nómina de
autores que cantaban al río Guadalquivir, con referencia a su
río natal, escribieron muchos poetas sobe el río sevillano En esta poesía, hay otro homenaje al río Guadalquivir, usando la misma antonomasia ornamental, “Cisne de Betis”, empleada también por Fernando de Herrera y Cristóbal de Mesa: Cisnes de Betis, caudaloso río. Claro Guadalquivir, si impetuoso.
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En
la “Elegía funeral a Garcilaso de la Vega” del poeta
Mosquera de Figueroa hay otra bella referencia a su río natal
con características ya barrocas; en esta poesía se observa
la presencia efectiva de la voz del poeta proyectando el sentido del
dolor retórico. (LARA GARRIDO, 1994, p. l22.) La naturaleza llora
la muerte del poeta, “los cisnes”, “ríos”,
“montes”, “las aguas”, y “el ciprés”,
todos los elementos de la naturaleza se unen protagonizando el dolor
colectivo. |
Los poetas latinos Horacio, Ovidio, Propercio, Estacio, Marcial celebran el ruiseñor como el ave literaria, ( MALKIEL, 1975, p. 40) que también sirvieron de fuente de inspiración a los poetas áureos. Como elemento de un escenario idílico, el ruiseñor connota aflicción o tristeza. Su simbolismo representa el amor místico. En la elegía a la muerte de Garcilaso la naturaleza se animiza con las quejas del ruiseñor, el poeta Mosquera de Figueroa recrea las Geórgicas de Virgilio a través del mito antiguo, y enlaza su queja lastimera usando también la ègloga I de Gracilazo, la voz del ruiseñor es comparada con el eco de una pena humana. El ruiseñor es ave literaria que representa tradicionalmente el más bello canto que un pájaro puede emitir; tiene melodía musical. Luís de Barahona Soto también hizo una elegía a la muerte de Garcilaso, con elementos retóricos donde la naturaleza se animiza.Aís los poetas siguieron siempre la línea de apología al cristianismo con una exaltación de salmos bíblicos. Deuteronomio, Antiguo testamento y en Apolipsis, Nuevo testamento, “Los orígenes de esa ave en la literatura proviene de los salmos y su misma magnificencia se encarga de exaltar la gloria del creador y dentro del gran coro cósmico de las criaturas. La palabra humana articula y expresa la súplica y alabanza de todos los demás seres”: En Deuteronomio, Antiguo Testamento, en Apocalipsis y, Nuevo Testamento también en los salmos hay gran doxología que engloba a todos los elementos del cielo y la tierra , la lluvia y el rocío; el fuego y el calor; el sol y la luna, témpanos y hielos, también montes y cumbres, aves del cielo y peces del mar, pueblos todos de la tierra y fieras, ganados, reptiles, el mismo Israel son convocados a participar de un gran coro en alabanza al señor.
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“Las ínsulas externas están ceñidas con la mar, y allende de los mares muy apartados y apenas de la comunicación de los hombres, y así en ellas se crían y nacen cosas muy diferentes de esas de acá, de muy extrañas maneras y virtudes nunca vistas de los hombres, que hacen gran novedad y admiración a quien las ve”. (BOUSOÑO, 1976, p. 375 ) En los caudales literarios, la presencia
de ese elemento de la naturaleza acuática fue escenario de un
paisaje real en la vida de casi todos los poetas, especialmente los
de la escuela sevillana, ya que casi todos estuvieron en las galeras
como soldado. el mar soberbio, fiero y espumoso Los poetas que tuvieron experiencias en
el mar, y han vivido allí algunos escenarios reales de la gloria
imperial, han encontrado en la milicia marina fuente de inspiración
para hablar de la naturaleza real y anímica. Junto con esos elementos
de la naturaleza, mar y viento, los poetas áureos usaran la comparación,
ora de acuerdo, ora en oposición con el destino humano: En el mundo animal, la naturaleza era
antropomorfizada y habitada por animales que participaban de lo divino,
y con eso permite una ubicación ambiental del protagonista, todo
por contingencia de una Arcadia más real, o como una feliz imitación
o más un hábil mosaico de todos los bucólicos antiguos
desde Teócrito, hasta Calpurnio y Nemesiano. En esas zonas literarias
hay un rango comparativo y metafórico y los términos son
escogidos preferentemente del reino animal, pero también del
reino vegetal. Y las dulces abejas, descuidadas solas quejas allí se permitían También el “ciervo herido”
y “la mansa oveja” en la Arcadia presentaban una identificación
con un sentido religioso, asociado a la fe cristiana y en comparación
con Jesús. El simbolismo con elementos de la naturaleza era el
medio común de exponer las doctrinas religiosas. Cristo connota
un siervo sin dejar de ser pastor y nos dirige y apacienta, como ovejas,
que con espíritu de mansedumbre, fidelidad y humildad somos parte
de su rebaño, haciendo una verdadera apología a las lecciones
bíblicas. |
El mundo natural aparece con nombres
geográficos de ríos reales. El cuadro compuesto por
los nombres geográficos denominado por los ríos, como
morada de las ninfas, o con presencia de un paisaje natural del mundo
pastoril, con mucha identidad usado por Garcilaso, fray Luis de León,
Fernando de Herrera, Mosquera y otros, que ya encarnaban la personificación
del Betis como río Guadalquivir, del Tajo, del Tormes, del
Danubio, y Nilo los mismos ríos citados por los poetas sevillanos.
y las ninfas del Tajo, que salieron
que donde baña el Ganges caudaloso Y tú, Danubio, es bien le respondas. Las colunas del grande Briareo
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3.Bibliografía. 1. ISAZA,CALDERÓN, Baltazr, El retorno de la naturaleza, Madrid, Industrias Gráficas, 1966.en una aurea mediocritas 2. LÓPEZ, Vicente Cristóbal, Virgilio y la temática bucólica en la tradición clásica, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 1980.3. AGRAIT, Gustavo, El beatus ille en la poesía lírica del Siglo de Oro, Puerto Rico, Universitaria, Universidad de Puerto Rico, 1971. 4. AVALLE-ARCE, Juan Bautista, La novela pastoril española, Madrid, Revista de Occidente, 1959. 5. LA VEGA, Garcilaso de, Obras completas .Fundación Universitaria. Madrid, 1981 6. GALLEGO MORELL, Antonio, “El río Guadalquivir en la poesía,” en Diez ensayos sobre literatura española, Madrid, Revista de Occidente, 1972. 7. LARA GARRIDO, José, Poética Manierista y texto plural, La poesía de Luís Barahona Soto, Madrid, Diputación Provincial, 1994. 8. HERRERA, Fernando de, Anotaciones a la poesía de Garcilaso, ED. José Cano Reyes. Cátedra. Madrid.2001. 9. LARA GARRIDO, José, Poética Manierista y texto plural, La poesía de Luís Barahona Soto, Madrid, Diputación Provincial, 1994. 10. BLECUA, José Manuel. Sobre la poesía de la edad de Oro. Madrid, Gredos, 1970. 11. GALLEGO MORELL, Antonio, “El ciprés de Silos en la poesía”, en Diez ensayos sobre poesía española, Madrid. Revista de Occidente, 1972. 12. LIDA DE MALKIEL, María Rosa, La tradición clásica en España, Barcelona, Ariel, 1975. 13. BOUSOÑO, Carlos, Teoría de la expresión poética, Madrid, Gredos, 1976, p. 375. 14. PEREIRA, Pe. Antônio Augusto, Antigo e Novo Testamento, São Paulo, Difusão Cultural do Livro. |