 
  | 
    
      
    Cotillón 
     
    En Venezuela solemos llamar "cotillón" a los pequeños adornos y
    demás baratijas (pitos, serpentinas, papelillo, sombreritos, matasuegras,
    narices con anteojos, antifaces) que se regalan en algunas fiestas para
    estimular la alegría y el jolgorio. Pero la palabra "cotillón"
    significa mucho más que eso. 
     
    "Cotillón" es palabra muy vieja, de origen francés, que entra al
    idioma castellano en el siglo XIX, y significaba antiguamente
    "falda", "refajo" o "enaguas". En Francés es
    aumentativo del sustantivo "cotte", que significa
    "zaya", "jubón" (especialmente el de cuero o el de
    malla), "mono" (ropa de trabajo), "cota". También le da
    nombre a un tipo de danza con figuras, por lo general en compás de vals,
    que antiguamente se acostumbraba bailar en Francia al final de ciertas
    fiestas de sociedad. Con el tiempo la palabra "cotillón" pasó a
    designar también las fiestas donde al final se bailaba dicha danza. 
     
    Del mismo modo se les ha dado ese nombre a determinadas fiestas que se
    celebran con algún motivo especial, y particularmente a las de fin de año
    y a las del Día de Reyes, el 6 de enero. 
     
    Ahora bien, en esas fiestas, y al momento de bailar el "cotillón",
    se acostumbraba repartir pequeños obsequios, confetis, serpentinas, pitos y
    demás baratijas, para dar mayor alegría y animación a la danza, que se
    celebraba como una especie de "final de fiesta". Como es natural,
    el dinamismo de la lengua fue llevando a llamar también "cotillón"
    a estos obsequios, tal como hoy se hace en nuestro país. 
     
    Copyright 2000 Alexis Márquez Rodríguez. Todos los
    derechos reservados. Texto originalmente  publicado em
    Ciberlinguas. Reprodução autorizada pelo autor.
  | 
  
  
     
  | 
    
      
    Restaurante 
     
    La Real Academia Española registra en su diccionario las palabras
    "restaurante" y "restorán". "Restaurante" es
    el participio pasivo del verbo "restaurar", pero de hecho ambas se
    utilizan para designar un establecimiento donde se vende comida para ser
    consumida en el mismo lugar. 
     
    Aunque ambas palabras provienen del vocablo francés "restaurant",
    que se pronuncia "restorán", lengua de la cual llegan al
    Castellano, su raíz primigenia es latina, pues derivan del verbo
    "restaurare", que en ese idioma significa "restablecer",
    "renovar", "reparar", "reconstruir", en el
    sentido de volver algo a su estado anterior. De ahí la aplicación del
    verbo castellano "restaurar" a la operación de limpieza y
    reparación de obras de arte, y también en su connotación histórico-política:
    la "Restauración" de la monarquía después de la derrota
    definitiva de Napoleón, y en Venezuela la "Revolución Liberal
    Restauradora" que, en 1899, acaudilló Cipriano Castro. 
     
    Dicen que el primer "restaurante" moderno fue abierto por un francés
    de apellido Boulanger, quien en 1765 abrió una casa de comidas en París,
    en cuya puerta mandó a instalar un letrero en Latín vulgar que decía:
    "Venite ad me omnes qui stomacho laboratis et ego restaurabo vos"
    ("Venid a mí, hombres de estómago débil, que yo os restauraré
    vuestras fuerzas perdidas"). 
     
    La idea de comer para "restaurar" las fuerzas perdidas corrió con
    fortuna, y a partir de entonces aquellos establecimientos empezaron a
    llamarse "restaurantes". 
     
    Copyright 2000 Alexis Márquez Rodríguez. Todos los
    derechos reservados. Texto originalmente  publicado em
    Ciberlinguas. Reprodução autorizada pelo autor.
  | 
  
  
     
  | 
    
      
    Diente 
     
    Técnicamente "dientes" son todas las piezas insertas en las encías
    que sirven para masticar y triturar los alimentos que se llevan a la boca.
    Pero es común hacer una distinción entre los "incisivos", que
    son los ocho que van delante, a los que suele decírseles
    "dientes" (como si fuesen los únicos llamados así), los cuatro
    caninos o colmillos, y los ocho molares o muelas. Pero, repito, todos son
    "dientes".  
     
    "Dientes de leche" se llama a los de la primera dentición y que
    con el tiempo se van cayendo, a lo que suele llamarse "mudar los
    dientes". 
     
    Por extensión se llama "dientes" también a algunos objetos que
    tienen alguna semejanza con los de la boca. Por ejemplo, los "dientes
    del peine", "los dientes de ajo", los "dientes del
    engranaje", los 
    "dientes de la sierra" o "del serrucho", etc. 
     
    La palabra "diente" da lugar a muchas frases expresivas:
    "Armarse hasta los dientes" (proveerse de muchas armas), "de
    los dientes para afuera" (decir algo que no se siente), "hablar
    entre dientes" 
    (hablar en voz baja o de manera confusa), "mostrar" o "enseñar
    los dientes" (mostrar la disposición para atacar a alguien),
    "diente por diente" (frase con que se acompaña la expresión
    "ojo por ojo..." como señal de venganza), "hincar el
    diente" (comenzar a hacer algo que se supone difícil), "pelar el
    diente" (reírse mucho), "ser" o "tener buen
    diente" (comer siempre con buen apetito), "hacer algo a 
    regañadientes" (hacer algo a disgusto o a la fuerza). 
     
    "Diente" deriva del sustantivo latino "dens, dentis". 
     
    Copyright 2000 Alexis Márquez Rodríguez. Todos los
    derechos reservados. Texto originalmente  publicado em
    Ciberlinguas. Reprodução autorizada pelo autor.
    
    |