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Actualidad y memoria del español en Brasil
Intervención en el coloquio interatlántico

Nome do Autor: Maite Celada

Bandera de Argentina

El español, una lengua mestiza. Intervenciones completas del coloquio interatlántico organizado por Comunica - Unidad en la Diversidad. Texto reproduzido com permissão do Prof. Tito Drago, editor da revista Comunica.

Palavras-chave: o espanhol no Brasil – aprendizagem por transferência – políticas plurilingüistas

Minicurrículo: Professora e Licenciada em Letras (Universidad de Buenos Aires); Professora e pesquisadora da "Área de español" da Universidade de São Paulo; Doutoranda na área de Análise do Discurso; Participou da tradução da antologia de Antonio Candido: "Ensayos y comentarios"; Atuou como roteirista (em colaboração) e apresentadora da adaptação do telecurso "Viaje al español" (Universidad de Salamanca e Televisión Española).

Resumo: A partir do modelo tetralingüístico de Deleuze e Guattari, interpretamos a história do espanhol no Brasil apontando um deslocamento: de uma língua à qual, de modo geral, não lhe foi suposto um saber pelo qual valesse o trabalho de submeter-se a seu estudo, o espanhol, nos últimos anos, passou a ter o lugar da "função veicular". Considerando esse modelo e as relações transferenciais que ele permite reconhecer, defendemos o atual contexto do processo de globalização como um espaço privilegiado para cultivar o plurilingüismo, argumento que, junto com outros mais circunscritos, possibilita que nos pronunciemos com relação à lei que imporia a obrigatoriedade do espanhol no ensino médio do sistema educativo brasileiro.

Resumen: A partir del modelo tetralingüístico de Deleuze y Guattari, interpretamos la historia del español en Brasil señalando un desplazamiento: en general, de una lengua a la que no le fue supuesto un saber por el que valiese la pena el trabajo de someterse a su estudio, en los últimos años pasa a ser objeto de los atributos de la "función vehicular". Considerando tal modelo y las relaciones transferenciales que permite reconocer, defendemos el actual contexto del proceso de globalización como un espacio privilegiado para cultivar el plurilingüismo, argumento que, junto con otros más circunscriptos, permite que nos pronunciemos con respecto a la ley que impondría la obligatoriedad del español en el nivel medio del sistema educativo brasileño.

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Es nuestro propósito hablar del español en Brasil contraponiendo su actualidad a su memoria. Para ello, creemos productivo evocar constataciones como la de que llegamos a una clase de lengua extranjera movidos por la convicción de que conocerla y dominarla nos dará acceso al éxito profesional o a un saber científico y riguroso; en otros casos, la ilusión consiste en creer que el solo hecho de pronunciarla nos convertirá en personas cultas y refinadas.

Pero aún es posible esgrimir motivaciones más íntimas: estudio una lengua fascinado por su dulce musicalidad, «estudio español porque mi abuelo era español» o, simplemente, porque «amo esa lengua».

Creo que la mejor formulación del juego de funciones y pasiones que concentran tales imágenes la podemos encontrar en el cuadro articulado por Henri Gobard, que Deleuze e Guattari denominan «modelo tetralingüístico». Según éste, en el horizonte de toda comunidad hay cuatro lenguas: en primer lugar, la vernácula, es decir, la materna, primera y fundadora. Alrededor de ella se organizan la vehicular, una especie de «lengua de comunicación»; la referencial, comúnmente conocida como de cultura y la mítica, que promete reterritorializarnos espiritual y religiosamente.

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En ese juego jerárquico de «lugares», cada una de las cuatro funciones representaría un saber que le es supuesto o atribuido simbólicamente por un sujeto social. En este sentido, podemos resumir la historia de la lengua española en Brasil diciendo que nunca ocupó uno de esos lugares pues, en general, no le fue atribuido un supuesto saber por el que valiese la pena el trabajo de someterse a su estudio; de hecho, hasta hace poco, era posible oír el siguiente interrogante en boca de no pocos brasileños: ¡¿Estudar espanhol...?! ¿Precisa mesmo?. En cambio, hoy ha pasado a ocupar el lugar de una lengua vehicular: ofrece una serie de garantías, sobre todo profesionales, y representa un “pasaporte internacional» para el brasileño que aspira, fundamentalmente, a la Comunidad Europea y a los Estados Unidos.

La ilusión de la plenitud

El modelo del cual nos acabamos de servir para sintetizar la historia del español en Brasil expresa el juego de una especie de «ilusión de plenitud» o de «totalización» que las lenguas ofrecerían en conjunto: cada una apunta a algo que no puede ser alcanzado por ninguna de ellas aisladamente, sino por la totalidad de sus intenciones recíprocamente complementarias. Encontramos la voluntad de satisfacer tal ilusión en las políticas plurilingüistas de enseñanza de lenguas y también en la figura emblemática del políglota. En este sentido, considerando la actual discusión de la ley que impondría la obligatoriedad del español en el nivel medio del sistema educativo brasileño, podemos decir que su aprobación e implementación encorsetarían la posibilidad de una política que tienda a satisfacer el abanico de aspiraciones que nos imponen las diversas formas de amor por la lengua; aún más en medio del actual proceso de globalización que, desde nuestra perspectiva, no debe necesariamente pensarse vinculado a una lengua «universal»; al contrario, puede entrar legítimamente en otra metonimia: la de ser visto como un espacio privilegiado para cultivar el plurilingüismo.

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Pero, además, en Brasil la aprobación de esa ley tiene consecuencias específicas: en primer lugar, podría interferir en el mencionado proceso de transformación de la relación del brasileño con la lengua española. En segundo lugar, podría provocar el sacrificio de esta lengua, sacrificio del cual ya tenemos un indicio. Como resultado del «vacío de reflexión» del que habla González y de algunos de los aspectos que, según Kulikowski, contribuyen a una práctica «espontánea» de la enseñanza de la lengua española, después de un período básico de estudio, se configura una especie de lengua «telegráfica» constituida, fundamentalmente, por enunciados que evitan las diversas relaciones de subordinación y que no logran, entre otras cosas, progresión argumentativa. Pero lo fundamental es la falta o el exceso de las marcas que retoman o anticipan elementos en el discurso, hecho que pone en riesgo el necesario nivel de explicitación y, por tanto, de inteligibilidad. Considerando que esta configuración es el fruto del corto impulso de una práctica que, en general, no favorece la posibilidad de que el aprendiz se deslice por la lengua o «sea hablado» por ella, podemos definirla como una lengua precaria.

Un hábito que obstaculiza

En función de interpretar tal resultado, desde un punto de vista histórico, podemos señalar que, a partir de los estudios académicos realizados en el año 30, se fue configurando en Brasil una «forma de ver» la lengua española que si, en aquel momento, respondía a hábitos intelectuales adecuados, con el tiempo, se convirtió en un obstáculo que bloquea la investigación y el aprendizaje al punto que, actualmente, por el poder de evidencia que tal visión encierra, circula social y académicamente como un «lugar común». Éste consiste en reducir el español y el portugués brasileño a dos stocks lexicales muy semejantes, de cuya comparación resulta que la diferencia está en algunas palabras que, cuando se las desconoce, se prestan a malentendidos y equívocos. La diferencia entre esas lenguas llega, así, a encontrar su expresión en un “diccionario de bolsillo”. Explotando la productiva formulación de Silvana Serrani, podemos decir que tal reducción opera en el plano de la diversidad o variedad, plano en el que se individualizan unidades por contraste, sin que su análisis considere el nivel de la alteridad discursiva, que implica reconocer la determinación social e histórica del decir.

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La práctica de enseñanza actual, sin haber sometido tal concepción de lengua a la necesaria revisión, pretende “administrar” el aluvión de problemas que surge de su trabajo formulando una serie de estrategias pedagógicas que le permitan superar la serie de dificultades que, al analizar la producción por parte del aprendiz, define como «gramaticales». Su reacción permanece exclusivamente en el plano de la diversidad y, por eso, encalla. De hecho, lo único que puede contribuir a alentar el amor por la lengua española es cultivar otra forma de amor: la que nos permita avanzar en la reflexión sobre la relación entre estas dos lenguas sin anular la diferencia de su alteridad constitutiva.

 

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