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El comer y beber en los textos literarios

Nombre del Autor: Maria Leny Heiser Souza de Almeida

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liege@centroin.com.br

Palabras clave: comer y beber, gourmet, agente secreto.

Minicurrículo: Profesor de Lengua y Literatura Españolas - UERJ ; Licenc. en Portugués - Español y respectivas Literaturas - UFRJ; Máster en Lengua Española y Literaturas Hispnicas - UFRJ; Doctoranda - UNAV – Universidad de Navarra; Sócio fundador de la APEERJ – Associação de Professores de Espanhol do Estado do Rio de Janeiro y su secretaria durante 8 años. Miembro de las Asociaciones: ALDEEU; ASELE ; ASOVELE; Miembro efectivo del IBCH; Miembro de la Academia Itaocarense de Letras; Miembro del  Consejo Editorial de la Revista Hispanista y del Seminal.

Resumo: Através de um breve estudo da obra Nem só de caviar vive o homem, de Johannes Mario Simmel, chegamos a algumas conclusões que vão estimular o leitor para inferir o aspecto interessante e divertido do conteúdo dessa criação literária, embora não a tenha lido. Para conseguir o efeito desejado trancrevemos, em prosseguimento desse estudo, a tradução do seu Epílogo como amostra do que afirmamos em nossa reflexão.Também assinalamos a presença importante das pricipais refeições do dia como objeto que interage, de forma velada, na resolução dos grandes problemas de diferentes procedências por que passa um agente secreto da Segunda Guerra mundial.

Resumen: A través de un breve estudio de la obra Nen só de caviar vive o homem, de Johannes Mario Simmel, llegamos a algunas conclusiones que van a estimular al lector a inferir lo interesante y divertido del contenido de esa creación literaria, aunque no la haya leído. Para lograrlo, transcribimos a la continuación de esse estudio, la traducción de su Epílogo como muestra de lo que afirmamos en nuestra reflexión. Asimismo señalamos la importante presencia de las pricipales comidas del día como objeto de interacción, de forma velada, en la resolución de los gordos problemas de diferentes procedencias por que pasa un agente secreto de la Segunda Guerra mundial.

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La importancia del acto de comer y beber ya aparece en los textos literarios desde tiempos muy remotos. Es una costumbre que hemos heredado, a lo que parece, de los griegos. Recordemos en La Odisea el regreso de Ulises - rey legendario de Ítaca y esposo de Penélope – a su casa , y los procedimientos que tuvo que engendrar para rescatar lo suyo, incluso a su mujer Penélope. No se puede olvidar que para lograrlo, Ulises ofreció mucha comida¹ y bebida a todos que habían rendido a su familia.

En la antiguedad clásica la hora de la comida era el momento reservado para la revelación y animación de todas las cosas: los problemas de las relaciones familiares, políticas, de amistad etc. La mesa era un lugar sagrado para los griegos y romanos. Sentarse en las sillas del comedor era como si se sentaran en los bancos delante del altar mayor de las iglesias. Todas las alegrías, tristezas y disconformidades de la vida las compartían a la hora de comer. Los problemas familiares, de la vecindad, políticos etc. se los resolvían allí, en este momento, el más importante de sus vidas.

Al buscar algo sobre el comer y beber en los textos literarios, he dado con la obra de Johannes Mario Simmel²: Es muss nicht immer kaviar sein. He leído la traducción portuguesa: Nem só de caviar vive o homem, cuyo título en versión española pasó a ser: No sólo de caviar vive el hombre.

A través de un breve estudio de la obra llegamos a algunas conclusiones, a nuestro juicio de mucho valor, para que se pueda inferir lo interesante del contenido de esta creación literaria. La historia presenta un lenguaje sencillo, llano, muy lineal. El elemento poético lo encontramos, pero no en forma de metáforas, eufemismos u otras figuras de estilo.Todo lo que se cuenta, lo hacen de modo directo y muy concreto.

La obra sobre la vida del agente secreto Thomas Lieven consta de :

a. Prefacio – escrito por Jacques Abtey – antiguo oficial del Deuxième Bureau (Servicio Secreto Francés) y de los Servicios Especiales. Mantiene las características de todo prefacio.

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b. Prólogo – en el cual ya empieza el entretejido del texto literario: la trama, el nudo, el climax, el desenlace, es decir, todos los elementos que intervienen en la historia los encontramos ahí, así como se observa también la acumulación de las peripecias de su protagonista. El prólogo ya forma parte de la vida de los personajes y de la estructura narrativa propiamente dicha. El prólogo de No sólo de caviar vive el hombre no está conforme com el procedimiento común explicativo de cómo se va a elaborar la historia en un relato, tampoco funciona como texto introductorio que encabeza el libro, funciona ya como una acción que antecede a las acciones para las cuales sirve de preparación y estímulo hacia lo que viene a continuación . A veces son bruscos los cambios que se dan en la multiplicidad de las escenas, al igual que los cuadros cinematográficos.

c. Historias: Las 12, se desdoblan en múltiples sucesos distribuidos en 4 libros, según los criterios del autor, en los cuales podemos identificar 18 capítulos, 222 escenas y 30 comidas, cuyas fechas están entre mayo del año 1939 y septiembre de 1940 en el primer libro; en el segundo van desde 1940 hasta abril de 1943; en el tercer libro hay 5 que se desarrollan en los meses de agosto y septiembre del mismo año 1943; las comidas con fechas entre agosto de 1945 y 1947 se realizan en el cuarto libro; en el epílogo aparecen las 3 últimas el mismo año – 1958 – en los meses de agosto y octubre. Se encarga de hacerlas todas el gran gourmet Thomas Lieven , siempre con la misma intención : vencer los obstáculos advenidos de su situación en la política internacional.

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Un sólo personaje protagoniza las 12 historias de No sólo de caviar vive el hombre - es Thomas Lieven. No hay índice en la obra. Las historias se suceden sin ninguna explicación previa. No se sabe lo que va a ocurrir al comienzo de cada relato, aparecen siempre nuevas situaciones con estrategias y peripecias especiales. Las comidas se realizan y se resumen a lo largo de la historia, tanto pueden ser pretexto de algo cuanto pueden darse naturalmente en el desarrollo de las peripecias. Las recetas nos las dan seguidas del menú y en el momento de tomar la comida. El epílogo se confunde con la creación literaria: siguen el mismo juego - la estrategia y entretejido de las historias que se engarzan entre sí.

En No sólo de caviar vive el hombre se puede considerar la estructura de sus innúmeros relatos como una mezcla de los géneros: narrativo y dramático, puesto que la historia contada distingue con mucha propiedad todos los elementos que componen una obra literaria de gran estilo, se suceden a la par los ligeros diálogos con su pizca de gracia siempre regidos por las debidas acotaciones y las ingeniosas descripciones para hacer que el lector sea partícipe de la narrativa, inclusive en las descripciones de los personajes,hechas exhaustivamente en sus más íntimos detalles, y de los sitios donde se realizan las acciones sin olvidarse el tiempo y el humor poéticos. Todo se presenta de forma grata y divertida, lleno de perspicacia, a veces para despertar, otras para estimular el interés del lector.

La obra comulga con los mismos principios literarios de estructura. Estrategia de acción, peripecias, trama, nudo, desenlace y entretejido del texto funcionan de modo a mantener al lector siempre atado a la narrativa dramática³ participando de ella con el corazón en vilo esperando el momento de la catarsis, sentimiento que experimenta el espectador-lector de la tragedia a la liberación de la tensión emocional contenida.

Los nombres y los personajes son ficción. Dice el editor que toda similitud con nombres de personas muertas o vivas es meramente fortuita, aunque la historia , al igual que las situaciones presentadas se cimienta en hechos reales.

Mario Simmel logra siempre crear en su texto una atmósfera que envuelve a la gente. Parte de las acciones más vertiginosas a las motivaciones más profundas de los personajes. Tanto las acciones cuanto las motivaciones de los actuantes de la historia están insertadas en el contexto de congoja y contradicción que caracterizaban la Alemania del tiempo inmediato al posguerra. Todo ello es muy variopinto: el color local, las acciones, las situaciones, el protagonista y los personajes antagónicos son completamente distintos los unos de los otros. Simmel, al igual que otros autores de best-sellers, se destaca porque hace una investigación exhaustiva de los rincones y de los personajes antes de describirlos y caracterizarlos. En No sólo de caviar vive el hombre se constata el talento que tiene el escritor para entretener apaciblemente al lector, lo cual excluye una preocupación de análisis humano y social.

En el Prólogo y en el epílogo hay dos cenas claves para la trama y el desenlace de la vida real del protagonista de la obra de Simmel. En la primera, la del prólogo, lo que parecía una simple charla de negocio se ha convertido en la tabla de salvación del que había sido el agente secreto francés durante la Segunda guerra mundial, que tenía el nombre falso de Thomas Lieven, para que pudiera seguir adelante manteniendo su nivel de vida. Con lo logrado en la segunda cena el protagonista verdadero y real de las doce historias de Simmel fue a vivir en los Estados Unidos, donde conoció al autor de esa obra fenomenal y le contó su vida, con lo cual Mario Simmel pudo reunir el material necesario para redactar el texto y hacer ver la luz su obra: No sólo de caviar vive el hombre, resultado de la sobredicha cena - la última del epílogo.

En No sólo de caviar vive el hombre la hora de la comida era muy significativa para resolver los problemas. Entre el primer plato y el principal se concretizaban los grandes "negocios" comerciales, políticos, militares y estratégicos para acciones futuras. Se planeaban las grandes estratagemas que habían de decidir la vida y la muerte de las personas que, a veces, ya estaban en un callejón sin salida, tan gordos eran los problemas en donde se habían metido sin saberlo, por fuerza de las circunstancias de la sobredicha guerra o del propio sino . A Thomas Lieven o quién fuera él, se le ocurrían las grandes ideas en la cocina cuando iba a preparar una elegante comida. Además, preparar la comida le deshacía la tensión y la bebida le tranquilizaba los nervios. En los momentos más difíciles cuya situación parecía no tener más remedio, el agente secreto se ponía a guisar para hacerse volver la calma, que a lo mejor no se le volvía, pues no la tenía. Ocurría un suceso tras otro en un sin fin de situaciones conflictivas y amenazadoras que se le quitaba la tranquilidad. Mientras guisaba, pensaba; y de ahí venían las soluciones o nuevas estrategias para salirse de un apuro, del peligro cercano que le amenazaba todo el tiempo. Invitaba a comer a los que podría canjear favores e informaciones.

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El autor de la novela sólo revela su nombre en el epílogo, al conocer al matrimonio Thompson con el cual trabó estrechas relaciones, que resultaron en el best-séller – No sólo de caviar vive el hombre, motivo y objeto de este estudio. J. M. Simmel fue a los Estados Unidos como escritor encargado de escribir una novela según lo acordado con su editor, por tanto no tenía motivos para darse la cara en el desarrollo de las historias. Aparece en toda la obra enmascarado de narrador, permitiendo que el lector confundiera narrador, autor y personaje central de los relatos. Al final se quitó la máscara dejando ver la omnisciencia del narrador omnipresente en la narrativa, actitud inherente a una sóla persona: al escritor.

Simmel cuenta en su best-séller No sólo de caviar vive el hombre los sucesos imprevistos y patéticos que le ocurren a Thomas Lieven que no quería ser nazista y que, sin quererlo también, tuvo que ser agente secreto obligado por las circunstancias que se le imponía la guerra. Cuenta las peripecias por las que pasa dicho agente en sus aventuras, mejor dicho, en los ardides preparados por los enemigos políticos de los países que luchaban en la Segunda Guerra Mundial - Alemania e Italia por un lado y, los países aliados por otro.

A nuestro juicio ésa fue la manera por la cual el escritor consiguió llevar su mensaje al mundo, es decir, fue el modo que encontraron el protagonista de las historias y el autor de No sólo de caviar vive el hombre de mostrar al mundo cómo funcionaban las organizaciones secretas durante la Segunda Guerra Mundial.

Toda la historia está contada en flash-back. Es un ir y venir en el tiempo literario que hace que un lector menos atento se pierda en el relato y no vuelva a encontrar la realidad poética. Las historias se suceden progresivamente dejando paso a las acciones que forman el entretejido de la obra.

En el Epílogo hay dos momentos decisivos en la vida del autor, los cuales le han despertado el interés hacia ese tipo de literatura que informa y deleita a la vez. El primero, cuando conoció a Pamela Thompson - el almuerzo en su restaurante donde tomaron: Pechuga de faisán, Whisky y Entremeses de gambas. De ese encuentro resultó toda la trama de la obra que vendría a ser el best-séller de los años sesenta/setenta. El segundo, funcionó como el desenlace de la historia, pues, se concretó todo el negocio de la hechura de la obra literaria preciada y valorada en el mundo. La importancia de ese mensaje poético no está sólo en el hecho de mostrarnos El comer y beber en la Literatura, sino porque reúne una serie de elementos y quehaceres estratégicos políticos, militares y del poder público, propios de una época histórica verdadera - Segunda Guerra Mundial - sin lo cual no tendríamos hoy, el conocimiento de los ardides que se armaban para que pudieran alcanzar sus objetivos los países que participaron directamente de la supradicha guerra.

Caracterizamos al protagonista de la historia, como personaje real, verdadero, que se conoce con el nombre de Thomas Lieven, como un agente del Servicio Secreto Francés que bajo el nombre de Jean Leblanc se convirtió en héroe de todas las historias contadas en la susodicha obra literaria, pues de lo contrario todo el entretejido del texto no tendría sentido.

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Dice el autor del Prefacio, que de modo general, un agente secreto no es un hombre como otro cualquiera. Es necesario que sea ante todo muy inteligente, que no debe presumir de valiente o ser pendenciero. Necesita también tener buena estrella, sin la cual el más listo y más valeroso de los héroes puede ver fracasar sus planes, aunque se trate de Thomas Lieven que no quería ser agente secreto de ninguna organización, pero tuvo que serlo, de lo contrario no sobreviviría en aquel mundo lleno de intriga y juegos políticos extraordinarios.

Thomas Lieven es un aventurero en la acepción más completa de la palabra, pues supera cualquier dimensión, ya que la vida no siempre es aventura, aun cuando se trata de mero suceso sin expresividad.

El héroe de la historia tiene un espíritu crítico muy elevado y da a las hábiles maniobras de los hombres el valor restrictivo de los verdaderos filósofos. Se ve arrastrado por las circunstancias a miles aventuras de las que sabe salirse muy bien sin ningún daño físico o moral, con mucho ingenio, sabiduría y humor.

El agente secreto Jean Leblanc - el mismo Thomas Lieven - de falso pasaporte francés, es oriundo de familia de la alta burguesía alemana. Creció en una Alemania duramente castigada por la derrota de 1918 - primera guerra mundial, que buscaba reequilibrarse y adonde llegaban rumores de que París vivía en fiesta. Astucioso, mediador entre los diferentes jefes políticos y militares en sus relaciones diplomáticas y recíprocas; ayudado por la riqueza que su padre supo conservar y como sabía muy bien ganar su dinero sin capital, empezó su "vida" entrando en París en un coche Daimler-Benz descapotable, una ganga que se había comprado. En París causó sensación con su chófer, un negro, retinto, uniformado de blanco, sentado en el asiento trasero. Thomas Lieven, el señorito de 22 años conducía el coche.

Condenado a muerte por los nazistas desde antes de la guerra y por los franceses en 1946, Thomas Lieven logró escapar de todos los naufragios políticos, apolíticos, militares, sociales y asociales y por ello lo admiraban y temían todos. Aunque haya sido un gran aventurero, en su vida ha traicionado a nadie.

Thomas Lieven era un hombre elegante y educado, aficionado a guapas mujeres, vestidos elegantes, muebles antiguos, coches veloces, buenos libros, cocina esmerada y el buen discernimiento. Odiaba los uniformes, los políticos, la guerra, la insensatez, la fuerza de las armas, la falta de educación, la grosería y la mentira. Representaba el prototipo del buen ciudadano, contrario a la intriga e inclinado a tener una vida estable, tranquila y agradable. Un raro sino que se explica con detalles a lo largo de los capítulos, le arrancó de la vida cómoda que se había planeado.

Las circunstancias de varios acontecimientos violentos y a veces grotescos le obligaron a burlar a las grandes organizaciones como: Servicio de contraespionaje del Estado Mayor alemán desde 1925 a 1944, la Gestapo, el Servicio Secreto británico, el Deuxième Bureau francés, la FBI americana y la Seguridad soviética.

En el transcurso de cinco años de guerra y doce del posguerra, Thomas Lieven tuvo que usar dieciséis pasaportes falsos, de nueve países diferentes.

Mientras duró la guerra, Thomas Lieven puso pegas fenomenales a los altos mandos alemanes y aliados. No se sentía nada a gusto con estos procedimientos. Terminada la guerra tuvo durante algún tiempo la impresión de que el delirio en que había vivido y que le tocara vivir era un capítulo a parte. Menudo engaño. Los "hombres" que vivían ocultos no querían dejarlo em paz. Pero él se ha vengado de los que le perseguían. Explotó a los ricos del tiempo de la ocupación, las hienas de la reforma monetaria y los nuevos ricos del "milagro económico". Negociaba tanto a Este como a Oeste de Europa. Las autoridades así como los diputados de provincia y miembros del Parlamento Federal temblaban delante de él, porque Thomas Lieven estaba vivo y sabía algunas cosas sobre algunos bancos, sobre trabajos de construcciones, y los encargos del Ejército alemán.

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Thomas Lieven no es el verdadero nombre de ese héroe. A la vista de las circunstancias, Mario Simmel, cambió el nombre y la dirección del ex agente secreto, que fue un tranquilo ciudadano enamorado de la cocina y que, sin desearlo, se ha convertido en uno de los mayores aventureros del siglo próximo pasado.

Empieza la historia de los sucesos de Thomas Lieven en la noche del 11 de abril de 1957, en el Prólogo, en el momento histórico en que este héroe da a su criada una clase erudita de cómo sazonar una ensalada de lechuga:

ENSALADA DE LECHUGA - Ingredientes:

1 lechuga lavada y secada en sal y pimienta negra

un trapo de cocina 1 cucharita de mostaza picante

1 huevo duro picado perejil

cebolleta 4 cucharas (sopa) de aceite de oliva

cuarto de litro de nata.

Procedimientos necesarios para el arte de preparar una ensalada y de hacer que la lechuga resulte más sabrosa: aprovechar solamente su parte tierna; lavarla bien; echarla en una servilleta atada de las cuatro puntas para que la lechuga se seque completamente, quitándole toda la humedad. Es imprescindible que esté muy seca. La ensalada no debe nunca tener contacto con el metal, dijo.

Para hacer la salsa, sigue la receta: poner una pizca de sal, otra de pimienta negra y una cucharita de café de mostaza picante. Añadir el huevo duro picado, mucho perejil, mucha cebolleta, cuatro cucharas (sopa) de puro aceite italiano. Después del aceite, cuarto de litro de nata.

No acaba de preparar la ensalada porque le interrumpe su empleado para avisarle de que ha llegado el invitado para la cena de aquella noche.

Aquel 11 de abril de 1957 parecía un día como cualquiera, pero no para Thomas Lieven que pensaba que podría acabar con un pasado de tumultos y delitos. Menudo engaño. La guerra que tanto odiaba volvía a empezar ahora para él en particular.

MENÚ DE LA CENA DEL 11 DE ABRIL DE 1957

Sopa Lady Curzon.

Pollo con páprika.

Manzanas con almendras y mousse de vino.

Pan tostado con queso.

Thomas Lieven ha lucrado 717. 850 francos suizos con esta cena – resultado de las multiples estrategias utilizadas con un fabricante de papel afiligranado. Dicho papel le sirvió para imprimir y negociar acciones falsas. Ese dinero le prestó el negociante Pierre Muerrli. Los mismos 717.850 francos del final del Epílogo , correspondientes al préstamo que le pagó Pamela a Pierre Muerrli en Zurich, con lo cual se acaba la deuda de su marido – Roger Thompson, el héroe de la historia.

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El libro: No sólo de caviar vive el hombre, nació en algún lugar en los Estados Unidos durante una comida cuyo menú fue el siguiente:

CENA DEL DÍA 28 DE OCTUBRE DE 1958

Lenguado con ostras y salsa holandesa de caviar;

Solomillo Wellington con salsa madera;

Gnocchi a la Salzburgo.

Echando mano del refrán español que dice: Para muestra basta un botón transcribimos la traducción del Epílogo de este best-séller de Mario Simmel para comprobar lo que hemos dicho de lo interesante que es esa dinámica creación literaria.

No sólo de caviar vive el hombre

Johannes Mario Simmel

EPÍLOGO

¡Muy bien! ¿ Cuál es la continuación de la historia? ¿Cómo terminará? ¿ Qué le

ocurrió a Thomas Lieven y a Pamela? ¿ Quién nos contó la historia de todas estas

extravagantes aventuras? ¿ Cómo que tantos sucesos secretos y ultrasecretos de

nuestra época llegaron a nuestro conocimiento?

Son muchas las preguntas. Tenemos respuestas para todas ellas, aunque ello obligue a un hombre a salirse de la oscuridad donde , por profesión , debe y debería siempre permanecer.

Este hombre soy yo. Yo, el autor, que colegí para ti, las aventuras y las recetas culinarias del agente secreto Thomas Lieven.

En agosto de 1958, mis editores me enviaron durante un mes a los Estados Unidos. Estuve allí cuatro meses. Yo debería recoger la documentación para una novela. La novela nunca la escribí. Escribí la historia que estás leyendo en este momento. La descubrí en los Estados Unidos y fue una mujer estupendamente guapa quien me dio la primera pista, ¿ cómo podría serlo de otra manera?

Por motivos obvios no puedo revelar el nombre de la ciudad donde vi a esa mujer por primera vez. Era una bochornosa tarde de septiembre. Yo tenía hambre. Un amigo periodista me había recomendado un restaurante para gourmets. Me iba allá cuando la vi.

Tacones altos, un traje beige muy ajustado al cuerpo. Ella iba delante de mí. Su pelo oscuro tenía mechas azules. De estatura mediana era magníficamente bien hecha de cuerpo. Su silueta me recordaba un yate de carrera.

Me di prisa y pasé la señora. Tenía una boca muy grande y roja, grandes ojos negros y una hermosa frente. De pronto me olvidé que tenía hambre.

¡Me perdona, mi dulce Lulu ! Tú conoces muy bien a los hombres y sabes que el más noble de todos no vale un maravedí cuando lo dejan viajar a solas.

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Durante mil metros de avenida yo seguí con aquel juego infantil. A veces caminaba yo delante y otras veces la dejaba pasar. Cuanto más la veía más me encantaba. ¡Perdona, mi dulce Lulu, perdona! Bien sabes que te quiero sólo a ti.

La señora, claro, se dio cuenta de mis maniobras. Sonrió suavemente. No estaba enfadada.Las mujeres amables no se enfadan nunca. Anduvo un poco más deprisa. Y yo también.

De pronto se asomó el restaurante recomendado por mi amigo. Algo insólito sucedió. La atractiva señora no siguió su camino, al contrario: se metió dentro del restaurante.

Adelante, me dije a mí mismo, siguiéndola sin tener la mínima idea de lo que me esperaba al otro lado de la puerta. Alcancé a la señora en el pequeño vestíbulo. Se arreglaba el peinado al espejo.

– ¡Hello!, le dije en inglés.

Ella sonrió para el espejo.

– ¡Hello !, me dijo también.

Me presenté inclinando el busto.

– Debo confesar , dije siguiendo la conversación , que desde el día en que nací, sufro una enfermedad fatal: la timidez. Nunca, ni en sueño, tendría yo la idea de dirigirme a una persona desconocida.

– No me lo diga, me dijo volviéndose hacia mí.

– Verdad que sí. Pero hoy, luego de verla, no pude resistir. Créame , usted me ayudó a vencer mi complejo. Soy muy reconocido. Un acontecimiento como este debe de ser conmemorado. Me parece que aquí se come una pechuga de faisán muy exquisita.

– Sí, es verdad, me dijo, mirándome con seriedad. – La pechuga de faisán es muy rica.

– En este caso, permítame que le preceda.

Salí del vestíbulo. Ella me siguió.

La sala del restaurante tenía una dimensión mediana y estaba muy bien decorada con muebles antiguos. Estaba llena de gente. Apenas había una mesa en una esquina sobre la cual ponían: "Reservada".

Un camarero se nos acercó. Muy sutilmente le di un billete de cinco dólares y le dije:

– Gracias por habernos reservado la mesa. Ayudé a la excitante señora a sentarse.

– Dos pechugas de faisán, Henry, dijo la señora.– Primero unos pinchos de gambas. Pero antes un martini seco.

Afortunadamente mi editor es generoso. ¿La cuenta? ¡Ni pensarlo!

– Prefiriría un whisky.

– Yo también, dijo la señora. – Dos grandes entonces, Henry.

– Muy bien, mi señora, dijo Henry.

– ¿ Cómo ? , pregunté. – ¿ Dijo mi señora ?

– Él dijo mi señora.

– Pero, ¿ por qué ?

– Porque soy la dueña aquí., dijo riéndose. – Usted podría haber ahorrado sus cinco dólares.

– No importa, le dije. Además quién lo paga es mi editor.

– ¿ Su editor ? ¿ Es usted escritor ?

– Algunos me lo consideran, otros no. Miss... humm... humm...

– Thompson, me dijo. – Pamela Thompson.

A partir de ahí ella empieza a mirarme con verdadero interés. – ¿ Por qué ?

– Le pregunto a usted, Señora Thompson: –¿Por qué de repente usted comenzó a mirarme con tanto interés?

– Porque es usted escritor, Mr. Simmel, me gustan mucho los escritores.

– ¡Qué suerte !, Miss Thompsom.

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En resumen, señoras y señores que me están leyendo, los pinchos estaban de maravilla, la pechuga de faisán el manjar de los dioses. Yo no paraba de hablar con mucho espíritu como es fácil comprender. Cuando llegó el café ya tenía yo controlada la situación. La invité a ir al cine, lo cual accedió.

– De acuerdo, Sr. Simmel. Conozco al propietario del cine, le pediré que nos reserve las butacas. ¿Quiere venir a recogerme ?

– Con mucho gusto, Miss Thompson.

– Nos quedamos a las siete y media. Así tendremos tiempo para tomar una copa en mi casa. ¿ Le parece bien ?

– A las siete y media está muy bien.

Hombre, ¡caramba! me dije. Debo causar una impresión fabulosa en las mujeres. Debería haber sido galán, imbécil soy.

Esa tarde fui al barbero. Después compré dos orquídeas y me puse mi mejor vestido: un traje azul-marino. A las siete y media llamé al timbre de la puerta de un piso. Una placa de cobre llevaba la inscripción:

THOMPSON

No esperé demasiado. Se abrió la puerta y se asomó un hombre de aproximadamente cincuenta años. Esbelto y de estatura mediana, tenía la cara fina, ojos inteligentes, frente despejada, sienes grisáceas, nariz griega de forma clásica y un pequeño bigote. En fin tenía todo lo que podría halagar a las mujeres.

– Mr. Simmel, me imagino, dijo el hombre. – Tenga la bondad de pasar. Encantado de conocerlo. Mi mujer me há hablado de usted.

– Su... ¡Hummm...! ¿ Su mujer ?

– Sí, mi mujer. Me llamo Thompson. Roger Thompson.

Hubo un movimiento detrás de él. Pamela, mi hermosa Pamela, entró en el zaguán. Llevaba un vestido de gala verde, muy escotado y con arabescos de color oro.Su sonrisa era la de una inocencia radiante.

–¡Ah ! ¡ Ha llegado ya! Dios mío, ¡qué orquídeas preciosas! ¡ Qué simpático es Mr. Simmel ! ¿Lo ves Roger? No se aburre usted si va mi marido al cine con nosotros, ¿ verdad ?

Esa noche, en el cine, tuve mucha pena de mí mismo. Mis rodillas temblaban y a todo rato tocaban en la división del palco. Mi silla no era confortable. Era dura. Hacía calor. Me dolía la cabeza. Y cuando vi a los Thompson asidos de las manos antes de que empezara la película, he reflexionado: " Ejemplo típico de una noche malograda o de mal aguero".

No obstante yo estaba equivocado. Absolutamente equivocado.

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Porque, cuando terminó la película, dicha noche se convirtió en una de las más agradables de mi vida en América. Fuimos a comer – al restaurante del matrimonio,¡claro! ¡Qué cena! Mr. Thompson preparó el menú y fue personalmente a la cocina. Durante algunos minutos estuve yo a solas con Pamela.

–¿ Enfadado?, me preguntó.

– No, no...

– Durante el almuerzo lo vi tan gentil y simpático... Todo lo que decía me agradaba...

–¿ Qué dije yo ?

– Que le gustaba comer bien; que le gustaba la compañía de mujeres guapas; que nunca más quería ponerse un uniforme; que se sentía como en su propia casa en todo el mundo, donde tuviese un amigo.

– Querida señora, debo añadir algo a lo que ha dicho.

– ¿Qué ?

– Yo... yo... también pienso que su marido es muy simpático y gentil.

– Verdad que sí, ¿no? dijo . Es cierto lo que dice. Pero usted no lo conoce. No sabe lo que pasamos. No sabe lo que piensa. Para mí , la razón siempre rige el amor. Nunca amé verdaderamente a un hombre cuya forma de pensar y de expresarse no admiraba. Pero Roger fue amor a primera vista. El gran amor de mi vida...

– Pero... pero ¿ por qué me invitó Mrs. Thompson ?

– Pamela.

– ¿Por qué me invitó Pamela ?

– Porque es usted escritor. Usted lo comprenderá en otra ocasión, o a lo mejor no lo comprenda nunca. Todo depende de mi marido.

– ¿ Hace usted todo lo que él dice ?

– Sí, me contestó con una sonrisa llena de júbilo. – y él hace lo mismo. Siempre pide mi opinión, siempre. De vez en cuando hace una de las suyas,claro, como todos los hombres. Pero siempre vuelve a mí. Sé que soy la única mujer con quien quiere vivir. Eso me fortalece y me valora ¿le parece?

La vida es curiosa.

Lo que yo imaginaba no se realizó. No otuve lo que pretendía pedir a Pamela. Mas logré cosa mejor: su amistad y la de su marido.

A lo largo de las tres semanas siguientes nos veíamos casi todos los días. Nos divertíamos de lo lindo. Y nuestras opiniones parecían coincidir verdaderamente en todos los asuntos.

Varias veces me di cuenta de que Thompson me observaba con aire pensativo. Me he fijado también que él me hacía muchas preguntas sobre mi pasado, sobre mis ideas. No obstante, nunca me hablaba de sí mismo.

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Yo tenía que recoger datos para mi próxima novela, lo cual me obligaba a salir de vez en cuando de la ciudad. Era muy grato volver porque sabía que me esperaban los Thompson en la estación o en el aeropuerto. Por fin, cuando creí que ya había recogido el material necesario, me compré un billete para Frankfurt en el avión del 29 de octubre para las nueve menos cuarto.

El 28 Roger Thompson me llamó al hotel.

– Supe que pretendes marcharte, me dijo. ¬ Me gustaría prepararte una ligera cena.

– Es una idea fenomenal, Roger.

–¿Qué te parece hoy a las siete y media?

– Me parece estupendo.

–¡Ah ! antes que me olvide: llame por teléfono a tu compañía aérea. Cancele tu reserva y pide para dejarte en lista de espera.

– Hombre, ¿Por qué razón ?

– Porque es posible que te quedes aquí algún tiempo más.

– No lo comprendo.

Oí su risa.

– Esta noche misma lo comprenderás y, por Dios, no vengas otra vez con dos orquídeas.

Por consiguiente me fui con tres orquídeas. Pamela estaba más guapa que nunca. Roger más agradable aún, y la cena que preparó era la mejor del mundo. De primero, sirvió lenguado guarnecido con ostras fritas y salsa holandesa al caviar.

– En mi vida comí cosa igual – tuve que admitir. – Necesito tomar nota de la receta para llevarla a mi mujer.

– Además de las recetas – me dijo el dueño de la casa con aire soñador, – habrá muchas cosas que apuntar.

Os miré a los dos. Ambos sonreían con amistad y simpatía.

– Mi querido, dijo Roger Thompson, – me fío de lo que dice Pamela. Ella me convenció de que eres un hombre de carácter. No obstante, soy hombre y necesito asegurarme.

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–¿Asegurarte ? ¿ De qué ?

– Ésa es la cuestión. ¿ De qué ?

Thompson movía el pescado con el tenedor. En seguida su fisonomía se despejó.

– Mi querido Mario, dijo él, – yo no fui siempre el dueño de un restaurante para gourmets. Mi nombre tampoco ha sido siempre Roger Thompson. Tengo un pasado de muchas aventuras. ¿Tomas un poco más de caviar ?

–¡No te hagas el tonto! dijo Pamela. Me miró. – Mi marido, siguió diciendo, – ya vivió mucho: sucesos graciosos, sucesos tristes y sucesos fenomenales. Siempre creí que alguien debería escribirlo todo. Es necesario que mucha gente sepa lo que le pasó. Podría ser útil.

– ¿Útil ?

– Mi marido es un pacifista convicto.

– El único problema, dijo Roger Thompson, – es el siguiente: – si yo te cuento mi historia ¿ me aseguras que nadie sabrá mi verdadero nombre y tampoco mi dirección ?

– Sí, claro, le dije, te lo aseguro.

Me quedé en los Estados Unidos hasta el 2 de enero de 1959. Cuando me marché había en mi equipaje dieciséis carretes de cintas magnéticas. Cuando salí llevaba para Europa la historia de una vida: las aventuras y las recetas del agente secreto Thomas Lieven.

Hoy creo que me comprenderán y me disculparán mis lectores si yo digo que el hombre que me contó su vida no se llama, claro, ni Roger Thompson ni Thomas Lieven. Comprenderán asimismo que yo no mencioné el nombre de la ciudad donde vive y trabaja él acompañado de su guapa esposa. Añadamos que él se compró el restaurante con el dinero que ganó en la operación con la acciones de la DESU – Deutsche Stahlunion – que contamos en el Prólogo de esa obra.El préstamo del negociante de inmuebles Pierre Muerrli había llevado la suerte a Thomas. Especulaciones sobre las mejores inversiones le hicieron rico. En el verano de 1958, Pamela, munida de los poderes necesarios, cogió el avión para Zurique, llevó a Muerrli sus 717.850 francos, retiró las acciones falsas de la cuenta anónima, las destrozó totalmente y las hizo desaparecer en el wáter de su habitación en el hotel donde se hospedaba. Como Lieven había previsto, todos ganaron dinero y nadie se había perjudicado. Y más aun: nadie se dio cuenta de los orígenes tenebrosos del negocio.

Mientras el avión ganaba velocidad en la pista para volar hacia horizontes lejanos – el Atlántico y el Viejo Mundo, Roger Thompson y su esposa se quedaron en la terraza del aeropuerto. De repente tuve la sensación de que me invadía una añoranza indescriptible. Adiós Pamela, adiós Roger; que seáis siempre felices los dos...

Lo que me has contado lo he escrito. Espero que estés contento. Los últimos metros de cinta sonora pasan por el magnetófono. Thomas Lieven habla ,y yo concluyo mi historia con sus propias palabras:

"Durante toda mi vida desconfié de las grandes palabras y de los grandes héroes.

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Tampoco me gustan los himnos nacionales, los uniformes y los supuestos "hombres fuertes".

"Mi viejo amigo Sabas - el negro retinto del coche - se volvió a Marsella donde nació. Su trabajo consiste en supervisar en el puerto el embarco de cargas".

"Él trata con mucha gente: chinos, alemanes, franceses, ingleses y árabes. Se entiende bien con ellos y viceversa. Dicen cuando se refieren a él: ‘es un buen tío’. Es posible hablarle francamente".

"Yo también en mi pequeño restaurante tengo que hablar con mucha gente: blancos, amarillos y negros. Algunos de mis clientes son judíos, otros cristianos. También hay musulmanes y budistas".

"Me complace imaginar que llegará el día en que todos los hombres cohabitarán en esta tierra tan armoniosamente cuanto los amigos de Sabas y los parroquianos de mi restaurante. ¿Por qué razón lo que funciona bien para centenares de personas es imposible cuando se trata de millones ? Los hombres del muelle dicen que mi amigo Sabas es muy razonable en sus juicios. Me parece que si estuviéramos más dotados de la razón, todos podríamos conseguir lo mismo. Dios nos dio la facultad de pensar. Propongo que, durante algún tiempo nos dediquemos más a reflexionar sobre lo que dicen que creerlo todo sin pensarlo siquiera. Las consecuencias serían seguramente milagrosas. No habría más guerras. Porque como son los hombres los que hacen las guerras, esos mismos hombres deben ser capaces de evitarla".

"Por consiguiente, alzo mi copa a la razón humana. Que la razón nos proteja a todos: blancos, amarillos y negros. Que ella nos quite de este valle donde reina la angustia y nos lleve a un paraíso de alegrías y de paz" (Nuestra traducción)

FIN

Com los augurios del ex agente secreto Thomas Lieven – el James Boom de la época del posguerra mundial de 1945, comienza y a la vez termina su historia.

– ¿Cómo terminar la ensalada?

Por los conocimientos culinarios que tenemos, deducimos que sólo falta mezclar la salsa preparada a la lechuga limpia, lavada y sin humedad.

Coger una ensaladera y los cubiertos para ensalada. Seguir con la preparación de la receta interrumpida. Y ya está. Lista para tomar.¡Buen Provecho!

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BIBLIOGRAFÍA:

ARISTÓTELES. Poética. (1966). Traducción de Eudoro de Souza. Porto Alegre, Globo.

LARROUSSE. (1990). Petit Larousse illustré. Paris, Larousse.

–––––––. (1964) Pequeño Larousse ilustrado. Barcelona, Larousse.

MOLINER, María. Diccionario de uso del español. (1987). Madrid, Gredos. 2 Tomos.

ORTEGA CAVERO, David. (1984). Gran Sopena de Sinónimos y asociación de ideas.

Diccionario analógico de la Lengua Española. Barcelona, Sopena. 2 Tomos.

REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Diccionario de la Lengua española. 21 ed. (Imp 1999).

Madrid. Espasa Calpe. 2 Tomos.

SIMMEL, Johannes Mario. Es muss nicht immer kaviar sein. (1967) Zurich, Schweizer

Verlagshaus AG. Obra original.

SIMMEL, J. Mario. Nem só de caviar vive o Homem. Obra traducida de la original por

Paulo Buarque de Macedo. São Paulo, Círculo do Livro – por cortesía de la Ed. Nova

Fronteira S.A.

UNIVERSIDAD DE SALAMANCA. (1996). Diccionario SALAMANCA de la lengua española. Madrid, Santillana.

NOTAS:

¹. El vocablo comida en nuestro texto se refiere tanto al almuerzo cuanto a la cena. Lo usamos en el sentido de: "Acción de tomar alimentos a una hora determinada del día".

². Johannes Mario Simmel, nació en Viena en 1924. LLegó al colmo de la consagración internacional com el best-séller No sólo de caviar vive el hombre, también presente en la pantalla del cine.

³. Al decir mezcla de los géneros narrativo y dramático me respaldo en el Diccionario SALAMANCA, así como en el propio autor Mario Simmel que nos cuenta en el Epílogo de su "best-seller": "Em agosto de 1958, meus editores enviaram-me, por un mês, aos Estados Unidos. Fiquei quatro meses. Eu deveria colher a documentação para um romance. O romance nunca foi escrito. O que foi escrito foi a historia que você está lendo..."

 

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