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    La unidad del español se da en la diversidad  | 
  
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       Nombre del Autor: Abelardo Oquendo  | 
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       El español, una lengua mestiza. Intervenciones completas del coloquio interatlántico organizado por Comunica - Unidad en la Diversidad. Texto reproducido con el permiso del Prof. Tito Drago, editor de la revista Comunica.  | 
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       Minicurrículo: Es miembro de la Academia Peruana de Letras.  | 
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 Yo estaba
    recordando mientras oía las intervenciones precedentes, un texto de Julio Cortázar en La vuelta al día en 80 mundos en el que plantea
    con su gracia habitual los problemas de una persona común que comienza a escribir una
    carta y el primer tropiezo es el del vocativo inicial; «querido, estimado, muy señor
    mío», etc.. que lo hace tropezar desde el comienzo de su texto y luego, si no es una
    comunicación muy familiar, lo sitúa en una situación incómoda porque empieza a
    plantearse cómo es que debe decir lo que quiere y no deja fluir libremente su pensamiento
    de la manera habitual. Él se burla un poco de esta situación y la
    achaca a dos sentimientos que el hablante común tiene frente a su propia lengua: la
    lengua en la que se desenvuelve con naturalidad y la lengua que considera que es la
    «formal» y la que de alguna manera le es ajena también. Yo creo que es algo muy importante que debe
    tratar de evitarse. En el curso de las exposiciones se han mencionado muchas veces
    expresiones como «defensa de la lengua», «errores», «necesidad de corrección» etc.
    como «normas» que para muchos pueden dar la impresión de que hay un conjunto de
    instituciones que deciden como legisladores de qué manera deben usar su instrumento los
    dueños del instrumento y esto crea una conciencia culpable frente al uso de la lengua.  | 
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 En cada nivel, en el nivel culto general, en
    esta especie de entelequia... en este lugar está el buen castellano, ¿el buen idioma?, y
    los otros, entonces ¿serían «el mal uso del castellano»? No es así. Cada nivel tiene
    sus normas y siempre y cuando esas normas no contradigan lo que se llama el «genio» de
    la lengua, el sistema lingüístico básico, todos ellos están hablando correctamente
    dentro de su comunidad. Hay naturalmente formas que transgreden la norma colectiva y pueden transgredir también (y éste es el caso grave) el «genio» de la lengua, el sistema.  | 
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 ¿A qué voy? Voy a la necesidad de
    establecer que la lengua culta no es contraria a las lenguas locales sino que ambas son
    complementarias. Y que la persona debe manejarse (y éste es el ideal del buen uso de la
    lengua), en función del receptor que ha elegido, de aquel a quien dirige su mensaje; y
    pienso que puede ser más conveniente para que los hablantes nos sintamos cómodos en el
    manejo de nuestra lengua particular o colectiva, más que hablar de corrección, error o
    transgresión, que se hable o se piense en eficacia de la comunicación. Y la eficacia  de la comunicación está en función del receptor
    del mensaje. Porque de nada vale un texto perfecto si ese texto no está adecuado a
    aquella persona para la que hablamos o para la que escribimos. Ésta es una actitud
    sumamente importante; lo que no hay que  dar
    es la sensación de que uno está manejando un instrumento que no le es propio sino que
    maneja un instrumento que le es natural y esto es (a mi juicio) realmente así: cada uno
    maneja su lengua, aquella lengua que contribuye a hacer, que colectivamente contribuye,
    altera, transforma modifica, etc. Un texto en sí no es ni bueno ni malo, sino que es
    bueno o malo en función de aquel a quien se dirige y tiene éxito y comunica realmente y
    fracasa si no comunica y esto es lo fundamental. Creo que dentro de estos criterios, el criterio de la eficacia en la comunicación, los medios, que son los que hacen y deshacen el idioma, creo que este criterio prevalece como va a prevalecer, va a determinar que más que deshacer se haga; porque la globalización, la extensión de los medios que tienden a su máxima expansión, tanto en el caso de las traducciones como en el caso de videos...u otras formas, van a sujetarse lo más posible a la lengua general porque van a ver eso, intereses. La eficacia de su propagación va a estar determinada por la buena recepción que puede tener el lenguaje que usen, y si ese lenguaje no está limitado, determinado a circuitos menores, dentro de la extensión general, entonces van a trabajar dentro de las normas que llamamos generales.  | 
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 Iba a la idea de que la unidad se da en la
    diversidad y que todas estas iniciativas tan importantes y este coloquio que parte de eso,
    van crear la conciencia de la diversidad en la unidad, la conciencia de que hay distintos
    niveles y que cada quien debe manejarse  dentro
    del que corresponde al receptor al que se dirige. Las divergencias dentro de la lengua no son
    sino eso: son variaciones. La mayor parte de los ejemplos que se han dado inciden sobre
    todo en el léxico y esto es el tropiezo más grave cuando uno viaja, pero siempre es el
    tropiezo menor... La estructura de la lengua permanece similar y las equivalencias se
    encuentran muy rápida y fácilmente.  Resumiendo, creo que la lengua no está
    amenazada por la diversidad, inclusive si acudimos al ámbito de la literatura vemos que
    la literatura precisamente es la creación verbal; no se deja (cuando es buena) «hablar»
    por la lengua sino que la «habla», la maneja, la moldea en función de aquello que
    quiere decir y para eso la norma es una referencia pero nunca un corsé.   | 
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 Quiero felicitar a los organizadores de la
    reunión de hoy. Me parece utilísima, sobre todo para crear esta conciencia de la validez
    de la diversidad y crear la conciencia de la necesidad de la unidad de la lengua. Y me parece que es muy importante lo que
    dijo la doctora Kovacci respecto de que no hay un legislador, ni un conjunto de
    legisladores de la lengua, lo que hay es un conjunto de entidades que auscultan el idioma
    y recogen aquel nivel que proponen como general y que es utilísimo, no porque sea mejor
    necesariamente, sino porque nos permite hablar, entendernos entre todos nosotros y nada
    hay tan impagable como eso. 
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