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Tres inexactitudes acerca de la lectura

Nombre del Autor: Edgar Allan García

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garsol@ecuanex.net.ec

Palabras clave: literaturas - desmitificar - lecturas literaturas - desmitificar - lecturas literaturas - desmitificar - lecturas

Minicurrículo: Escritor, ha ganado dos veces el Premio Nacional de Literatura Infantil de su país, la última en 1999. Desde la publicación de su primer volumen en 1991, ha hecho conocer 16 libros, participado en 22 y colaborado en otros 7.

Resumo: Não ler não significa ignorância: há povos ágrafos mienários e contemporâneos donos de uma grande sabedoria. Cada dia se lê mais, porém há muitas leituras possíveis diferentes da visão oficial sobre o tema. A tão ansiada criatividade não está nas academias e sim na poesia, e também nas ruas. É hora de transgredir os axiomas mais trilhados.

Resumen: No leer no significa ignorancia: hay pueblos ágrafos milenarios y contemporáneos dueños de una gran sabiduría. Cada día se lee más, pero hay muchas lecturas posibles aparte de la visión oficial sobre el tema. La tan ansiada creatividad no está en las academias sino en la poesía, y sí: también en la calle. Es hora de transgredir los axiomas más trillados.

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Inexactitud 1: "Cada día se lee menos".

Esta es una aseveración que se cae por su propio peso, pues no hay que echar mano de ninguna estadística para darse cuenta de que a  comienzos del siglo XXI se lee mucho más que a principios del siglo XX, cuando las grandes mayorías tenían un acceso restringido o nulo a la educación formal. Es por
otro lado evidente que el tiraje de los periódicos y revistas aumenta cada año, a fin de cubrir las necesidades de lectura de una población creciente; que las editoriales -especializadas en las cada vez más variadas gamas del periodismo, la literatura, la investigación científica, los nuevos paradigmas, etc.- viven un auge sin precedentes, en tanto exuberantes ferias de libros se multiplican por el mundo entero; y que una multitud de libros, seminarios, talleres y encuentros con este, giran en torno a cómo enseñar a leer, disfrutar de la lectura, analizar textos de diversos géneros, y sercada vez más autónomos, críticos y creativos en torno a los libros leídos.

Como si esto fuera poco, ahora se editan "libros" en internet, cunden las revistas on line, se multiplican los talleres a distancia tanto de lectura como de creatividad, y estamos cada vez más al día de las últimas novedades editoriales, los concursos literarios y los premios más importantes en el mundo entero.

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Inexactitud 2: "Un pueblo que no lee, es un pueblo ignorante."

Es un hecho que los libros sagrados de todas las religiones, así como los mitos y leyendas de todas las culturas, han sido concebidos con la más alta poesía de la que el ser humano ha sido capaz. No se nos escapa sin embargo que hay una aparente paradoja en esta constatación: dichas raíces fundadoras
y fundamentales de la humanidad, narradas a contraviento de generación en generación, y puestas sobre el papel años, e incluso siglos más tarde, nacieron en el corazón de innumerables pueblos que no conocían la escritura ni la lectura -salvo acaso las elites gobernantes-, pero que en cambio
sabían (saben) "leer" en el viento, en las estrellas o en las grietas de los sueños, realidades que los libros muchas veces no pueden expresar.

Esos pueblos no sólo pertenecen al pasado, como quiere hacernos creer cierta Historia "boba": conviven con nosotros en los montañas de los Andes, en las selvas amazónicas, en las planicies de Australia, en las estepas mongólicas, o en los desiertos de Medio Oriente. Sus magníficas historias -ahora muchas
de ellas en libros de difusión masiva- constituyen una summa de símbolos aun no descifrados y de enseñanzas esenciales que asombran por su textura poética y su resonancia filosófica, sin por ello olvidar la multitud arrullos, décimas, tonadas, coplas, amorfinos, refranes, adivinanzas, corridos, villancicos, trabalenguas, seguidillas, fandangos, conjuros, canciones de cuna y cuentos fantásticos que son nada menos que el hueso y la sangre de nuestra identidad como raza humana.

Es cierto, estos pueblos podrían desaparecer si no acceden al intrincado lenguaje de la "civilización" -que no es otra cosa que castración simple y cruda- para así defender en el terreno de la cultura dominante, su derecho a la vida en todas sus formas, pero de ahí a decir que un pueblo es  "ignorante" si no lee libros es ir demasiado lejos en nuestra visión etnocéntrica del mundo. Es preciso pues en este campo acabar de enterrar a Sarmiento y resucitar a Martí, quien decía que "no hay batalla entre la
civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza."

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Inexactitud 3: Sin la lectura formal, las "masas" se hundirán aun más en la estupidez y la falta de creatividad.

De las tres inexactitudes que abordaré en esta breve exposición, esta es sin duda la más controvertida, pero debo confesar que me encanta el barullo que genera el desconcierto y hasta la ira de quienes se sienten "atacados" en sus ideas más incuestionables. Es cierto, en los últimos 30 años se ha hecho
mucho énfasis en la estupidez creciente de las "masas" que "no leen" sino que a duras penas vegetan frente al televisor y el radio, pero reflexionemos un momento en lo siguiente:

A)Si bien es cierto lo que llamamos "información" no es otra cosa que una forma sofisticada de desinformación y manipulación colectiva, nunca antes en la historia "las masas" han estado más "informadas" que ahora; y horror de horrores, aquellos que se consideran elite (porque "leen") comparten la misma "información" que las "masas" a través de los noticiarios radiales y televisivos, con lo cual se demuestra que a la hora del té no están más libres de la desinformación y la manipulación que el resto.

B) Con frecuencia olvidamos que muchos segmentos del mundo audiovisual se crearon a partir de una matriz: el guión literario. Así pues, no hay película, telenovela o documental que no haya partido de un texto literario adaptado o ad hoc; por tanto, de forma indirecta, tanto las "masas" como las "elites" tienen un contacto permanente con la literatura transformada en imágenes y audio.

C) El que escucha día tras día la radio, ¿qué hace sino tararear un conjunto de poemas a los que se les ha puesto música?; pues bien, es así cómo la poesía sigue viviendo en nuestros mundos como en el tiempo en que reinaban los juglares, los trovadores y los palladores.

D) El que es sumergido por una película del "cable", sin por ello dejar de leer uno solo de sus subtítulos, ¿no está acaso practicando la lectura mediante un libreto teatral que correspondería más o menos a 50 páginas por cada filme?

E) Y ni qué decir de esa creciente población que accede al mundo del internet y que, a más de leer anuncios publicitarios, chistes, recetas de cocina, informes médicos, relaciones históricas y notas de actualidad, practica cada vez más la -hasta hace pocos años olvidada- costumbre de escribir/leer cartas: a estas alturas nadie dejará de reconocer que el género epistolar ha vuelto con fuerza arrolladora gracias al fenómeno de los "e mail".

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Y respecto de la creatividad, quiero precisar lo siguiente antes de mi crucifixión: bien mirado, hay dos grupos socioculturales que no dejan de crear desde el interior mismo de la palabra: los poetas y los marginales. Así como los poetas arrinconan, cortejan o fuerzan a la palabra hasta que ésta pare luciérnagas en medio de la oscuridad de las palabras rituales y, por tanto, desgastadas por el uso, los grupos marginales: la patota de la barriada, los  habitantes de las cárceles, los que sobreviven en garitos y cuchitriles, crean de manera cotidiana un puñado de palabras que meses, o años más tarde -una vez desmontada su carga original- son de uso común en las calles por las que transitamos todos. Para estos grupos, la necesidad de ser diferentes respecto de la "elites" (fieles sirvientes de la Academia de la Lengua, amén de otros cinturones de castidad) y la urgencia de comunicarse al margen de la escucha de las "fuerzas del orden", ha desembocado en un fenómeno sociolinguístico conocido como la "jerga" y la "coba", que a veces trasciende a ciertos graffiti considerados "poco literarios" por la intelectualidad reinante. Es pues falso que la "masa" (término en verdad espantoso) no sea creativa, por el solo "pecado" de no leer: por el contrario lo es en grado sumo, como lo son los niños que aun no han sido atrapados por las reglas inflexibles del lenguaje, como lo son los jóvenes que al sentirse diferentes acceden con más facilidad a formas de comunicación y expresión no oficiales.

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Quiero finalizar explicando que no estoy en contra de la lectura de libros, todo lo contrario: como escritor, profesor de literatura y coordinador de talleres de creatividad literaria, creo en las inmensas posibilidades que nos brinda la lectura (tema que sería motivo de otra ponencia), pero este condicionamiento de vida no me ciega ante la riqueza de otros mundos que, no por desconocidos son menos reales, máxime cuando -como escritor- me he nutrido de aquello y de aquellos para los que el mundo no tiene ojos para descubrirlos desde una perspectiva diferente.

Creo además en la necesidad de convertir al comic, a la novelita de amor, a las canciones que se escuchan todos los días en la radio y a las películas, en fuentes cotidianas de fascinación, no sólo en buenas trampas para los renuentes a los libros de poesía o de ficción.  Creo también en la necesidad
de leer la "otra literatura": artículos, noticias, reportajes, entrevistas, reseñas, anécdotas... no sólo para que la lectura de los estudiantes se diversifique sino para que de esta manera se afine la conciencia crítica y se acreciente la libertad al momento de escoger el mundo en el que queremos vivir.

 

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