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El kafkiano caso de la Verwandlung que Borges jamás tradujo |
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Nombre del Autor: Fernando Sorrentino | ||
Palabras clave: Metamorfosis, Losada, Occidente |
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Minicurrículo: Nació en Buenos Aires, en 1942. Profesor en Letras, posee en su currículum compilaciones antológicas, ediciones anotadas de clásicos, inclusiones en antologías, en español y otras lenguas, y colaboraciones en diarios y revistas. Es autor de seis libros de cuentos, dentro de los cuales son de destacar Imperios y servidumbres, En defensa propia y El rigor de lasdesdichas; de una novela, Sanitarios centenarios; de una ‘nouvelle’, Costumbres de los muertos, y de una decena de obras para niños y adolescentes, la última El Viejo que Todo lo Sabe. Publicó también dos libros de entrevistas, Siete conversaciones con Jorge Luis Borges y Siete conversaciones con Adolfo Bioy Casares. |
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Resumo: Nasceu em Buenos Aires, em 1942. Professor de Letras, possui em seu curriculum compilações antológicas, edições anotadas de clássicos, inclusões em antologias, em espanhol e outras línguas e colaborações em jornais e revistas. É autor de seis libros de contos, dentre os quais destacam-se Imperios y servidumbres, En defensa propia y El rigor de lasdesdichas; de um romance, Sanitarios centenarios, de uma crônica Costumbres de los muertos, e uma dezena de obras para crianças e adolescentes, o último El Viejo que Todo lo Sabe. Publicou ainda dois livros de entrevistas, Siete conversaciones con Jorge Luis Borges y Siete conversaciones con Adolfo Bioy Casares. |
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Resumen: Un
error que suele repetirse con ligereza es que Borges realizó la versión
española de la Verwandlung de Kafka. En realidad, tradujo otros relatos,
pero no ése. |
En
aquel entonces (1962), yo tenía diecinueve años, un ilimitado entusiasmo
literario y una no ilimitada facultad de discernimiento. De modo que leí el
libro con el asombrado placer que, ante el mundo kafkiano, ya no me
abandonaría nunca, pero sin notar ninguna curiosidad estilística. Claro
que, en esos años, yo apenas estaba comenzando a conocer las obras de Kafka
y de Borges. A
medida que fui acumulando más años, se produjeron también otros dos fenómenos
paralelos y complementarios: el entusiasmo fue tendiendo a disminuir y la
facultad de discernimiento fue tendiendo a incrementarse (y, posiblemente,
cada término del binomio fuera, a la vez, causa y efecto del otro término). Por
estas razones, no es raro que, algún tiempo después, en una de las tantas
relecturas que hice de dicho libro, advirtiera que la traducción de Die
Verwandlung no respondía a las costumbres léxicas y sintácticas de
Borges. No
se trataba sólo de la inevitable presión que el texto original ejerce
sobre la tarea del traductor, obligándolo a adecuarse, en mayor o menor
medida, a las características del autor traducido. No: era una divergencia
estilística tan evidente, que lo extraño no consiste en que yo la hubiera
advertido (digamos, unos veinticinco años después de su primera edición,
de 1938): lo extraño resulta que —en ese cuarto de siglo en que tantos y
tan espectables intelectuales se dedicaron a hablar y/o escribir sobre
Borges y los diversos aspectos de su actividad literaria— nadie, que yo
sepa, se haya dado cuenta de que tal traducción no era obra, ni podía ser,
de nuestro mayor escritor del siglo xx.
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En
primer lugar, la simple lectura me indicaba dos cosas: 1) la traducción no
pertenecía a Borges, y 2) tampoco pertenecía a ningún traductor
argentino: había una importante cantidad de rasgos que la ubicaban como
perteneciente a un traductor español, y de gustos quizás un poco
anticuados. Por ejemplo: a)
Uso de pronombres enclíticos: encontróse; hallábase; sentíase;
infundióle; díjose. b)
Uso de léxico o de giros no argentinos: aparecía como de ordinario;
una estampa ha poco recortada; Mas era esto algo de todo punto
irrealizable; Y entonces, sí que me redondeo; Eran las seis y media,
y las manecillas seguían avanzando; concentró toda su energía y, sin
pararse en barras, se arrastró hacia adelante. c)
Uso del pronombre le como objeto directo (leísmo): un dolor […]
comenzó a aquejarle en el costado; Estos madrugones le
entontecen a uno por completo; Celebro verle a usted, señor
principal; motivo suficiente para despedirle sin demora; harto mejor
que molestarle con llantos y discursos era dejarle en paz.2 En
la edición a que me refiero, el relato corre entre las páginas 15 y 89.
Los ejemplos que doy podrían hipermultiplicarse, pero, como —según
sentencian los hombres dignos de fe— para muestra basta un botón, no
quiero pasar más allá de la página 26. Cuando,
unos pocos años más tarde, tuve la inolvidable experiencia de realizar el
libro de entrevistas Siete conversaciones con Jorge Luis Borges,3
no quise, desde luego, desaprovechar la oportunidad de interrogarlo sobre
este punto. El diálogo fue así: F.S.:
Me pareció notar en su versión de La metamorfosis, de Kafka, que
usted difiere de su estilo habitual… J.L.B.:
Bueno: ello se debe al hecho de que yo no soy el autor de la traducción de
ese texto. Y una prueba de ello —además de mi palabra— es que yo
conozco algo de alemán, sé que la obra se titula Die Verwandlung y
no Die Metamorphose, y sé que hubiera debido traducirse como La
transformación. Pero, como el traductor francés prefirió —acaso
saludando desde lejos a Ovidio— La métamorphose, aquí servilmente
hicimos lo mismo. Esa traducción ha de ser —me parece por algunos
giros— de algún traductor español. Lo que yo sí traduje fueron los
otros cuentos de Kafka que están en el mismo volumen publicado por la
editorial Losada. Pero, para simplificar —quizá por razones meramente
tipográficas—, se prefirió atribuirme a mí la traducción de todo el
volumen, y se usó una traducción acaso anónima que andaba por ahí.
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En
época reciente, al preparar y revisar las notas destinadas a la nueva edición
de las Siete conversaciones, obtuve, gracias a Miguel de Torre
(devoto de su ilustre tío materno y conocedor de muchísimos detalles de su
vida), una información nueva: tampoco pertenecen a Borges las versiones de
“Un artista del hambre” (Ein Hungerkünstler) y “Un artista del
trapecio” (Erstes Leid),4
cosa que, en su momento, yo no había advertido, seguramente por no haberlas
leído con atención. En
efecto, la lectura de ambos textos (páginas 113-127 y 131-134) nos ofrece
las mismas peculiaridades de la lectura de La metamorfosis que
encabeza dicho volumen. Con la suma de estas tres seguridades (mi propia
observación de las divergencias estilísticas, la taxativa declaración de
Borges de no ser él el autor de la traducción y la ratificación ulterior
de Miguel de Torre), consigné la información en una nota de la página 256
de la reciente edición de las Siete conversaciones y di por
concluido el asunto. Sin
embargo, la alarmada consulta que recibí de una estudiante que, en Alemania, estaba preparando un trabajo académico sobre la traducción que
“Borges” hizo de Die Verwandlung por un lado, y la lectura de una
dubitativa publicación5
por el otro, me impulsaron a avanzar más allá y tratar de encontrar la
“traducción acaso anónima que andaba por ahí” (y que, sin duda,
Borges siempre supo cuál era y dónde estaba). Como
me resulta más sencillo aportar gris información verdadera que elaborar
brillantes hipótesis falsas, cumplí de inmediato la búsqueda necesaria (además, muy simple y nada misteriosa) y pude así encontrar en letras de
molde las versiones de “La metamorfosis”, “Un artista del hambre” y
“Un artista del trapecio”, que, transcriptas con las mismísimas
palabras, fueron atribuidas a Borges, desde 1938 hasta hoy, en las ediciones
mencionadas. Las
tres constan en la Revista de Occidente, que en Madrid dirigía José
Ortega y Gasset, y las tres se hallan —de una manera muy de entrecasa—
sin mención del traductor,6
sin mención del título original y sin mención de la publicación de donde
fueron traducidas. He aquí los datos precisos:
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1)
“La metamorfosis”, de Franz Kafka (1ª parte), Revista de Occidente,
tomo viii, abril-mayo-junio de
1925, nº xxiv, págs. 273-306. 2)
“La metamorfosis”, de Franz Kafka (2ª parte), Revista de Occidente,
tomo ix,
julio-agosto-septiembre de 1925, nº xxv,
págs. 33-79. 3)
“Un artista del hambre”, de Franz Kafka, Revista de Occidente,
tomo xvi, abril-mayo-junio de
1927, nº xlvii, págs.
204-219. 4)
“Un artista del trapecio”, de Franz Kafka, Revista de Occidente,
tomo xxxviii,
octubre-noviembre-diciembre de 1932, nº cxiii,
págs. 209-213. Con
estas precisiones, tan fáciles de verificar, ya no será razonable seguir
diciendo que Borges tradujo al español Die Verwandlung, Ein
Hungerkünstler y Erstes Leid, afirmación errónea que se
repite, con inmerecido éxito, desde 1938 hasta el día de hoy.
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Notas 1.
En la página 6 de la edición de La Pajarita de Papel dice “Traducción
directa del alemán y prólogo por Jorge Luis Borges”. Sin embargo, el título
de la introducción de Borges es “Prefacio”. 2.
En Relatos completos (2 tomos), Buenos Aires, Losada, 1980-1981,
vuelven a incluirse “La metamorfosis”, “Un artista del trapecio” y
“Un artista del hambre” en las versiones de “Borges”. Pero, ahora,
se presentan con notables correcciones estilísticas, de voluntad
deshispanizante, entre las que cabe citar la extirpación de muchos enclíticos
y del leísmo. Entre tantos posibles, he aquí algunos ejemplos: una
estampa ha poco recortada se ha convertido en una estampa que poco
antes había recortado; Mas era esto algo de todo punto irrealizable,
en Pero era esto algo enteramente irrealizable; Y entonces, sí
que me redondeo, en Y entonces, sí que me pondría a salvo; concentró
toda su energía y, sin pararse en barras, se arrastró hacia adelante,
en concentró toda su energía y, sin miramiento alguno, se arrastró
hacia adelante;—Estos madrugones —díjose— le entontecen a uno
por completo, en “Estos madrugones —pensó— lo atontan a uno
por completo”. 3.
Primera edición: Buenos Aires, Casa Pardo, 1974; nueva edición, con notas
revisadas y actualizadas: Buenos Aires, El Ateneo, 1996. 4.
Dicho sea de paso, el título “Un artista del trapecio” es del todo
arbitrario, pues Erstes Leid debió traducirse como “Primera
tristeza” (o, quizá, “Primera pena”), que es, precisamente, lo que se
ha hecho en la edición de La Biblioteca de Babel (Franz Kafka, El buitre,
selección y prólogo de Jorge Luis Borges, Buenos Aires, Ediciones Librería
La Ciudad, 1979). 5.
“Homenaje a Jorge Luis Borges”, en Voces (revista del Colegio de
Traductores Públicos de la Ciudad de Buenos Aires), nº 15, septiembre de
1995. 6.
Sobre quién será tal anónimo, se podría conjeturar que esa versión se
ha hecho, no sobre el texto alemán de Kafka, sino sobre el texto de alguna
traducción francesa. El
precedente artículo se publicó tres veces:
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Sobre el autor: |
nombre: Fernando Sorrentino |
E-mail: fsorrentino15@hotmail.com |
Home-page: http://www.sololiteratura.com/fernandosorrentino.htm |
Sobre el texto: Texto insertado en la revista Hispanista no 11 |
Informaciones
bibliográficas: SORRENTINO, Fernando. El kafkiano caso de la Verwandlung que Borges jamás tradujo. In: Hispanista, n. 11. [Internet] http://www.hispanista.com.br/revista/artigo98esp.htm |
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