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ARTÍCULO ON LINE
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      Contacto
      lingüístico español-kreyol 
      en una comunidad cubano-haitiana de Santiago de Cuba
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      Nombre del Autor: Vicente Jesús Figueroa
      Arencibia | 
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       rancho@teleda.get.tur.cu  | 
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       Palabras clave: Kreyol - Lingüística - Cuba  | 
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       Minicurrículo: Llicenciado en Filología en la Universidad de Bucarest,Ph.D. en Lingüística Románica en la Universidad Carolina de Praga. Doctor en Filología en la Universidad de La Habana. Fue profesor del Departamento de Letras en la Universidad de Oriente (Santiago de Cuba), lector de español en la Universidad Carolina de Praga y profesor invitado en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (Perú). Profesor en el Departamento de Español-Literatura de la Universidad Pedagógica de La Habana. Enseña Lingüística General, Romanística, Estilística, Dialectología, Sociolingüística y Semiótica.  | 
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       Resumo: 
      Durante o
      século XIX a região sul-oriental cubana se caracterizou por uma elevada
      proporção de população de origem africana (livre e escrava) e por uma
      forte imigração procedente do Haiti. Esta imigração franco-haitiana foi importante
      não só do ponto de vista econômico (incentivou o cultivo do café e da
      cana de açúcar), mas também cultural. Junto ao refinamento dos colonos franceses
      chegaram os costumes, ritos, cantos, danças e a língua dos escravos: o
      kreyol. Esta situação contribuiu para o contato entre o espanhol regional
      e o kreyol, e entre este e a fala bozal.  | 
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       Resumen: Durante el siglo XIX
      la región suroriental cubana se caracterizó
      por una elevada proporción de población de origen africano (libre y
      esclava) y por una fuerte inmigración procedente de Haití. Esta
      inmigración francohaitiana fue importante no
      sólo desde el punto de vista económico (impulsó el cultivo del café y
      de la caña de azúcar), sino también cultural. Junto al refinamiento de
      los colonos franceses llegaron las costumbres, ritos, cantos, bailes y la
      lengua de los esclavos: el kreyol. Esta
      situación contribuyó al contacto entre el español regional y el kreyol,
      y entre éste y el habla bozal.  | 
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      Desde
      1791 y hasta principios del siglo XIX la Revolución haitiana provocó una
      corriente migratoria de plantadores franceses junto a integrantes de sus
      antiguas dotaciones de esclavos hacia Cuba, cuyo destino principal serían
      Santiago de Cuba y Guantánamo. (Millet 1987
      :72)     
      El censo de 1800 indica que en cada calle de Santiago de Cuba se
      habían instalado decenas de inmigrantes blancos y también numerosos
      negros y mulatos libres y esclavos, sin incluir los que estaban en los
      montes.     
      En 1801, luego de la ocupación de Santo Domingo por Louverture,
      nuevos refugiados de origen francés y colonos dominicanos con sus
      esclavos arribaron a las costas de la región suroriental
      cubana. En agosto de 1802 el capitán general de Cuba ordenó al
      gobernador oriental que respetase  «el
      bando de 1796, cuya letra exigía que los negros que se trajeran a puerto
      fueran bozales.» (Portuondo 1994b
      :177) Sin embargo, esta medida en la práctica no funcionó, pues
      la avalancha migratoria procedente de Saint-Domingue
      era indetenible. Hasta enero de 1804 el monto
      total de inmigrantes fue de 18 430.( ibid
      :191)  Ese mismo año el
      gobernador del Departamento Oriental expresaba su preocupación al
      respecto: «Eso se va a inundar de franceses de todo color, lo que puede
      ocasionar graves perjuicios a toda la Ysla
      sobre todo hablando de Negros y Mulatos: y si la enfermedad es violenta
      también pueden serlo los medicamentos.»(ibid
      :178)     
      Según el empadronamiento de la población de la ciudad de Santiago
      de Cuba en 1808 (Pérez 1975 :372), los 33 881
      habitantes estaban desglosados como sigue:                                           
      Peninsulares y criollos             
      Franceses       
      Blancos                                
      8146                                   
      2651       
      Mulatos libres                      
      5726                                   
      1851       
      Negros libres                  
            3500                                      
      45       
      Mulatos esclavos                    
      748                                     
      307       
      Negros esclavos                   
      8309                                    
      2150       
      Total              
                          26450                                    
      7004     
      La tabla anterior nos indica que franceses y haitianos constituían
      en 1808 el 20,93% de la población de Santiago de Cuba; de ella el 62,15%
      estaba formada por negros y mulatos (libres y esclavos).      
      La cuantía de la inmigración franco-haitiana ha sido calculada en
      aproximadamente 30 000 personas, en una Santiago con poco más de 10 000
      habitantes.(Millet
      1987 :72-73; Martínez 1989 : 7; Perl 1981
      :166)     
      Aunque al principio el flujo migratorio recibió toda la ayuda
      necesaria por parte de las autoridades españolas, influyendo en la vida
      económica y cultural de la región, la guerra entre España y Francia
      ocasionó en 1809 la expatriación de todos los franceses no naturalizados
      en Cuba.(Perl 1981 :166-167)     
      En lo concerniente a Santiago de Cuba, Olga Portuondo
      señala que las cifras de expulsados son falsas, pues se escamoteó la
      presencia de muchos negros libres y esclavos provenientes de Saint-Domingue
      en los campos y en la ciudad. En las cartas del gobernador oriental al
      capitán general de Cuba, aquel se defendía de las reiteradas acusaciones,
      sobre todo por parte de la Iglesia, de proteger a los franceses, y
      desvirtuaba la impugnación de permitir cantidades de esclavos no bozales
      a  los propietarios
      cafetaleros. (1994b :192) Al respecto señala: Elementos
      conservadores del clero, poco propicios a favorecer el progreso de los
      naturalizados franceses después de la expulsión, no se ocultaban para
      criticar su comportamiento. Es así como sabemos que, además de incumplir
      ellos y sus esclavos con los deberes para con la iglesia, «también se
      encontraron en las distintas haciendas, cafetales de él / o sea del
      partido/ Franceses de diferentes clases y sexos que ni fueron
      naturalizados por el Sr. capitán general, ni tampoco por la junta de
      vigilancia, por lo qual fueron exportados y
      clandestinamente se han vuelto a introducir por puertos extraordinarios y
      permanecen solapados en dichas haciendas.»(ibid
      :192-193)  
         Según esta destacada historiadora, hubo un
      encubrimiento de las cifras de expulsión. Por una parte, el gobernador
      oriental tuvo una constante preocupación por disfrazar la existencia de
      la población ladina y criolla de Saint-Domingue
      dentro de la jurisdicción de Cuba, y por demostrar que los esclavos
      naturalizados procedían de las costas de Africa.
      Por otra parte, los jornaleros mulatos y negros libres no podían comprar
      sus pasajes de regreso debido a sus bajos ingresos y a que a una buena
      parte de ellos ni siquiera se les pagó cuando los contratadores
      debieron marchar, por lo que fueron amparados o se 
      escondieron en los montes. El incremento del cimarronaje
      por esos años en las montañas orientales, pudiera tener que ver con todo
      esto.(ibid
      :193-194) 
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        Entre 1792 y 1838, del total de esclavos criollos -
      incluidos los cubanos que constituían el 52,20 % - los haitianos
      representaban el 18,26% en la región suroriental
      cubana. Era el grupo de criollos extranjeros más numeroso, seguido por
      los criollos dominicanos, que representaban el 17,27%. (Cremé 
      1994 :21) Si excluimos a los criollos
      cubanos, el grupo haitiano constituía el 38,32%, mientras que el
      dominicano el 33,22%. Si sumamos a los criollos haitianos con los criollos
      provenientes de otras colonias francesas del Caribe, todos ellos formaban
      el 41,62% del total de criollos extranjeros traídos a la región suroriental
      de Cuba.     
      Referencias a la presencia francohaitiana
      en los primeros años de la década del 40 del siglo XIX, las encontramos
      en el viajero Rosemond de Beauvallon
      quien, procedente de Guadalupe, quedó impresionado al ver que todas las
      personas que lo rodeaban a su arribo al puerto de Santiago 
      de Cuba hablaban francés. Otro viajero, Jean Simon,
      empleado de rentas de Haití, al llegar a Santiago de Cuba en julio de
      1863 para visitar a sus familiares expresó: «(...)
      no es de desatenderse, al menos en este departamento, donde los negros de
      las ciudades y de las fincas hablaban el francés de Haití,
      frecuentemente con exclusión de todo otro idioma (...).» (Portuondo 1994 :195-196)     
      De lo analizado hasta aquí se desprende que durante el siglo XIX
      la región suroriental cubana se caracterizó
      por una elevada proporción de población de origen africano (libre y
      esclava) y por una fuerte inmigración procedente de Haití. Esta
      inmigración francohaitiana fue importante no
      sólo desde el punto de vista económico (impulsó el cultivo del café y
      de la caña de azúcar), sino también cultural. Junto al refinamiento de
      los colonos franceses llegaron las costumbres, ritos, cantos, bailes y la
      lengua de los esclavos: el kreyol. Esta
      situación contribuyó al contacto entre el español regional y el kreyol,
      y entre éste y el habla bozal.     
      Las tres primeras décadas del presente siglo estuvieron marcadas
      por la llegada de centenares de miles de braceros procedentes de Haití, 
      Jamaica, Barbados, Granada, San Vicente y otros puntos de Las
      Antillas. Esta inmigración, asentada sobre todo en Santiago de Cuba y
      Guantánamo, constituyó el 40 % del total de los inmigrantes que llegaron
      a Cuba en ese período. Sólo Haití y Jamaica aportaron el 95 % de los
      braceros. Entre 1902 y 1913 arribaron a costas cubanas alrededor de 190
      000 haitianos. (González 1984: 58) De 1913 a 1930 llegaron
      aproximadamente 500 000 haitianos; entre 1913 y 1921 lo hicieron 75 000
      jamaicanos. (Millet 1987 :73-74)     
      El monto de esta inmigración haitiana y jamaicana durante los
      primeros veintitrés años del  siglo
      XX  fue el siguiente:                                                         
      Haitianos     
             Jamaicanos          
      Dominicanos                      
      1901-1910                  
      37,000                       
      147                      
      264                      
      1911-1920                  
      75,575                  
      82,195                    
      1133                            
      1921                     
      12,043                     
      7,868                      
      290                            
      1922                          
      850                     
      5,016                      
      265                         
         1923                     
      11,088                     
      5,844                      
      150     
      Esta inmigración fue fomentada por la necesidad de mano de obra
      barata que tenían las grandes compañías norteamericanas. En lo que
      respecta a Haití, constituía a su vez una válvula de escape para
      aliviar la tensión interna existente en ese país. (Castor 1983
      :59) Por otra parte, la inmigración haitiana contó con el beneplácito
      de los gobiernos cubanos de la época, que daban cobertura legal a los
      intereses de las compañías azucareras yanquis y de la oligarquía
      nacional.     
      La ley del 90 % de racionalización del trabajo, aplicada en 1933,
      puso freno a la corriente migratoria antillana. Fueron repatriados
      entonces 8 000 haitianos. Los que se quedaron en Cuba tuvieron que
      confinarse en las zonas rurales, donde establecieron comunidades y
      trabajaban sin el más mínimo amparo legal.     
      Según Pérez de la Riva, « a diferencia de otras nacionalidades
      que integran el flujo migratorio, los haitianos construyeron en Cuba
      comunidades estables muy cohesionadas y de una rara estabilidad geográfica.»
      (1975 :51)     
      Esos inmigrantes haitianos han conservado sus tradiciones, sus
      costumbres, sus bailes, su religión y su lengua. Su influencia sobre la
      población cubana se aprecia tanto en la vida espiritual como en la
      material. Las actividades religiosas han contribuido al intercambio entre
      los dos pueblos. A fines de 1922 se publicó en El
      Heraldo de Cuba un artículo en el que se señala la conservación
      de las tradiciones por parte de los haitianos y su introducción en la
      cultura cubana a través de los negros cubanos. 
      Por otro lado, la larga convivencia entre cubanos y haitianos ha
      contribuido a la adquisición de costumbres alimentarias
      haitianas por parte de la población cubana en las comunidades rurales. (Millet
      1987)  | 
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      El contacto entre haitianos y cubanos se ha manifestado más
      ampliamente en el marco de la familia, pues las características de esta
      segunda oleada de haitianos contribuyó a los vínculos
      exogámicos. Según J. Millet, este tipo de vínculo
      de la familia haitiana era apreciable ya antes de 1959, y se extendió
      posteriormente debido a la ampliación de los márgenes de acción social
      de los haitianos y sus descendientes. (ibid
      :77)     
      Por otra parte, es necesario tener presente la dinámica y las
      influencias existentes entre las diferentes raíces culturales de la región
      suroriental cubana: la raíz afro, la hispánica
      y la franco-haitiana; «el vínculo entre estos últimos y los núcleos de
      esclavos domésticos santiagueros, provocaron cambios notables en cantos,
      ritmos y la percusión, que transcienden durante la república mediatizada.»(Duharte
      s.a. :8)     
      Es a partir de estas premisas históricas que nos propusimos
      investigar el contacto lingüístico español-kreyol
      en la comunidad cubano-haitiana  de
      Barrancas[1],
      ubicada en una zona rural del municipio de Palma Soriano en la provincia
      de Santiago de Cuba. Con este fin se hizo un trabajo de campo en dicha
      comunidad durante cinco días, lo que nos permitió realizar grabaciones in
      situ a haitianos (H) y sus descendientes de primera (D1) y
      segunda generación (D2), de ambos sexos, tanto en español como en kreyol
      (esta lengua se encuentra en estado disglósico[2],
      pues su empleo se reduce al marco de la familia y algunas actividades
      socioculturales y religiosas),  para
      estudiar el influjo recíproco entre las 
      dos lenguas. Se analizó el comportamiento de diversos rasgos en
      ambas lenguas, en los que se aprecia el resultado del contacto lingüístico,
      pero hasta el presente sólo se ha trabajado estadísticamente el
      tratamiento de /-s/ y /-r/  mediales
      y finales en el corpus grabado en español , y
      el de los fonemas  /ε/, /É/,
      /z/ y /γ/ en  las
      grabaciones que se hicieron en kreyol.[3]
           
      Uno de los primeros indicios sobre el influjo del kreyol
      en el español se encuentra  en
      el prólogo del Diccionario provincial
      ..., de E. Pichardo, quien
      señala que «en la mitad oriental de ella [de la Isla] se conservaron más
      las [voces] nativas ó preponderaron las de su vecina Haití.»(1875
      :IX)     
      En el acta de la sesión pública ordinaria del 5 de noviembre de
      1882 de la Sociedad Antropológica de Cuba, donde aparece la respuesta
      dada a las preocupaciones enviadas por el lingüista H. Schuchardt,
      se plantea que el «francés criollo aún se habla en algunas fincas del
      interior de la provincia de Santiago de Cuba.»( Martínez
      1989 :15)     
      Posteriormente en las Crónicas
      de Santiago de Cuba, E. Bacardí
      hace referencia a la presencia del kreyol en
      esta ciudad, al plantear que Dejar
      de mencionar el «francés criollo» en las Crónicas de Santiago de Cuba,
      sería dejar pasar por alto algo muy típico de nuestra comarca (...). Los
      esclavos de franceses tenían un habla especial: la «jerigonza, francés
      criollo, patua», mezcla de la lengua francesa
      y de distintos dialectos de tribus africanas. Con ella se entendían con
      sus dueños, con ella entre sí, é hiciéronla
      extensiva también, no sólo á sus convecinos de la misma condición de
      raza y suerte, sino que aún á los demás esclavos á quienes la maldad
      humana continuó introduciendo de las costas de Guinea.(1909
      :412-413)     
      La cita anterior de E. Bacardí no sólo
      nos permite apreciar la importancia y la influencia 
      del kreyol en la región suroriental
      cubana, sino nos evidencia, y esto es fundamental, que los haitianos
      hicieron extensiva su lengua a los esclavos bozales. Esta idea es
      reafirmada cuando plantea que «extendida en Santiago de Cuba la jerga,
      dialecto o corrupción de lengua, francés y dialectos africanos, que
      usaba y usa en Haití la generalidad de sus habitantes, hízose
      aquí también el francés criollo lengua de los esclavos (...).»(ibid
      :193)     
      También F. Ortiz se refirió al contacto bozal-haitiano. Al
      respecto señala: Los
      negros y mulatos haitianos encontraron (...) negros de nación dajomé,
      arará, majino, sabalú
      y otros de iguales étnias, lingüísticas y
      musicales antecedentes, o sea de la misma cultura, y se fueron entendiendo
      apenas lograron una nueva  fase
      en su transculturación idiomática, formando una nueva habla, mezcla del créole
      afrofrancés de Haití con el criollo afrohispano
      de Cuba. En ese ambiente cubano-haitiano, de santería y de vodú,
      surgieron de los «cabildos de nación» los grupos religiosos y
      diversivos de las tumbas francesas.(1955
      :120-121)     
      Según I. Martínez Gordo, en la cita anterior «se nota no sólo
      la presencia del criollo de Haití en Cuba (francés criollo), sino también
      nos informa sobre la influencia que tuvo esta lengua, particularmente en
      Santiago de Cuba, al definirlo como algo típico de esta región.»(1985
      :335)     
      Por  otro lado, resulta
      muy interesante la alusión  a
      una transculturación idiomática que forma una nueva habla, mezcla del kreyol
      y del criollo afrohispano de Cuba. En primer
      lugar, reconoce F. Ortiz la existencia de un criollo afrohispano
      en Cuba, mezcla del español y de las lenguas africanas. En segundo lugar,
      plantea el surgimiento de una nueva lengua, mezcla de ese criollo afrohispano
      cubano y el afrofrancés haitiano.     
      Martínez Gordo también analiza el trabajo sobre el llamado «patois
      cubain», de F. Boytel Jambú, en el que éste acepta la formación y
      existencia en el siglo XIX de una lengua criolla cubana a la que denomina patua
      cubano, como resultado  del
      contacto entre el criollo haitiano y el español.(1983, 1985 :336, 1989) 
      Esta destacada investigadora agrega que « a través del
      vocabulario de Boytel, no puede obtenerse una
      idea general de esta supuesta lengua, pues la estructura en forma de
      glosario impide definir diversos fenómenos gramaticales (...).»(1983
      :166)  | 
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      Otro testimonio de este contacto lingüístico es el trabajo «La
      lengua créole en la tumba francesa», de D.
      J. Bernard, quien señaló que «concretamente,
      el créole de la tumba francesa es una mezcla
      de lo que ha sobrevivido de esa lengua, con el español de Cuba,
      constituyendo una muestra práctica de cómo pueden operar los mecanismos
      de asimilación interétnica, en el plano lingüístico.»(apud
      Martínez 1985 :336)  Es
      indudable que en lo concerniente al llamado patois
      cubain quedan muchas interrogantes
      por dilucidar, para lo cual sería necesario realizar una investigación más
      profunda, con el inconveniente de la ausencia de testimonios.       
      Sin embargo, el propio F. Boytel planteó
      que «el patois-cubano 
      básicamente es patois-haitiano y
      difiere solamente de aquel en los nombres propios de la región y en la
      abundancia de hispanismos y en el afrancesamiento de muchas palabras
      españolas.»(apud
      Martínez 1989 :21) Por otra parte, un hablante nativo de Haití a quien
      se le mostró el glosario reconoció que más del 90% del léxico
      registrado por Boytel existe en el kreyol
      hablado actualmente en ese país.     
      De cualquier forma, los testimonios de 
      E. Bacardí, 
      F. Ortiz y F. Boytel 
      resultan  de gran
      valor, por cuanto revelan el estrecho contacto de 
      los haitianos con los esclavos bozales. Desde el punto de vista
      lingüístico ambos debieron ejercer su influjo en la formación del español
      no estándar de la región suroriental cubana.
      Las estrategias de adquisición  
      del español  por parte
      de los haitianos  no pudieron
      ser muy diferentes de  las que
      presentaban los esclavos recién traídos de Africa.
            
      Aquel kreyol cubano, según F. Boytel Jambú desapareció «cuando el Grito de
      Yara
      retumbó en las Sierras.»(apud Martínez 1989
      :47); pero, sin dudas, debió dejar su huella en el español 
      de la región.(Pichardo :IX)      
      Si el kreyol de aquella primera oleada
      pudo haber desaparecido, «los trabajadores emigrados 
      haitianos que se establecieron en la primera mitad del siglo XX en
      esta misma región oriental y hasta Camagüey, introdujeron de nuevo la
      lengua criolla en Cuba.»( Yacou
      1975 :406, apud Martínez 1989 :33)        
      En la actualidad, los haitianos de las comunidades rurales hablan
      en kreyol entre sí y con sus descendientes,
      pero al dirigirse  a los
      cubanos utilizan un español con rasgos bozaloides.
      Los descendientes de primera y segunda generación 
      emplean el  kreyol
      en el marco de la familia, que es predominantemente extensiva. En los
      descendientes de tercera generación se observa un debilitamiento del
      empleo de esa lengua. En las ceremonias, ritos y cultos religiosos, los
      cantos, las invocaciones y los rezos se dicen en kreyol.
      Los cubanos casados con haitianos o con sus descendientes entienden
      generalmente la lengua criolla, y en ocasiones la hablan con cierto
      dominio. Los campesinos cubanos que han trabajado o convivido durante
      mucho tiempo con haitianos logran cierto nivel de comprensión en kreyol.(Barrios
      1995, Ourdy 1997)      
      Como se ha podido apreciar hasta aquí, la presencia de haitianos
      en la región suroriental cubana fue fuerte
      durante el siglo XIX y la primera mitad del XX. El kreyol
      se relacionó  tanto 
      con el habla bozal como con el español.       
      El español hablado actualmente por los haitianos presenta algunas
      características semejantes a las que se encuentran en los textos bozales
      del siglo XIX, por ejemplo:   
           
      a)Tendencia general a la omisión de /-s/ medial y final (tanto no morfemática
      como morfemática nominal y verbal): 
      mayemasá, comida de lo[Ø] jimagua[Ø] ..,el vie[l]ne e[Ø]
      la gran fie[Ø]ta 
      de lo[Ø] santo[Ø], de[]pué[]
      yo trabaja doce año[],
      la muje[l] dice siete hijo[]
      mío[],
      ¿cuánto[]
      hijo[]
      tú tiene[]?
      En algunos casos /-s/ final se conserva debido a la resilabificación,
      por ejemplo: lo sijo[],
      lo[]
      die saño[].     
      b)La lateralización de /-r/ medial y
      final es un fenómeno bastante extendido: pa tú hace[l] una comida ..., yo no acue[l]do
      eso,
      ti vo a dici[l]
      ..., el pa[]to[l]
      que no[]
      visitaba, de[]pué[]
      va do[l]mí.  En ocasiones, 
      /-r/ se omite, sobre todo en los infinitivos, al igual que en
      kreyol:
      yo me gu[]ta
      hablá[]
      ca[]tellano,
      pe(ro) cue[l]po
      se va a caé[].     
      c)Ausencia de concordancia genérica: 
      una casa malo, pero no se moja, la gente rico tú no tiene na
      que ve[l] con ello[Æ], 
      como la[]
      cosa[]
      tan e[]caso[]
      ..., criamo[]
      mucho[]
      gallina[].     
      d)Ausencia del artículo definido: (los) haitiano[Ø] casi todo[Ø]
      son anciano[Ø], pe(ro) (el) cue[l]po
      se va a caé[Ø], a cincuenta centavo[Ø] (la
      ) tonelá.     
      e)Supresión de preposiciones: cuando yo viní ici
      (a) Cuba, ta casao
      (con) cinco mujere[Ø], no son iguale[Ø] que
      (en) Haití, y yo vi (a) mi paisano. No
      siempre se suprimen las preposiciones. En ocasiones son confundidas, por
      ejemplo: ello[Ø] se dedican 
      en negocio.     
      f)Cambios en el paradigma verbal, debido
      a la ausencia de concordancia entre el sujeto y el verbo, la sustitución
      de otra variante del mismo paradigma (cambio de tiempo, modo, persona y número).(Ortiz
      1996) Ejemplos: yo viní aquí pa pasá, de[Ø]pué[Ø]
      yo trabaja doce año[Ø], yo piensa cuando pasa mil año[Ø]. ..,
      de[Ø]pué[Ø] 
      yo cogé cosa, cuando nosotro[Ø] 
      viene, yo sembrá café. 
      Junto a estas formas pueden aparecer las correctas, incluso en un
      mismo informante.     
      La explicación de estos rasgos lingüísticos podría estar en el
      aprendizaje incompleto del español y 
      en  la extrapolación
      de formas haitianas debido a la interferencia lingüística del sistema
      criollo haitiano.       
      Las características de este español haitiano hablado en la región
      suroriental cubana, nos permiten acercarnos a
      las posibles actuaciones lingüísticas de los inmigrantes que llegaron
      durante el siglo XIX. En este sentido, según L. Ortiz, no se debe «descartar
      la influencia que pudieron haber tenido esas comunidades de haitianos en
      el habla de cubanos de la ruralía, quienes
      compartieron socialmente con estas comunidades haitianas, como postula F. Boytel
      en su hipótesis del  Patois
      Cubain.»(1996
      :7)  | 
  |
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      Por otra parte, esas coincidencias podrían servir para analizar
      los criterios de E. Bacardí y F. Ortiz 
      respecto  al
      surgimiento de un nuevo código lingüístico a partir del contacto entre
      el kreyol y el habla bozal. 
      La interferencia entre las dos variantes de español debió ocurrir,
      pero al tener, tanto los haitianos como los bozales, dificultades muy
      semejantes en el aprendizaje del español, las dos variantes presentaban
      similitudes que pudieron conducir, incluso, a que 
      se confundiesen ambos grupos durante el siglo XIX.     
      Dado el alto porcentaje de población de origen africano y haitiano
      en la región suroriental cubana durante el
      siglo XIX, las variantes lingüísticas empleadas por los dos grupos deben
      haber ejercido su influencia en la formación del español no estándar
      regional. Este influjo se mantuvo durante la segunda mitad del siglo XX
      con la llegada de los braceros haitianos. 
      La migración de población rural hacia las ciudades, que aumentó
      a partir de 1959, debió contribuir a afianzar determinadas tendencias
      lingüísticas sobre todo en zonas urbanas periféricas.     
      Al
      respecto, J. Lipski, quien se ha ocupado del estudio del español haitiano
      de República Dominicana, señala que éste es «the result of the
      imperfect acquisition of Spanish by speakers of another language.»(1994a
      :26) Y agrega: «the interpenetration of Spanish and Haitian Creole in
      Santo Domingo has been so through that most Dominicans themselves are
      unaware of the true extend of Haitian/creole influence on vernacular
      Dominican Spanish.»(ibid :45) A.Influjo
      del español en el kreyol. (cfr.
      Ourdy 1997)     
      El kreyol posee un sistema vocálico
      constituido por siete vocales orales, tres nasales y dos semivocales.
      Entre las orales resulta importante la oposición entre abierta y cerrada
      que se da en las parejas /e/
      - /e/ y /É/
      - /o/, pues este tipo de oposición no existe en español. De ahí nuestro
      interés en analizar el comportamiento de las vocales orales abiertas en kreyol.     
      Por su parte, el sistema consonántico del kreyol
      presenta algunos fonemas inexistentes en español; de éstos estudiaremos 
      /g/
      (r uvular) y  /z/ (s sonora).
      En kreyol /z/ establece una oposición con 
      /s/ (s sorda).     
      Estos fonemas del kreyol hablado por
      los haitianos y sus descendientes en la comunidad de Barranca, deben haber
      sufrido cambios fonéticos bajo el influjo de la articulación de los
      fonemas existentes en el español regional. a)
      El fonema /e/.     
      En kreyol 
      /e/
      se opone a  /e/, por ejemplo: ke
      [ke] ‘cola’ y kè
      [ke]
      `corazón’. En el  kreyol
      hablado en Barranca,  /e/
      tiende ligeramente a cerrarse, pues de 787 posibilidades de realización
      en el corpus analizado, en 632 casos se mantiene abierta para un 80,30%,
      mientras que en 155 casos se cierra para un 19,70%.     
      Entre los haitianos esto ocurrió en un 19,4%; los descendientes de
      primera generación la cerraron en 20,6% y los de segunda en un 22,5%.
      Como se puede apreciar la diferencia entre las tres variables
      generacionales fue muy leve, aunque con tendencia a aumentar en los
      descendientes. La explicación a esto puede estar en las características
      de la familia haitiana que, de generación en generación
      , tiende  a nuclearse
      alrededor del padre de origen haitiano, lo que favorece la transmisión
      oral de las tradiciones culturales y de la lengua de padre a hijo y de
      abuelo a nieto. Los descendientes de haitianos siempre han estado
      obligados a emplear el kreyol cuando están en
      la casa. Debido al poco conocimiento del español que tienen los
      haitianos, el uso de la lengua materna es la única posibilidad de
      establecer la comunicación interfamiliar.     
      Ejemplos de empleo de /e/ en lugar de 
      /e/
      : -travay
      ke nou fe
      (f/e/ en vez de f/e/)
      ‘el trabajo que hacemos’. -poum
      wé  fre
      yo (fr/e/ en vez de fr/e/)
      ‘para ver a los hermanos’. -yo
      jwe manchet 
      (manch/e/t en vez de manch/e/t)
      ‘hacen juego de machete’. -nou
      konet fanmi nou (kon/e/t
      en vez de kon/e/t)
      ‘conocemos a nuestra familia’. -yo
      ba yo limye
      (limy/e/ en vez de limy/e/)
      ‘les dan luz’. b)
      El fonema /É/.     
      En kreyol 
      /É/
      se opone a  /o/ (cerrada), por
      ejemplo: koli
      [koli] ‘paquete’ y kò li [kÉli]
      ‘su cuerpo’. En la muestra analizada, de 596 posibilidades de
      realización de /É/,
      ésta se conservó abierta en 454 ocasiones para un 76,17%, y se cerró en
      142 casos (23,83%).     
      Entre los haitianos  /É/
      se realizó como /o/  en un
      22,1%; entre los descendientes de primera generación esto ocurrió en un
      23,2%; y entre los de segunda, en un 25,1%.  | 
  |
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      En comparación con  /e/, 
      /É/
      presenta mayor tendencia a cerrarse. La diferencia es de un 4,13%.     
      Ejemplos de empleo de /o/ en lugar de /É/: -wap
      fè yon banboch
      (banb/o/ch en vez
      de banb/É/ch)
      ‘estás haciendo una fiesta’. -yo
      vini, nou ale lot bo a (l/o/t en vez de l/É/)
      ‘ellos vienen, nosotros vamos allá’. -le
      yo vini yo tire potre nou (p/o/tre en
      vez de p/É/tre)
      ‘cuando vienen nos tiran fotos’. -m
      soti nan Rara (s/o/ti en vez de s/É/ti)
      ‘salí del grupo Rara’. -yo
      kom moun ki gen Iwa
      (k/o/m en vez de k/É/m)
      “se hacen como gente poseída’. c)
      El fonema /g/.
           
      Este fonema  en kreyol
      es uvular como en francés. Dada la inexistencia de este fonema en español,
      donde es apical, en el kreyol hablado en
      Barranca tiende a pronunciarse apical. De 354 posibilidades de realización
      de /g/
      en el corpus analizado, éste se conservó como uvular en 261
      oportunidades (73,8%) y se convirtió en apical en 93 para un 26,2%.     
      Los haitianos pronunciaron  /g/
      como apical en un 12,6%; los descendientes de primera generación lo
      hicieron en un 27,4%, y los de segunda en un 40,9%. En comparación con
      los fonemas analizados anteriormente se aprecia un mayor influjo del español,
      sobre todo entre los descendientes de segunda generación.     
      Ejemplos de empleo de /r/ en lugar de /g/: -pran
      ‘coger’ – [prã] en vez de [pgã]. -premyè
      ‘primera’- [premie] en vez de [pgemie]. -retire
      ‘retirar, quitar’ – [retire] en vez de [getige]. -relasyon
      ‘relación’ – [relasiõ] en vez de [gelasiõ]. c)
      El fonema /z/.     
      Debido a que en español no existe 
      /z/ (sonora), sino sólo  /s/
      (sorda), los hablantes de kreyol tienden a ensordercerla.
      De 769 posibilidades de realización de /z/, en 501 se conservó como
      sonora para un 65,2%  y en 268
      se ensordeció para un 34,8%.     
      Si entre los haitianos  /z/
      se convirtió en /s/ en sólo un 8,9%, entre los descendientes de primera
      generación esto ocurrió en un 15,2% y entre los de segunda en un 49,1%.
      En este caso la variable sexual aportó rasgos significativos, pues 
      los hombres la ensordecieron  
      en un 24,4%, mientras que las mujeres lo hicieron en un 48,7% (en
      los haitianos fue de 6,5% y en las haitianas de un 20,9%; en los hombres
      D1 fue de un 15,2% y en las mujeres D1 de un 59,7%; en los hombres D2 fue
      de un 49.1% y en las mujeres D2 de un 67,7%). Como se puede apreciar, el
      índice de ensordecimiento de /z/ aumentó de un grupo generacional a
      otro, y siempre fue superior entre las mujeres.     
      Ejemplos de empleo de /s/ en lugar de /z/: -kousen
      ‘primo’ – [kusã] en vez de [kuzã]. -anmise
      ‘divertirse’ – [ãmise] en vez de [ãmize]. -safé
      ‘asunto’ – [safe] en vez de [zafe]. -fómalise
      ‘formalizar’ – [fomalise] en vez de [fomalize]. -peyisan 
      ‘paisano’- [pe:isã]
      en vez de [pe:izã]. B.
      Influjo dell kreyol en el español. a)     
      El
      fonema  /-s/. (cfr.
      Figueroa 1998, 1999, en prensa.      
      En Barranca, de un total de 356 posibilidades de realización de
      /-s/ en 15 oportunidades se conservó como [-s] para un 4,21%, en 20 se
      realizó como [-h] (aspirada) para un 5,62%, y en 321 se elidió para un 
      90,17%.     
      En el caso de /-s/ medial, esta se omitió en un 85,33 %, se realizó
      como aspirada en un 10,67 %, y como sibilante en un 4,00 %. La elisión
      fue superior entre los haitianos (97,74 %) que entre los descendientes de
      primera generación (84,61 %) y los de segunda generación (80,00 %). Los
      datos que aporta la variable sexual demuestran que los hombres omiten más
      que las mujeres, con un 90,90 % y un 80,95 %, respectivamente.     
      En lo  referente a /-s/
      final de palabra, la deleción fue de un 91,46
      %; a la aspiración y a la variante sibilante les correspondieron un 4,27
      %, respectivamente. Los haitianos la elidieron en un 96,25 %, los
      descendientes de primera generación en un 91,67 % y los de segunda
      generación en un 88, 07 %. La omisión fue superior entre los hombres
      (93,89 %) que entre las mujeres (89,33 %).      
      Ejemplos de omisión de /-s/: -tan
      con[ø]truyendo mucho[ø] hotel[ø]. -e[ø]tamo[ø] 
      pasando necesidade[ø] de agua que no
      e[ø]  fácil. -entre
      ella[ø], la[ø] cancione[ø] que má[ø]
      me gu[ø]tan 
      son  la[ø] de Ana Grabiel. -son
      la[ø] cosa[ø] que tú ve[ø]  en
      el  ho[ø]pital. b)     
      El
      fonema /-r/.  | 
  |
| 
           
      La neutralización de /-r/ y /-l/ es un fenómeno que se da en las
      modalidades del español peninsular meridional. Sin embargo, mientras en
      éstas la tendencia predominante es la vibrantización
      de  /-l/, en las zonas de América
      donde hubo contacto con las lenguas africanas, en especial las bantúes,
      ocurre lo contrario: 
      /-r/ tiende a lateralizarse. Esto ha sido comprobado en los
      textos afrohispánicos peninsulares y
      americanos en los que se refleja el habla del negro en siglos pasados. Según
      J. Lipski  
      /-r/  resultaba “un
      sonido mal definido que, al oído africano que no conocía las consonantes
      vibrantes, más se parecía a /l/ que a /r/.” (1994ª
      :190)  Este destacado
      afrohispanista señala que “also frequent in Afro-Hispanic texts (...)
      is the shift /r/ > /l/ (…).  Interchange
      of /l/ and /r/ in the syllabe onset occurred sporadically in
      Ibero-Romance, although the shift of /l/ to /r/ was more frequent. In the
      contemporary Andalusian Spanish, the same process occasionally occurs, but
      never with the frequency found in bozal texts.” (1995
      :138-139)     
      Este fonema en posición medial se lateralizó en un 73,97 %. Según
      la variable generacional el comportamiento fue divergente, pues entre los
      haitianos la variante lateral alcanzó un 66,67 %, mientras que a la omisión
      le correspondió el 27,78 % (el restante 5,55 % es de la variante
      vibrante). Los descendientes de primera generación lateralizaron /-r/
      medial en un 80,00 % (la elisión se redujo a un 8,00 %, la vocalización 
      tuvo un 8,00 % y la variante vibrante un 4,00 %). Entre los
      descendientes de segunda generación la variante lateral constituyó el
      73,33 %, la variante vocalizada aumentó a un 13,33 %, mientras que la
      omisión y la variante vibrante solo fueron de un 6,67 %, respectivamente.
      La lateralización fue superior entre los hombres (76,93 %) en comparación
      con las mujeres (70,59%). Sin embargo, si estas omitieron /-r/ en un 17,65
      %, los hombres la vocalizaron en un 12,80 % (el resto de los por cientos
      en ambos sexos corresponden a otras variantes).     
      En el caso de /-r/ final de palabra, la variante lateral alcanzó
      el 65,33 %, la deleción el 24,00 %, la
      variante vocalizada  el 8,00 %
      y la vibrante el 2,67 %. Entre los haitianos la lateralización fue de un
      52,00 % y la elisión de un 48,00 %; entre los descendientes de primera
      generación la variante lateralizada subió a un 69,57 %, mientras que la
      omisión descendió a un 17,38 % (a la variante vocalizada le correspondió
      el 8,70 % y a la vibrante el 4,35 %); la lateralización fue aún mayor
      (74,08 %) entre los descendientes de segunda generación, quienes también
      vocalizaron más (14,82%) que los informantes de primera generación; sin
      embargo, en los de segunda generación la elisión se redujo a un 7,40 % y
      la variante vibrante solo tuvo un 3,70 %. Los resultados obtenidos en la
      variable sexual difieren de los que se ofrecieron para /-r/ medial en lo
      referente al empleo de la variante lateral, pues las mujeres lateralizaron
      /-r/ final de palabra en un 73,53 % y los hombres lo hicieron en un 58,53
      %; sin embargo los hombres la vocalizaron en un 12,20 % y las mujeres solo
      en un 2,94 % (la omisión fue de un 26,83 % entre los informantes
      masculinos y de un 20,59 % entre los femeninos; los hombres utilizaron la
      variante vibrante en un 2,44 % y las mujeres en un 2,90 %).     
      Es indudable que el contacto con el kreyol
      incidió en la polarización de una tendencia proveniente del mediodía
      peninsular. Los haitianos, al emplear el español como L2, sólo tenían
      dos opciones: la omisión de /-r/ debido al predominio de la estructura
      silábica CV en su lengua, o su lateralización porque en el sistema fonológico
      de su lengua no existía la oposición /-r/ - /-l/, de ahí que tendan
      a convertir  /-r/ en /-l/, que
      es el único fonema líquido conocido implosiva. Algo semejante debió
      ocurrir con los haitianos de la primera oleada. Los resultados obtenidos
      en el español hablado por los haitianos así lo demuestran. En el kreyol
      no existe /-r/ medial ni final, pero sí /-l/ en esas dos posiciones, por
      ejemplo: jounal < fr. journal, 
      lamé<fr. l’armée.     
      Ejemplos de lateralización de /-r/: -po[ø]que
      tuve que ocupa[l]me de mis he[l]mano[ø]. -siempre
      e[ø]tábamo[ø] 
      a[l]mando fie[ø]ta[ø]
      en el pa[l]que. -mandaban
      a bu[ø]ca[l] 
      haitiano[ø]. -mata[l] 
      macho[ø] ‘cerdos’ ese día no si[l]ve. -e[ø]to 
      debe mejora[l].     
      Lo analizado hasta aquí nos demuestra que 
      ha habido interferencias entre las dos lenguas en la comunidad
      cubano-haitiana de Barranca. En el kreyol se
      manifiestan algunas tendencias en las que se evidencia el influjo del
      sistema fonológico del español regional. La tendencia a cerrar 
      las vocales abiertas /ε/ y /Ì/,
      a ensordecer /z/ y a convertir /g/
      en apical aparece en todos los informantes, sobre todo entre los
      descendientes de haitianos. Todas estas tendencias implican una
      simplificación del sistema fonológico del kreyol
      debido a interferencias del español. 
      Estas mismas tendencias debieron existir entre los haitianos de la
      primera oleada y sus descendientes.     
      Por su parte, el kreyol 
      ha incidido en la polarización de algunas tendencias que se
      manifiestan de forma más moderada en otras modalidades del español. La
      omisión de /-s/ fue elevada entre todos los informantes, pero sobre todo
      entre los haitianos y en la variable sexual masculina. La lateralización
      de /-r/ alcanzó altos por cientos en los descendientes de haitianos,
      mientras que en estos últimos no se pueden desestimar los casos de omisión
      (27,78 % en posición medial y 48,00 % en posición final de palabra).     
      El español hablado por los haitianos de la comunidad, en lo
      concerniente a los rasgos analizados, no difiere mucho de lo que se
      aprecia en muestras de habla bozal cubana del siglo XIX. Los resultados
      obtenidos aquí nos permiten aproximarnos a las estrategias de adquisición
      del español por parte de los haitianos de la primera oleada, y valorar el
      papel desempeñado por su variante de español, al igual que por el habla
      bozal, en la formación del español no estándar de la región suroriental
      cubana. En las dos variantes del español (la haitiana y la bozal) se
      aprecia una convergencia[4]
      con tendencias propias del español peninsular meridional, en lo que
      respecta a los rasgos lingüísticos estudiados. Ambas deben haber
      incidido en la polarización de esas tendencias que se 
      manifiestan actualmente en el español no estándar 
      regional.  | 
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      de Saint-Domingue au cours de la [1] Una caracterización histórica, económica y sociocultural de la comunidad de Barranca aparece en las páginas 21-22 de la tesis doctoral de V. Jesús Figueroa Arencibia, y en las páginas 59-62 de la tesis de licenciatura de Pierre Jean Ourdy, que se encuentran en la bibliografía. [2] Sobre el estado diglósico del kreyol se pueden consultar las páginas 55-59 de la tesis de Pierre Jean Ourdy. [3]
        Para una mayor precisión sobre las variables dependientes e
        independientes empleadas en la investigación véanse la tesis doctoral
        de V.Jesús Figueroa Arencibia
        y la tesis de licenciatura de Pierre Jean Ourdy
        que aparecen en la bibliografía. En su investigación Pierre J. Ourdy
        trabajó con doce informantes: seis 
        masculinos y seis  femeninos,
        atendiendo a la variable sexual; cuatro haitianos, cuatro D1 y cuatro
        D2, según la variable generacional. Por su parte, Jesús Figueroa tuvo
        una muestra de seis informantes: tres masculinos y tres femeninos; dos
        haitianos, dos D1 y dos D2. [4] Para el concepto de interferencia y convergencia lingüísticas confiero Sociolingüística, de H. López Morales, pág. 165 y sgtes; Español de América, ..., de Germán de Granda, pág. 314 y sgtes, 338-339.  | 
  
| Sobre el autor: | 
| nombre: Vicente Jesús Figueroa Arencibia | 
| E-mail: rancho@teleda.get.tur.cu | 
| Home-page: [no disponible] | 
| Sobre el texto: Texto insertado en la revista Hispanista no 13  | 
    
| Informaciones
        bibliográficas: FIGUEROA ARENCIBIA, Vicente Jesús & OURDY, Pierre Jean. Contacto lingüístico español-kreyol en una comunidad cubano-haitiana de Santiago de Cuba http://www.hispanista.com.br/revista/artigo114esp.htm  |