|
ARTÍCULO ON LINE
114 |
Contacto
lingüístico español-kreyol
en una comunidad cubano-haitiana de Santiago de Cuba
|
|
Nombre del Autor: Vicente Jesús Figueroa
Arencibia |
||
rancho@teleda.get.tur.cu |
||
Palabras clave: Kreyol - Lingüística - Cuba |
||
Minicurrículo: Llicenciado en Filología en la Universidad de Bucarest,Ph.D. en Lingüística Románica en la Universidad Carolina de Praga. Doctor en Filología en la Universidad de La Habana. Fue profesor del Departamento de Letras en la Universidad de Oriente (Santiago de Cuba), lector de español en la Universidad Carolina de Praga y profesor invitado en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa (Perú). Profesor en el Departamento de Español-Literatura de la Universidad Pedagógica de La Habana. Enseña Lingüística General, Romanística, Estilística, Dialectología, Sociolingüística y Semiótica. |
||
Resumo:
Durante o
século XIX a região sul-oriental cubana se caracterizou por uma elevada
proporção de população de origem africana (livre e escrava) e por uma
forte imigração procedente do Haiti. Esta imigração franco-haitiana foi importante
não só do ponto de vista econômico (incentivou o cultivo do café e da
cana de açúcar), mas também cultural. Junto ao refinamento dos colonos franceses
chegaram os costumes, ritos, cantos, danças e a língua dos escravos: o
kreyol. Esta situação contribuiu para o contato entre o espanhol regional
e o kreyol, e entre este e a fala bozal. |
||
Resumen: Durante el siglo XIX
la región suroriental cubana se caracterizó
por una elevada proporción de población de origen africano (libre y
esclava) y por una fuerte inmigración procedente de Haití. Esta
inmigración francohaitiana fue importante no
sólo desde el punto de vista económico (impulsó el cultivo del café y
de la caña de azúcar), sino también cultural. Junto al refinamiento de
los colonos franceses llegaron las costumbres, ritos, cantos, bailes y la
lengua de los esclavos: el kreyol. Esta
situación contribuyó al contacto entre el español regional y el kreyol,
y entre éste y el habla bozal. |
Desde
1791 y hasta principios del siglo XIX la Revolución haitiana provocó una
corriente migratoria de plantadores franceses junto a integrantes de sus
antiguas dotaciones de esclavos hacia Cuba, cuyo destino principal serían
Santiago de Cuba y Guantánamo. (Millet 1987
:72)
El censo de 1800 indica que en cada calle de Santiago de Cuba se
habían instalado decenas de inmigrantes blancos y también numerosos
negros y mulatos libres y esclavos, sin incluir los que estaban en los
montes.
En 1801, luego de la ocupación de Santo Domingo por Louverture,
nuevos refugiados de origen francés y colonos dominicanos con sus
esclavos arribaron a las costas de la región suroriental
cubana. En agosto de 1802 el capitán general de Cuba ordenó al
gobernador oriental que respetase «el
bando de 1796, cuya letra exigía que los negros que se trajeran a puerto
fueran bozales.» (Portuondo 1994b
:177) Sin embargo, esta medida en la práctica no funcionó, pues
la avalancha migratoria procedente de Saint-Domingue
era indetenible. Hasta enero de 1804 el monto
total de inmigrantes fue de 18 430.( ibid
:191) Ese mismo año el
gobernador del Departamento Oriental expresaba su preocupación al
respecto: «Eso se va a inundar de franceses de todo color, lo que puede
ocasionar graves perjuicios a toda la Ysla
sobre todo hablando de Negros y Mulatos: y si la enfermedad es violenta
también pueden serlo los medicamentos.»(ibid
:178)
Según el empadronamiento de la población de la ciudad de Santiago
de Cuba en 1808 (Pérez 1975 :372), los 33 881
habitantes estaban desglosados como sigue:
Peninsulares y criollos
Franceses
Blancos
8146
2651
Mulatos libres
5726
1851
Negros libres
3500
45
Mulatos esclavos
748
307
Negros esclavos
8309
2150
Total
26450
7004
La tabla anterior nos indica que franceses y haitianos constituían
en 1808 el 20,93% de la población de Santiago de Cuba; de ella el 62,15%
estaba formada por negros y mulatos (libres y esclavos).
La cuantía de la inmigración franco-haitiana ha sido calculada en
aproximadamente 30 000 personas, en una Santiago con poco más de 10 000
habitantes.(Millet
1987 :72-73; Martínez 1989 : 7; Perl 1981
:166)
Aunque al principio el flujo migratorio recibió toda la ayuda
necesaria por parte de las autoridades españolas, influyendo en la vida
económica y cultural de la región, la guerra entre España y Francia
ocasionó en 1809 la expatriación de todos los franceses no naturalizados
en Cuba.(Perl 1981 :166-167)
En lo concerniente a Santiago de Cuba, Olga Portuondo
señala que las cifras de expulsados son falsas, pues se escamoteó la
presencia de muchos negros libres y esclavos provenientes de Saint-Domingue
en los campos y en la ciudad. En las cartas del gobernador oriental al
capitán general de Cuba, aquel se defendía de las reiteradas acusaciones,
sobre todo por parte de la Iglesia, de proteger a los franceses, y
desvirtuaba la impugnación de permitir cantidades de esclavos no bozales
a los propietarios
cafetaleros. (1994b :192) Al respecto señala: Elementos
conservadores del clero, poco propicios a favorecer el progreso de los
naturalizados franceses después de la expulsión, no se ocultaban para
criticar su comportamiento. Es así como sabemos que, además de incumplir
ellos y sus esclavos con los deberes para con la iglesia, «también se
encontraron en las distintas haciendas, cafetales de él / o sea del
partido/ Franceses de diferentes clases y sexos que ni fueron
naturalizados por el Sr. capitán general, ni tampoco por la junta de
vigilancia, por lo qual fueron exportados y
clandestinamente se han vuelto a introducir por puertos extraordinarios y
permanecen solapados en dichas haciendas.»(ibid
:192-193)
Según esta destacada historiadora, hubo un
encubrimiento de las cifras de expulsión. Por una parte, el gobernador
oriental tuvo una constante preocupación por disfrazar la existencia de
la población ladina y criolla de Saint-Domingue
dentro de la jurisdicción de Cuba, y por demostrar que los esclavos
naturalizados procedían de las costas de Africa.
Por otra parte, los jornaleros mulatos y negros libres no podían comprar
sus pasajes de regreso debido a sus bajos ingresos y a que a una buena
parte de ellos ni siquiera se les pagó cuando los contratadores
debieron marchar, por lo que fueron amparados o se
escondieron en los montes. El incremento del cimarronaje
por esos años en las montañas orientales, pudiera tener que ver con todo
esto.(ibid
:193-194)
|
|
Entre 1792 y 1838, del total de esclavos criollos -
incluidos los cubanos que constituían el 52,20 % - los haitianos
representaban el 18,26% en la región suroriental
cubana. Era el grupo de criollos extranjeros más numeroso, seguido por
los criollos dominicanos, que representaban el 17,27%. (Cremé
1994 :21) Si excluimos a los criollos
cubanos, el grupo haitiano constituía el 38,32%, mientras que el
dominicano el 33,22%. Si sumamos a los criollos haitianos con los criollos
provenientes de otras colonias francesas del Caribe, todos ellos formaban
el 41,62% del total de criollos extranjeros traídos a la región suroriental
de Cuba.
Referencias a la presencia francohaitiana
en los primeros años de la década del 40 del siglo XIX, las encontramos
en el viajero Rosemond de Beauvallon
quien, procedente de Guadalupe, quedó impresionado al ver que todas las
personas que lo rodeaban a su arribo al puerto de Santiago
de Cuba hablaban francés. Otro viajero, Jean Simon,
empleado de rentas de Haití, al llegar a Santiago de Cuba en julio de
1863 para visitar a sus familiares expresó: «(...)
no es de desatenderse, al menos en este departamento, donde los negros de
las ciudades y de las fincas hablaban el francés de Haití,
frecuentemente con exclusión de todo otro idioma (...).» (Portuondo 1994 :195-196)
De lo analizado hasta aquí se desprende que durante el siglo XIX
la región suroriental cubana se caracterizó
por una elevada proporción de población de origen africano (libre y
esclava) y por una fuerte inmigración procedente de Haití. Esta
inmigración francohaitiana fue importante no
sólo desde el punto de vista económico (impulsó el cultivo del café y
de la caña de azúcar), sino también cultural. Junto al refinamiento de
los colonos franceses llegaron las costumbres, ritos, cantos, bailes y la
lengua de los esclavos: el kreyol. Esta
situación contribuyó al contacto entre el español regional y el kreyol,
y entre éste y el habla bozal.
Las tres primeras décadas del presente siglo estuvieron marcadas
por la llegada de centenares de miles de braceros procedentes de Haití,
Jamaica, Barbados, Granada, San Vicente y otros puntos de Las
Antillas. Esta inmigración, asentada sobre todo en Santiago de Cuba y
Guantánamo, constituyó el 40 % del total de los inmigrantes que llegaron
a Cuba en ese período. Sólo Haití y Jamaica aportaron el 95 % de los
braceros. Entre 1902 y 1913 arribaron a costas cubanas alrededor de 190
000 haitianos. (González 1984: 58) De 1913 a 1930 llegaron
aproximadamente 500 000 haitianos; entre 1913 y 1921 lo hicieron 75 000
jamaicanos. (Millet 1987 :73-74)
El monto de esta inmigración haitiana y jamaicana durante los
primeros veintitrés años del siglo
XX fue el siguiente:
Haitianos
Jamaicanos
Dominicanos
1901-1910
37,000
147
264
1911-1920
75,575
82,195
1133
1921
12,043
7,868
290
1922
850
5,016
265
1923
11,088
5,844
150
Esta inmigración fue fomentada por la necesidad de mano de obra
barata que tenían las grandes compañías norteamericanas. En lo que
respecta a Haití, constituía a su vez una válvula de escape para
aliviar la tensión interna existente en ese país. (Castor 1983
:59) Por otra parte, la inmigración haitiana contó con el beneplácito
de los gobiernos cubanos de la época, que daban cobertura legal a los
intereses de las compañías azucareras yanquis y de la oligarquía
nacional.
La ley del 90 % de racionalización del trabajo, aplicada en 1933,
puso freno a la corriente migratoria antillana. Fueron repatriados
entonces 8 000 haitianos. Los que se quedaron en Cuba tuvieron que
confinarse en las zonas rurales, donde establecieron comunidades y
trabajaban sin el más mínimo amparo legal.
Según Pérez de la Riva, « a diferencia de otras nacionalidades
que integran el flujo migratorio, los haitianos construyeron en Cuba
comunidades estables muy cohesionadas y de una rara estabilidad geográfica.»
(1975 :51)
Esos inmigrantes haitianos han conservado sus tradiciones, sus
costumbres, sus bailes, su religión y su lengua. Su influencia sobre la
población cubana se aprecia tanto en la vida espiritual como en la
material. Las actividades religiosas han contribuido al intercambio entre
los dos pueblos. A fines de 1922 se publicó en El
Heraldo de Cuba un artículo en el que se señala la conservación
de las tradiciones por parte de los haitianos y su introducción en la
cultura cubana a través de los negros cubanos.
Por otro lado, la larga convivencia entre cubanos y haitianos ha
contribuido a la adquisición de costumbres alimentarias
haitianas por parte de la población cubana en las comunidades rurales. (Millet
1987) |
|
El contacto entre haitianos y cubanos se ha manifestado más
ampliamente en el marco de la familia, pues las características de esta
segunda oleada de haitianos contribuyó a los vínculos
exogámicos. Según J. Millet, este tipo de vínculo
de la familia haitiana era apreciable ya antes de 1959, y se extendió
posteriormente debido a la ampliación de los márgenes de acción social
de los haitianos y sus descendientes. (ibid
:77)
Por otra parte, es necesario tener presente la dinámica y las
influencias existentes entre las diferentes raíces culturales de la región
suroriental cubana: la raíz afro, la hispánica
y la franco-haitiana; «el vínculo entre estos últimos y los núcleos de
esclavos domésticos santiagueros, provocaron cambios notables en cantos,
ritmos y la percusión, que transcienden durante la república mediatizada.»(Duharte
s.a. :8)
Es a partir de estas premisas históricas que nos propusimos
investigar el contacto lingüístico español-kreyol
en la comunidad cubano-haitiana de
Barrancas[1],
ubicada en una zona rural del municipio de Palma Soriano en la provincia
de Santiago de Cuba. Con este fin se hizo un trabajo de campo en dicha
comunidad durante cinco días, lo que nos permitió realizar grabaciones in
situ a haitianos (H) y sus descendientes de primera (D1) y
segunda generación (D2), de ambos sexos, tanto en español como en kreyol
(esta lengua se encuentra en estado disglósico[2],
pues su empleo se reduce al marco de la familia y algunas actividades
socioculturales y religiosas), para
estudiar el influjo recíproco entre las
dos lenguas. Se analizó el comportamiento de diversos rasgos en
ambas lenguas, en los que se aprecia el resultado del contacto lingüístico,
pero hasta el presente sólo se ha trabajado estadísticamente el
tratamiento de /-s/ y /-r/ mediales
y finales en el corpus grabado en español , y
el de los fonemas /ε/, /É/,
/z/ y /γ/ en las
grabaciones que se hicieron en kreyol.[3]
Uno de los primeros indicios sobre el influjo del kreyol
en el español se encuentra en
el prólogo del Diccionario provincial
..., de E. Pichardo, quien
señala que «en la mitad oriental de ella [de la Isla] se conservaron más
las [voces] nativas ó preponderaron las de su vecina Haití.»(1875
:IX)
En el acta de la sesión pública ordinaria del 5 de noviembre de
1882 de la Sociedad Antropológica de Cuba, donde aparece la respuesta
dada a las preocupaciones enviadas por el lingüista H. Schuchardt,
se plantea que el «francés criollo aún se habla en algunas fincas del
interior de la provincia de Santiago de Cuba.»( Martínez
1989 :15)
Posteriormente en las Crónicas
de Santiago de Cuba, E. Bacardí
hace referencia a la presencia del kreyol en
esta ciudad, al plantear que Dejar
de mencionar el «francés criollo» en las Crónicas de Santiago de Cuba,
sería dejar pasar por alto algo muy típico de nuestra comarca (...). Los
esclavos de franceses tenían un habla especial: la «jerigonza, francés
criollo, patua», mezcla de la lengua francesa
y de distintos dialectos de tribus africanas. Con ella se entendían con
sus dueños, con ella entre sí, é hiciéronla
extensiva también, no sólo á sus convecinos de la misma condición de
raza y suerte, sino que aún á los demás esclavos á quienes la maldad
humana continuó introduciendo de las costas de Guinea.(1909
:412-413)
La cita anterior de E. Bacardí no sólo
nos permite apreciar la importancia y la influencia
del kreyol en la región suroriental
cubana, sino nos evidencia, y esto es fundamental, que los haitianos
hicieron extensiva su lengua a los esclavos bozales. Esta idea es
reafirmada cuando plantea que «extendida en Santiago de Cuba la jerga,
dialecto o corrupción de lengua, francés y dialectos africanos, que
usaba y usa en Haití la generalidad de sus habitantes, hízose
aquí también el francés criollo lengua de los esclavos (...).»(ibid
:193)
También F. Ortiz se refirió al contacto bozal-haitiano. Al
respecto señala: Los
negros y mulatos haitianos encontraron (...) negros de nación dajomé,
arará, majino, sabalú
y otros de iguales étnias, lingüísticas y
musicales antecedentes, o sea de la misma cultura, y se fueron entendiendo
apenas lograron una nueva fase
en su transculturación idiomática, formando una nueva habla, mezcla del créole
afrofrancés de Haití con el criollo afrohispano
de Cuba. En ese ambiente cubano-haitiano, de santería y de vodú,
surgieron de los «cabildos de nación» los grupos religiosos y
diversivos de las tumbas francesas.(1955
:120-121)
Según I. Martínez Gordo, en la cita anterior «se nota no sólo
la presencia del criollo de Haití en Cuba (francés criollo), sino también
nos informa sobre la influencia que tuvo esta lengua, particularmente en
Santiago de Cuba, al definirlo como algo típico de esta región.»(1985
:335)
Por otro lado, resulta
muy interesante la alusión a
una transculturación idiomática que forma una nueva habla, mezcla del kreyol
y del criollo afrohispano de Cuba. En primer
lugar, reconoce F. Ortiz la existencia de un criollo afrohispano
en Cuba, mezcla del español y de las lenguas africanas. En segundo lugar,
plantea el surgimiento de una nueva lengua, mezcla de ese criollo afrohispano
cubano y el afrofrancés haitiano.
Martínez Gordo también analiza el trabajo sobre el llamado «patois
cubain», de F. Boytel Jambú, en el que éste acepta la formación y
existencia en el siglo XIX de una lengua criolla cubana a la que denomina patua
cubano, como resultado del
contacto entre el criollo haitiano y el español.(1983, 1985 :336, 1989)
Esta destacada investigadora agrega que « a través del
vocabulario de Boytel, no puede obtenerse una
idea general de esta supuesta lengua, pues la estructura en forma de
glosario impide definir diversos fenómenos gramaticales (...).»(1983
:166) |
|
Otro testimonio de este contacto lingüístico es el trabajo «La
lengua créole en la tumba francesa», de D.
J. Bernard, quien señaló que «concretamente,
el créole de la tumba francesa es una mezcla
de lo que ha sobrevivido de esa lengua, con el español de Cuba,
constituyendo una muestra práctica de cómo pueden operar los mecanismos
de asimilación interétnica, en el plano lingüístico.»(apud
Martínez 1985 :336) Es
indudable que en lo concerniente al llamado patois
cubain quedan muchas interrogantes
por dilucidar, para lo cual sería necesario realizar una investigación más
profunda, con el inconveniente de la ausencia de testimonios.
Sin embargo, el propio F. Boytel planteó
que «el patois-cubano
básicamente es patois-haitiano y
difiere solamente de aquel en los nombres propios de la región y en la
abundancia de hispanismos y en el afrancesamiento de muchas palabras
españolas.»(apud
Martínez 1989 :21) Por otra parte, un hablante nativo de Haití a quien
se le mostró el glosario reconoció que más del 90% del léxico
registrado por Boytel existe en el kreyol
hablado actualmente en ese país.
De cualquier forma, los testimonios de
E. Bacardí,
F. Ortiz y F. Boytel
resultan de gran
valor, por cuanto revelan el estrecho contacto de
los haitianos con los esclavos bozales. Desde el punto de vista
lingüístico ambos debieron ejercer su influjo en la formación del español
no estándar de la región suroriental cubana.
Las estrategias de adquisición
del español por parte
de los haitianos no pudieron
ser muy diferentes de las que
presentaban los esclavos recién traídos de Africa.
Aquel kreyol cubano, según F. Boytel Jambú desapareció «cuando el Grito de
Yara
retumbó en las Sierras.»(apud Martínez 1989
:47); pero, sin dudas, debió dejar su huella en el español
de la región.(Pichardo :IX)
Si el kreyol de aquella primera oleada
pudo haber desaparecido, «los trabajadores emigrados
haitianos que se establecieron en la primera mitad del siglo XX en
esta misma región oriental y hasta Camagüey, introdujeron de nuevo la
lengua criolla en Cuba.»( Yacou
1975 :406, apud Martínez 1989 :33)
En la actualidad, los haitianos de las comunidades rurales hablan
en kreyol entre sí y con sus descendientes,
pero al dirigirse a los
cubanos utilizan un español con rasgos bozaloides.
Los descendientes de primera y segunda generación
emplean el kreyol
en el marco de la familia, que es predominantemente extensiva. En los
descendientes de tercera generación se observa un debilitamiento del
empleo de esa lengua. En las ceremonias, ritos y cultos religiosos, los
cantos, las invocaciones y los rezos se dicen en kreyol.
Los cubanos casados con haitianos o con sus descendientes entienden
generalmente la lengua criolla, y en ocasiones la hablan con cierto
dominio. Los campesinos cubanos que han trabajado o convivido durante
mucho tiempo con haitianos logran cierto nivel de comprensión en kreyol.(Barrios
1995, Ourdy 1997)
Como se ha podido apreciar hasta aquí, la presencia de haitianos
en la región suroriental cubana fue fuerte
durante el siglo XIX y la primera mitad del XX. El kreyol
se relacionó tanto
con el habla bozal como con el español.
El español hablado actualmente por los haitianos presenta algunas
características semejantes a las que se encuentran en los textos bozales
del siglo XIX, por ejemplo:
a)Tendencia general a la omisión de /-s/ medial y final (tanto no morfemática
como morfemática nominal y verbal):
mayemasá, comida de lo[Ø] jimagua[Ø] ..,el vie[l]ne e[Ø]
la gran fie[Ø]ta
de lo[Ø] santo[Ø], de[]pué[]
yo trabaja doce año[],
la muje[l] dice siete hijo[]
mío[],
¿cuánto[]
hijo[]
tú tiene[]?
En algunos casos /-s/ final se conserva debido a la resilabificación,
por ejemplo: lo sijo[],
lo[]
die saño[].
b)La lateralización de /-r/ medial y
final es un fenómeno bastante extendido: pa tú hace[l] una comida ..., yo no acue[l]do
eso,
ti vo a dici[l]
..., el pa[]to[l]
que no[]
visitaba, de[]pué[]
va do[l]mí. En ocasiones,
/-r/ se omite, sobre todo en los infinitivos, al igual que en
kreyol:
yo me gu[]ta
hablá[]
ca[]tellano,
pe(ro) cue[l]po
se va a caé[].
c)Ausencia de concordancia genérica:
una casa malo, pero no se moja, la gente rico tú no tiene na
que ve[l] con ello[Æ],
como la[]
cosa[]
tan e[]caso[]
..., criamo[]
mucho[]
gallina[].
d)Ausencia del artículo definido: (los) haitiano[Ø] casi todo[Ø]
son anciano[Ø], pe(ro) (el) cue[l]po
se va a caé[Ø], a cincuenta centavo[Ø] (la
) tonelá.
e)Supresión de preposiciones: cuando yo viní ici
(a) Cuba, ta casao
(con) cinco mujere[Ø], no son iguale[Ø] que
(en) Haití, y yo vi (a) mi paisano. No
siempre se suprimen las preposiciones. En ocasiones son confundidas, por
ejemplo: ello[Ø] se dedican
en negocio.
f)Cambios en el paradigma verbal, debido
a la ausencia de concordancia entre el sujeto y el verbo, la sustitución
de otra variante del mismo paradigma (cambio de tiempo, modo, persona y número).(Ortiz
1996) Ejemplos: yo viní aquí pa pasá, de[Ø]pué[Ø]
yo trabaja doce año[Ø], yo piensa cuando pasa mil año[Ø]. ..,
de[Ø]pué[Ø]
yo cogé cosa, cuando nosotro[Ø]
viene, yo sembrá café.
Junto a estas formas pueden aparecer las correctas, incluso en un
mismo informante.
La explicación de estos rasgos lingüísticos podría estar en el
aprendizaje incompleto del español y
en la extrapolación
de formas haitianas debido a la interferencia lingüística del sistema
criollo haitiano.
Las características de este español haitiano hablado en la región
suroriental cubana, nos permiten acercarnos a
las posibles actuaciones lingüísticas de los inmigrantes que llegaron
durante el siglo XIX. En este sentido, según L. Ortiz, no se debe «descartar
la influencia que pudieron haber tenido esas comunidades de haitianos en
el habla de cubanos de la ruralía, quienes
compartieron socialmente con estas comunidades haitianas, como postula F. Boytel
en su hipótesis del Patois
Cubain.»(1996
:7) |
|
Por otra parte, esas coincidencias podrían servir para analizar
los criterios de E. Bacardí y F. Ortiz
respecto al
surgimiento de un nuevo código lingüístico a partir del contacto entre
el kreyol y el habla bozal.
La interferencia entre las dos variantes de español debió ocurrir,
pero al tener, tanto los haitianos como los bozales, dificultades muy
semejantes en el aprendizaje del español, las dos variantes presentaban
similitudes que pudieron conducir, incluso, a que
se confundiesen ambos grupos durante el siglo XIX.
Dado el alto porcentaje de población de origen africano y haitiano
en la región suroriental cubana durante el
siglo XIX, las variantes lingüísticas empleadas por los dos grupos deben
haber ejercido su influencia en la formación del español no estándar
regional. Este influjo se mantuvo durante la segunda mitad del siglo XX
con la llegada de los braceros haitianos.
La migración de población rural hacia las ciudades, que aumentó
a partir de 1959, debió contribuir a afianzar determinadas tendencias
lingüísticas sobre todo en zonas urbanas periféricas.
Al
respecto, J. Lipski, quien se ha ocupado del estudio del español haitiano
de República Dominicana, señala que éste es «the result of the
imperfect acquisition of Spanish by speakers of another language.»(1994a
:26) Y agrega: «the interpenetration of Spanish and Haitian Creole in
Santo Domingo has been so through that most Dominicans themselves are
unaware of the true extend of Haitian/creole influence on vernacular
Dominican Spanish.»(ibid :45) A.Influjo
del español en el kreyol. (cfr.
Ourdy 1997)
El kreyol posee un sistema vocálico
constituido por siete vocales orales, tres nasales y dos semivocales.
Entre las orales resulta importante la oposición entre abierta y cerrada
que se da en las parejas /e/
- /e/ y /É/
- /o/, pues este tipo de oposición no existe en español. De ahí nuestro
interés en analizar el comportamiento de las vocales orales abiertas en kreyol.
Por su parte, el sistema consonántico del kreyol
presenta algunos fonemas inexistentes en español; de éstos estudiaremos
/g/
(r uvular) y /z/ (s sonora).
En kreyol /z/ establece una oposición con
/s/ (s sorda).
Estos fonemas del kreyol hablado por
los haitianos y sus descendientes en la comunidad de Barranca, deben haber
sufrido cambios fonéticos bajo el influjo de la articulación de los
fonemas existentes en el español regional. a)
El fonema /e/.
En kreyol
/e/
se opone a /e/, por ejemplo: ke
[ke] ‘cola’ y kè
[ke]
`corazón’. En el kreyol
hablado en Barranca, /e/
tiende ligeramente a cerrarse, pues de 787 posibilidades de realización
en el corpus analizado, en 632 casos se mantiene abierta para un 80,30%,
mientras que en 155 casos se cierra para un 19,70%.
Entre los haitianos esto ocurrió en un 19,4%; los descendientes de
primera generación la cerraron en 20,6% y los de segunda en un 22,5%.
Como se puede apreciar la diferencia entre las tres variables
generacionales fue muy leve, aunque con tendencia a aumentar en los
descendientes. La explicación a esto puede estar en las características
de la familia haitiana que, de generación en generación
, tiende a nuclearse
alrededor del padre de origen haitiano, lo que favorece la transmisión
oral de las tradiciones culturales y de la lengua de padre a hijo y de
abuelo a nieto. Los descendientes de haitianos siempre han estado
obligados a emplear el kreyol cuando están en
la casa. Debido al poco conocimiento del español que tienen los
haitianos, el uso de la lengua materna es la única posibilidad de
establecer la comunicación interfamiliar.
Ejemplos de empleo de /e/ en lugar de
/e/
: -travay
ke nou fe
(f/e/ en vez de f/e/)
‘el trabajo que hacemos’. -poum
wé fre
yo (fr/e/ en vez de fr/e/)
‘para ver a los hermanos’. -yo
jwe manchet
(manch/e/t en vez de manch/e/t)
‘hacen juego de machete’. -nou
konet fanmi nou (kon/e/t
en vez de kon/e/t)
‘conocemos a nuestra familia’. -yo
ba yo limye
(limy/e/ en vez de limy/e/)
‘les dan luz’. b)
El fonema /É/.
En kreyol
/É/
se opone a /o/ (cerrada), por
ejemplo: koli
[koli] ‘paquete’ y kò li [kÉli]
‘su cuerpo’. En la muestra analizada, de 596 posibilidades de
realización de /É/,
ésta se conservó abierta en 454 ocasiones para un 76,17%, y se cerró en
142 casos (23,83%).
Entre los haitianos /É/
se realizó como /o/ en un
22,1%; entre los descendientes de primera generación esto ocurrió en un
23,2%; y entre los de segunda, en un 25,1%. |
|
En comparación con /e/,
/É/
presenta mayor tendencia a cerrarse. La diferencia es de un 4,13%.
Ejemplos de empleo de /o/ en lugar de /É/: -wap
fè yon banboch
(banb/o/ch en vez
de banb/É/ch)
‘estás haciendo una fiesta’. -yo
vini, nou ale lot bo a (l/o/t en vez de l/É/)
‘ellos vienen, nosotros vamos allá’. -le
yo vini yo tire potre nou (p/o/tre en
vez de p/É/tre)
‘cuando vienen nos tiran fotos’. -m
soti nan Rara (s/o/ti en vez de s/É/ti)
‘salí del grupo Rara’. -yo
kom moun ki gen Iwa
(k/o/m en vez de k/É/m)
“se hacen como gente poseída’. c)
El fonema /g/.
Este fonema en kreyol
es uvular como en francés. Dada la inexistencia de este fonema en español,
donde es apical, en el kreyol hablado en
Barranca tiende a pronunciarse apical. De 354 posibilidades de realización
de /g/
en el corpus analizado, éste se conservó como uvular en 261
oportunidades (73,8%) y se convirtió en apical en 93 para un 26,2%.
Los haitianos pronunciaron /g/
como apical en un 12,6%; los descendientes de primera generación lo
hicieron en un 27,4%, y los de segunda en un 40,9%. En comparación con
los fonemas analizados anteriormente se aprecia un mayor influjo del español,
sobre todo entre los descendientes de segunda generación.
Ejemplos de empleo de /r/ en lugar de /g/: -pran
‘coger’ – [prã] en vez de [pgã]. -premyè
‘primera’- [premie] en vez de [pgemie]. -retire
‘retirar, quitar’ – [retire] en vez de [getige]. -relasyon
‘relación’ – [relasiõ] en vez de [gelasiõ]. c)
El fonema /z/.
Debido a que en español no existe
/z/ (sonora), sino sólo /s/
(sorda), los hablantes de kreyol tienden a ensordercerla.
De 769 posibilidades de realización de /z/, en 501 se conservó como
sonora para un 65,2% y en 268
se ensordeció para un 34,8%.
Si entre los haitianos /z/
se convirtió en /s/ en sólo un 8,9%, entre los descendientes de primera
generación esto ocurrió en un 15,2% y entre los de segunda en un 49,1%.
En este caso la variable sexual aportó rasgos significativos, pues
los hombres la ensordecieron
en un 24,4%, mientras que las mujeres lo hicieron en un 48,7% (en
los haitianos fue de 6,5% y en las haitianas de un 20,9%; en los hombres
D1 fue de un 15,2% y en las mujeres D1 de un 59,7%; en los hombres D2 fue
de un 49.1% y en las mujeres D2 de un 67,7%). Como se puede apreciar, el
índice de ensordecimiento de /z/ aumentó de un grupo generacional a
otro, y siempre fue superior entre las mujeres.
Ejemplos de empleo de /s/ en lugar de /z/: -kousen
‘primo’ – [kusã] en vez de [kuzã]. -anmise
‘divertirse’ – [ãmise] en vez de [ãmize]. -safé
‘asunto’ – [safe] en vez de [zafe]. -fómalise
‘formalizar’ – [fomalise] en vez de [fomalize]. -peyisan
‘paisano’- [pe:isã]
en vez de [pe:izã]. B.
Influjo dell kreyol en el español. a)
El
fonema /-s/. (cfr.
Figueroa 1998, 1999, en prensa.
En Barranca, de un total de 356 posibilidades de realización de
/-s/ en 15 oportunidades se conservó como [-s] para un 4,21%, en 20 se
realizó como [-h] (aspirada) para un 5,62%, y en 321 se elidió para un
90,17%.
En el caso de /-s/ medial, esta se omitió en un 85,33 %, se realizó
como aspirada en un 10,67 %, y como sibilante en un 4,00 %. La elisión
fue superior entre los haitianos (97,74 %) que entre los descendientes de
primera generación (84,61 %) y los de segunda generación (80,00 %). Los
datos que aporta la variable sexual demuestran que los hombres omiten más
que las mujeres, con un 90,90 % y un 80,95 %, respectivamente.
En lo referente a /-s/
final de palabra, la deleción fue de un 91,46
%; a la aspiración y a la variante sibilante les correspondieron un 4,27
%, respectivamente. Los haitianos la elidieron en un 96,25 %, los
descendientes de primera generación en un 91,67 % y los de segunda
generación en un 88, 07 %. La omisión fue superior entre los hombres
(93,89 %) que entre las mujeres (89,33 %).
Ejemplos de omisión de /-s/: -tan
con[ø]truyendo mucho[ø] hotel[ø]. -e[ø]tamo[ø]
pasando necesidade[ø] de agua que no
e[ø] fácil. -entre
ella[ø], la[ø] cancione[ø] que má[ø]
me gu[ø]tan
son la[ø] de Ana Grabiel. -son
la[ø] cosa[ø] que tú ve[ø] en
el ho[ø]pital. b)
El
fonema /-r/. |
|
La neutralización de /-r/ y /-l/ es un fenómeno que se da en las
modalidades del español peninsular meridional. Sin embargo, mientras en
éstas la tendencia predominante es la vibrantización
de /-l/, en las zonas de América
donde hubo contacto con las lenguas africanas, en especial las bantúes,
ocurre lo contrario:
/-r/ tiende a lateralizarse. Esto ha sido comprobado en los
textos afrohispánicos peninsulares y
americanos en los que se refleja el habla del negro en siglos pasados. Según
J. Lipski
/-r/ resultaba “un
sonido mal definido que, al oído africano que no conocía las consonantes
vibrantes, más se parecía a /l/ que a /r/.” (1994ª
:190) Este destacado
afrohispanista señala que “also frequent in Afro-Hispanic texts (...)
is the shift /r/ > /l/ (…). Interchange
of /l/ and /r/ in the syllabe onset occurred sporadically in
Ibero-Romance, although the shift of /l/ to /r/ was more frequent. In the
contemporary Andalusian Spanish, the same process occasionally occurs, but
never with the frequency found in bozal texts.” (1995
:138-139)
Este fonema en posición medial se lateralizó en un 73,97 %. Según
la variable generacional el comportamiento fue divergente, pues entre los
haitianos la variante lateral alcanzó un 66,67 %, mientras que a la omisión
le correspondió el 27,78 % (el restante 5,55 % es de la variante
vibrante). Los descendientes de primera generación lateralizaron /-r/
medial en un 80,00 % (la elisión se redujo a un 8,00 %, la vocalización
tuvo un 8,00 % y la variante vibrante un 4,00 %). Entre los
descendientes de segunda generación la variante lateral constituyó el
73,33 %, la variante vocalizada aumentó a un 13,33 %, mientras que la
omisión y la variante vibrante solo fueron de un 6,67 %, respectivamente.
La lateralización fue superior entre los hombres (76,93 %) en comparación
con las mujeres (70,59%). Sin embargo, si estas omitieron /-r/ en un 17,65
%, los hombres la vocalizaron en un 12,80 % (el resto de los por cientos
en ambos sexos corresponden a otras variantes).
En el caso de /-r/ final de palabra, la variante lateral alcanzó
el 65,33 %, la deleción el 24,00 %, la
variante vocalizada el 8,00 %
y la vibrante el 2,67 %. Entre los haitianos la lateralización fue de un
52,00 % y la elisión de un 48,00 %; entre los descendientes de primera
generación la variante lateralizada subió a un 69,57 %, mientras que la
omisión descendió a un 17,38 % (a la variante vocalizada le correspondió
el 8,70 % y a la vibrante el 4,35 %); la lateralización fue aún mayor
(74,08 %) entre los descendientes de segunda generación, quienes también
vocalizaron más (14,82%) que los informantes de primera generación; sin
embargo, en los de segunda generación la elisión se redujo a un 7,40 % y
la variante vibrante solo tuvo un 3,70 %. Los resultados obtenidos en la
variable sexual difieren de los que se ofrecieron para /-r/ medial en lo
referente al empleo de la variante lateral, pues las mujeres lateralizaron
/-r/ final de palabra en un 73,53 % y los hombres lo hicieron en un 58,53
%; sin embargo los hombres la vocalizaron en un 12,20 % y las mujeres solo
en un 2,94 % (la omisión fue de un 26,83 % entre los informantes
masculinos y de un 20,59 % entre los femeninos; los hombres utilizaron la
variante vibrante en un 2,44 % y las mujeres en un 2,90 %).
Es indudable que el contacto con el kreyol
incidió en la polarización de una tendencia proveniente del mediodía
peninsular. Los haitianos, al emplear el español como L2, sólo tenían
dos opciones: la omisión de /-r/ debido al predominio de la estructura
silábica CV en su lengua, o su lateralización porque en el sistema fonológico
de su lengua no existía la oposición /-r/ - /-l/, de ahí que tendan
a convertir /-r/ en /-l/, que
es el único fonema líquido conocido implosiva. Algo semejante debió
ocurrir con los haitianos de la primera oleada. Los resultados obtenidos
en el español hablado por los haitianos así lo demuestran. En el kreyol
no existe /-r/ medial ni final, pero sí /-l/ en esas dos posiciones, por
ejemplo: jounal < fr. journal,
lamé<fr. l’armée.
Ejemplos de lateralización de /-r/: -po[ø]que
tuve que ocupa[l]me de mis he[l]mano[ø]. -siempre
e[ø]tábamo[ø]
a[l]mando fie[ø]ta[ø]
en el pa[l]que. -mandaban
a bu[ø]ca[l]
haitiano[ø]. -mata[l]
macho[ø] ‘cerdos’ ese día no si[l]ve. -e[ø]to
debe mejora[l].
Lo analizado hasta aquí nos demuestra que
ha habido interferencias entre las dos lenguas en la comunidad
cubano-haitiana de Barranca. En el kreyol se
manifiestan algunas tendencias en las que se evidencia el influjo del
sistema fonológico del español regional. La tendencia a cerrar
las vocales abiertas /ε/ y /Ì/,
a ensordecer /z/ y a convertir /g/
en apical aparece en todos los informantes, sobre todo entre los
descendientes de haitianos. Todas estas tendencias implican una
simplificación del sistema fonológico del kreyol
debido a interferencias del español.
Estas mismas tendencias debieron existir entre los haitianos de la
primera oleada y sus descendientes.
Por su parte, el kreyol
ha incidido en la polarización de algunas tendencias que se
manifiestan de forma más moderada en otras modalidades del español. La
omisión de /-s/ fue elevada entre todos los informantes, pero sobre todo
entre los haitianos y en la variable sexual masculina. La lateralización
de /-r/ alcanzó altos por cientos en los descendientes de haitianos,
mientras que en estos últimos no se pueden desestimar los casos de omisión
(27,78 % en posición medial y 48,00 % en posición final de palabra).
El español hablado por los haitianos de la comunidad, en lo
concerniente a los rasgos analizados, no difiere mucho de lo que se
aprecia en muestras de habla bozal cubana del siglo XIX. Los resultados
obtenidos aquí nos permiten aproximarnos a las estrategias de adquisición
del español por parte de los haitianos de la primera oleada, y valorar el
papel desempeñado por su variante de español, al igual que por el habla
bozal, en la formación del español no estándar de la región suroriental
cubana. En las dos variantes del español (la haitiana y la bozal) se
aprecia una convergencia[4]
con tendencias propias del español peninsular meridional, en lo que
respecta a los rasgos lingüísticos estudiados. Ambas deben haber
incidido en la polarización de esas tendencias que se
manifiestan actualmente en el español no estándar
regional. |
|
BIBLIOGRAFIA Bacardí,
E. (1909). Crónicas de Santiago de
Cuba. España. 3 tomos. Barrios
Montes, O. (1995). Cambios socioculturales en una comunidad
cubano-haitiana. Tesis de licenciatura. Universidad de Oriente. Castor,
Susy (1983). Migraciones
y relaciones internacionales; el caso haitiano-dominicano. Cremé
Ramos, Z. (1994). Pesquizaje
sobre la procedencia de los esclavos en la jurisdicción De
Granda, G. (1994). Español de América,
Español de Africa
y hablas criollas hispánicas. Duharte
Jiménez, R. (1988). El negro en la
sociedad colonial. Santiago de Cuba. Edit.
Oriente. _______________
(s.a.). Geografía, raza y color en Cuba.(inédito). Figueroa
Arencibia, V. J. (1992). Aproximación al
estudio del habla bozal cubana en El
Monte ___________________
(1994). La marca de plural (sintagma nominal) en el español no
estándar
de una
barriada de
Santiago de
Cuba. Anuario
de ___________________
(1995). La marca de plural (sintagma nominal) en el español no
estándar de Santiago de Cuba. Estudios
de literatura y cultura colombianas ___________________
(1999). Rasgos semicriollos en el español no
estándar de la región
suroriental cubana. Lenguas
criollas de base lexical española y
portuguesa. ___________________
(1998).Un rasgo semicriollo en el español no
estándar de la región suroriental
cubana: el tratamiento de /-s/. Tesis doctoral. Universidad de La ___________________
(2001). La lateralización de /-r/ en el español no estándar de la región
suroriental
cubana: un rasgo semicriollo. Anuario
I. Centro de González
Suárez, D. (1984). Análisis de las causas de la inmigración en Cuba. Santiago.
Universidad de Oriente. Santiago de Cuba. 55
:48-64. Lipski,
J. (1985).
On the Weakening of /s/ in bozal Spanish. Neophilologus.
70 :208-216. _______
(1993). On the Non-Creole Basis
for Afro-Caribbean Spanish.
The
University of _______
(1994). El lenguaje afroperuano:
un eslabón
entre Africa
y América.
Anuario
de _______
(1994a). A
New Perspective
on Afro-Dominican
Spanish: the
Haitian _______
(1995). Literary «Africanized» Spanish as a Research Tool: Dating
Consonant Reduction. Romance Philology.
Vol. XLIX. No.2.
November
:128-167. _______
(1996). El español de América.
Madrid. Ediciones Cátedra. López
Morales, H. (1971). Estudios sobre el
español de Cuba. Madrid. Anaya. ______________
(1983). Estratificación
social del
español de San Juan de Puerto Rico.
México. UNAM. ______________
(1992). El español del Caribe.
Madrid. Editorial MAPFRE. ______________
(1989). Sociolingüística.
Madrid. Gredos. Lorenzino(1993).
Algunos rasgos semicriollos en el español
popular dominicano. Anuario __________
(1998). El español caribeño: antecedentes sociohistóricos
y lingüísticos. América Martínez
Gordo, I. (1989). Algunas
consideraciones sobre
Patois
Cubain
de F.
Boytel _______________
(1983). Sobre la hipótesis
de un patois cubano. Anuario
L/L. La Habana. _______________
(1985). Situaciones
de bilingüismo
en Cuba:
apuntes para
su estudio. Millet,
J. y J. Corbea (1987). Presencia haitiana
en el
Oriente de Cuba. Del
Caribe. Santiago de Ortiz,
F. (1975). Los negros esclavos.
La Habana. Editorial de Ciencias Sociales. ______
(1955). Los instrumentos de la música
cubana. Tomo IV. ______
(1922). Los afronegrismos en nuestro lenguaje. Revista
Bimembre Cubana. XVII. Ortiz
López, L.A. (1996). El español haitiano en
Cuba y su relación con el habla bozal.
Lenguas Ourdy,
P. (1997). Análisis
de algunos rasgos lingüísticos del kreyol
hablado en la comunidad cubano-haitiana de Barranca. Tesis de licenciatura.
Univerdad
de Pérez
de la Riva, J. (1975). El Barracón y
otros ensayos. La Habana. Edit.
Ciencias Sociales. Pérez
Dionisio, M. (1996). La inmigración hispana en Santiago de Cuba.
Estudios de historia Perl,
M. (1981). La influencia del francés y del francés criollo en el español
del Caribe. Islas. ______ (1988). Rasgos postcriollos léxicos en el lenguaje coloquial cubano. Bogotá. Pichardo
y Tapia, E. (1875). Diccionario
provincial casi razonado de voces y frases cubanas. Portuondo,
O. (1987). La región de Guantánamo: de la producción de consumo a la de
mercancía. Del
Caribe. Año IV. No. 10 :3-22. ___________
(1994a). Esclavitud o independencia: disyuntiva del liberalismo
criollo oriental ___________
(1994b). La
inmigración negra de
Saint-Domingue
en la jurisdicción de Cuba Terrell,
T. (1974). La aspiración y elisión en el español cubano -implicaciones
para una teoría fonológica
dialectal. Actas del IV Congreso de la ________
(1979). Final /s/ in Cuban Spanish. Hispania.
Vol. 62. Number 4 :599-612. Yacou,
Alain (1975). L’émigration á Cuba des colons franςais
de Saint-Domingue au cours de la [1] Una caracterización histórica, económica y sociocultural de la comunidad de Barranca aparece en las páginas 21-22 de la tesis doctoral de V. Jesús Figueroa Arencibia, y en las páginas 59-62 de la tesis de licenciatura de Pierre Jean Ourdy, que se encuentran en la bibliografía. [2] Sobre el estado diglósico del kreyol se pueden consultar las páginas 55-59 de la tesis de Pierre Jean Ourdy. [3]
Para una mayor precisión sobre las variables dependientes e
independientes empleadas en la investigación véanse la tesis doctoral
de V.Jesús Figueroa Arencibia
y la tesis de licenciatura de Pierre Jean Ourdy
que aparecen en la bibliografía. En su investigación Pierre J. Ourdy
trabajó con doce informantes: seis
masculinos y seis femeninos,
atendiendo a la variable sexual; cuatro haitianos, cuatro D1 y cuatro
D2, según la variable generacional. Por su parte, Jesús Figueroa tuvo
una muestra de seis informantes: tres masculinos y tres femeninos; dos
haitianos, dos D1 y dos D2. [4] Para el concepto de interferencia y convergencia lingüísticas confiero Sociolingüística, de H. López Morales, pág. 165 y sgtes; Español de América, ..., de Germán de Granda, pág. 314 y sgtes, 338-339. |
Sobre el autor: |
nombre: Vicente Jesús Figueroa Arencibia |
E-mail: rancho@teleda.get.tur.cu |
Home-page: [no disponible] |
Sobre el texto: Texto insertado en la revista Hispanista no 13 |
Informaciones
bibliográficas: FIGUEROA ARENCIBIA, Vicente Jesús & OURDY, Pierre Jean. Contacto lingüístico español-kreyol en una comunidad cubano-haitiana de Santiago de Cuba http://www.hispanista.com.br/revista/artigo114esp.htm |