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ARTIGO ON LINE
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       VERTIENTES
      DEL TESTIMONIO LATINOAMERICANO  | 
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       Nome do Autor: Candida Maria Sant'Anna de Amorim Pita  | 
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       candypita@ig.com.br  | 
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       Minicurrículo: Graduada pela UERJ, é aluna do Mestrado em Literaturas Hispânicas da UFF e professora da rede pública municipal do Rio de Janeiro  | 
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       Resumo: Tratamos da literatura testemunho feita por/a partir de depoimentos de mulheres subalternas latino-americanas durante as décadas de 50 e 60.  | 
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       Resumen: El trabajo contempla la literatura testimonial hecha por o partir de los discursos de mujeres subalternas latinoamericanas durante las décadas de 50 y 60.  | 
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      La
      crítica comprende como literatura testimonio aquella en que el discurso
      de una persona perteneciente a determinado grupo social - generalmente
      marginado, y por éso nombrado subalterno
      - que normalmente no dispone de medios de expresión propios gana expresión
      escrita a través de la participación de otra persona; ésta sí
      capacitada a expresar lo que el primero sería incapaz. Éste, a quien
      llamamos mediador, generalmente
      se solidariza con los planteamientos del subalterno y comparte, si no sus
      ideas, sus ideales.  Como
      se considera al subalterno - el emisor primitivo del mensaje - como
      incapacitado a hacerse escuchar - en el medio literario - por los demás
      grupos, a la vez que entre ambos hay distancias intransponibles de nivel,
      sea éste social y/o racial y/o cultural y/o etc, el recurso al mediador -
      cuya voz sí se puede hacer escuchar - y que se dispone a transcribir al código
      formal el mensaje que el primero no podría emitir - acabará volviéndose
      el modelo más usual de literatura testimonio.  Así,
      interpretándose la literatura testimonial como mediada, inmediatamente
      luego se percibe que con éso se subvierte la clasificación tradicional
      de los elementos de la comunicación. La clásica división entre emisor,
      canal, código, mensaje y receptor se modifica por la presencia del
      mediador, elemento que actúa por el doblaje de alguno de los demás, a
      través de su propia presencia. Pero como el depoimento del subalterno
      constituye ya la emisión de un mensaje cuyo receptor final no sería el
      mediador sino el lector. Al mediador, entonces, mejor cabría clasificarlo
      como "canal", si respecta el depoimento del subalterno, o como
      nuevo emisor si reconstruye el depoimento original. El
      género testimonio, como toda manifestación artística que ha surgido en
      un tiempo señalado por el metalenguaje y por la interdisciplinaridad,
      como es la contemporaneidad, no deja de tejer sus relaciones con otras
      formas narrativas - como la novela histórica - o de trazar sus paralelas
      con otros manifiestaciones del conocimiento humano, como la Historia, con
      la que ha establecido su diálogo más íntimo.  La cuestión de las relaciones entre el género testimonio y la historiografia no son sino un desdoble de aquella - ya antigua - entre historiografia y novela histórica, percibiéndose desde luego que si la primera está fuera de los límites de lo canónico, la segunda está en el corazón del cánon. Una vez que, en las obras testimoniales, el panorama histórico es el que más nítidamente se destaca - al menos para los lectores menos críticos - empezaremos por ahí nuestro análisis del género testimonio.  | 
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      Si las corrientes historiográficas más ortodoxas considerarán toda
      la literatura que se acerque a lo histórico como "digresión",
      debemos señalar la existencia de otras que, basadas en la idea marxista
      según la que el bajo proletariado - que todavía busca su inserción en
      la sociedad y por ello es incapaz de realizar cambios históricos.
      Sumadas, éstas corrientes de pensamiento reducen el número de sujetos
      del proceso histórico, uniéndose, tal vez, inconcientemente, a los
      grupos sociales más conservadores. Un tercer grupo, sin embargo, concibe
      el "narrar la historia" como formando parte de un proceso
      narrativo, acercándolo por lo tanto a lo literario. Este último grupo es
      el que se acerca a aquellas voces que los demás grupos han insistido en
      ignorar y que, en el caso latinoamericano, son las mismas que
      "testimonian" por la vía de la literatura.            
      
      Hay
      que señalar la larga trayectoria de la denuncia y crítica social en la
      literatura latinoamericana desde la Crónica
      de Destrucción de las Indias, muchas obras existen que, sin ser
      propiamente testimoniales, han preparado el suelo para este género. Con
      todo, si en Latinoamérica hubo una serie de condiciones que propiciaron
      el surgimiento del género testimonio, su "especificidad"
      latinoamericana ya se contesta. Elzbieta Sklodowska, nos dice que
      generalmente nuestros críticos dejan de parte las variaciones
      testimoniales en otros continentes.  Con
      todo, es con El Reino de Este Mundo,
      de Alejo Carpentier, que se dibuja una nueva tendencia literaria que -
      aunque sin romper con el canon de la novela histórica tradicional - hunde
      la tradición de crítica social con la búsqueda de la identidad
      latino-americana bajo una visión de los hechos históricos distintas de
      la historiográfica. Identificándose con las propuestas de las tendencias
      no-canónicas de la Historia al incluir voces subalternas como elementos
      posibles de presentar otra visión de los hechos, El Reino de Este Mundo construye un espacio de tráfico
      interdisciplinar que rellena el hueco entre la historia y la
      historiografia no-canónicas y las narrativas literarias marginadas,
      espacio éste en que se constituiría el género testimonio. Elzbieta Sklodowska desarrolla una tipología del testimonio clasificándolo bajo los aspectos predominantes: periodístico, historiográfico y pseudo-testimonial - que recriando el testimonio directo crea una narrativa a partir de testimonios – siendo, por consiguiente, predominantemente literario.  | 
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       Luisa
      Campuzano al adoptar a grosso modo el
      esquema de tipología del testimonio propuesto por Elzbieta Sklodowska(1),
      nos aclara que los testimonios se dividen en:  "inmediatos",
      es decir , aquellos en los que el editor y el emisor son la misma persona:
      los escritos por los propios testimoniantes; y "mediatos", en
      los que el editor parte de determinados pre-textos, que pueden ser
      testimonios inmediatos u otros discursos no-ficticios - como autobiografías,
      historias de vida (entrevistas), historia oral - producidos por el emisor,
      y mediante su incorporación a un substrato novelesco, o su novelización,
      da lugar a alguna de sus variantes. Estas variantes del testimonio mediato
      se dividen en dos grupos, en función de una mayor o menor participación
      de lo fáctico-comunicativo o de lo ficcional-estético: testimonios
      novelizados, que a su vez se subdividen en testimonio noticiero y testimonio
      etnográfico y/o socio-histórico; y novelas
      testimoniales, subdivididas en novela
      testimonial y novela
      pseudo-testimonial.(2)  Dentre
      las categorías dispuestas por Sklodowska, daremos enfasis a los
      testimonios novelizados - el caso particular del testimonio etnográfico
      y/o socio-histórico; y a las novelas testimoniales - subdivididas en
      novela testimonial y novela pseudo-testimonial.             
      Según las clasificaciones de testimonio
      etnográfico propuestas por Elzbieta Sklodowska, el libro Quarto de Despejo es considerado como uno de los representantes
      testimoniales etnográficos, ya que nos presenta en su contexto el
      testimonio de la vida de una mujer negra que se mantiene sob condiciones mínimas
      de subsistencia en una chabola brasileña en los años 50.  Carolina
      Maria de Jesus - el personaje central del relato - es un modelo de
      subalternidad, pues está socialmente ubicada al margen del sistema de
      clases brasileño: favelada, catadora de papéis, pertenece al cuadro del lúmpen-proletariado,
      sus actividades económicas - de mera subsistencia - no forman parte del
      proceso productivo o de consumo. Luego,
      estando al margen del sistema económico, su escrito tiene un poder de
      denuncia distinto del patrón general de subalternidad, donde denuncia las
      consecuencias del sistema en un grupo social cuyo testimonio todavía no
      se hizo oír. Y lo hace reiterando su condición de negra. Con eso,
      incluye en su testimonio toda la carga semántica de éste término: es
      subalterna también porque perteneciente
      a uma raza circunscripta al nível más inferior de la sociedade
      latinoamericana. El trozo que sigue es significativo para el análisis del
      tema en cuestión:  20 de setembro ... Fui no emporio, levei 44 cruzeiros. Comprei um quilo de açucar, um de feijão e dois ovos. Sobrou dois cruzeiros. Uma senhora que fez compra gastou 43 cruzeiros. E o senhor Eduardo disse: - Nos gastos vocês quase que empataram. Eu disse: - Ela é branca. Tem direito de gastar mais. Ela disse-me: - A cor não influi. Então começamos a falar sobre o preconceito. Ela disse-me que nos Estados Unidos eles não querem negros nas escolas. Fico pensando: os norte-americanos são considerados os mais civilisados do mundo e ainda não convenceram que preterir o negro é o mesmo que preterir o sol. O homem não pode lutar com os produtos da Natureza. Deus criou todas as raças na mesma epoca. Se criasse os negros depois dos brancos, aí os brancos podia revoltar-se.”(3)  | 
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       Subrayamos
      aún en sus relatos una muestra de raciocinios específicos de la visión
      de mundo de las clases subalternas, como se suscita tanto por la
      argumentación antiracista hecha por Carolina, como por la única
      justificación del racismo que considera legítima. El único hecho
      curioso es que, aunque defienda el antiracismo con respecto a la raza
      negra, a veces se muestra racista al mostrar una gama de prejuicios frente
      al elemento nordestino que coexiste y divide con ella el espacio de la
      chabola donde vive con sus hijos. Como ejemplos tenemos: 28
      de maio  (...) ...O que eu quero esclarecer sobre as pessoas que
      residem na favela é o seguinte: quem tira proveito aqui são os
      nortistas. Que trabalham e não dissipam. Compram casa ou retornam-se ao
      Norte(4). 29
      de junho
        (...) Depois que a favela superlotou-se de nortistas tem mais
      intriga. Mas polemica e mais distrações. A favela ficou quente igual a
      pimenta.(5)  En
      la categoría novela testimonio, vemos como el depoimento del subalterno
      será desvinculado de su intención original, ya que el mediador,
      que debería asumir el papel de "canal" del mensaje, acaba por
      reconstruir el depoimiento original funcionando, por lo tanto, como un
      nuevo emisor. Así que, Hasta no verte Jesús mío, publicado como novela en 1969,
      diferentemente de Quarto de Despejo,
      no pretende ser tan sólo un mero documento etnográfico. A diferencia de
      otros testimonios y novelas testimoniales , él no presenta un prólogo,
      así que no nos aclara cómo la autora consiguió reunir el material a
      partir del cual escribió su texto. Nos explicita Luisa Campuzano(6) que,
      solamente años después de la publicación del libro, Elena Poniatowska,
      a través de ensayos y entrevistas, ha narrado su descubrimiento de
      Josefina Bórquez, una lavandera, cuya vida y métodos de trabajo comenzó
      a interesarse y que más tarde vendría a ser la protagonista-narradora de
      su novela - aunque a través de un pseudónimo.  Deseosa
      del más absoluto anonimato, la trayectoria de vida de Josefina sería
      recreada por Elena Poniatowska en la piel de la protagonista-narradora:
      Jesusa Palancares, una oaxaqueña, que vivió hasta sus 18 años en Méjico
      D.F, y cuenta su vida, mezclando sus creencias y situaciones de humillación
      de las cuales fue víctima. Jesusa, por su vez, nos repasa una vida de
      casi setenta años, "presidida por la idea de la muerte, por el deseo
      de morir que la obsede desde su infancia tehuana, cuando presencia el
      entierro de su madre y ante la indiferencia de todos los que asisten al
      sepelio, y en especial de su padre, quiere acompañarla en la
      tumba"(7): No sé si la causa era la pobreza o porque así se usaba, pero el entierro de mi madre fue muy pobre. La envolvieron en un petate y vi que la tiraban así nomás y que le echaban tierra encima.(...) me aventé dentro del pozo y con mi vestido la tapé la cabeza a mi mamá para que no le cayera tierra en la cara. (...) Yo no me quería salir. Quería que me taparan allí con mi mamá.(8)  | 
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       La
      obsesión por la muerte acompaña a Jesusa hasta su vejez cada vez más
      alejada del centro de Méjico D.F. - en los barrios miserables de la
      periferia - cuando fantasea su propia muerte y a sus exequías lejos de la
      falsa compasión y de la curiosidad morbosa de los vecinos: Por
      eso le digo a Dios que me deje morir allá en la punta de un cerro. Si
      Dios me cumpliera, no me costaría más que las fuerzas para remontarme al
      cerro. (...) Yo se le pido a Él, pero si no, pues que se haga su
      voluntad. Tengo muchas ganas de irme a morrir por allá donde anduve de
      errante. ¡Qué Dios se acuerde de mí porque yo quisiera quedarme debajo
      de un árbol por allá lejos!Luego que me rodearan los zopilotes y ya ;
      que viniera a preguntar por mí y yo allá tan contenta volando en las
      tripas de los zopilotes. Porque de otra manera, se asoman los vecinos a
      mirar que ya está uno muriéndose, que está haciendo desfiguros, porque
      la mayoría de la gente viene a reírse del que está agonizando.(9)             
      
      La trayectoria de vida que se narra entre estos dos puntos del
      libro es marcada no sólo por una existencia llena de trabajos, de un sin
      fín de atropellos, de miseria y fatigas, pero también de valor,
      independiencia, decisión, lucha, de una cacapacidad de mirar críticamente
      su entorno y, por último, de una fe en la Obra espiritual cuya creencia
      estaría centrada en la reencarnación - espacio para su consuelo y fantasía,
      ya que este camino sería coniserado por Jesusa como el único cambio que
      cree posible, por lo mucho que ha purgado en esta vida. Una vida que, al fín
      y al cabo, se choca a cada paso con la inmensa urbe que crece a su
      alrededor y que, aunque se"modernize", sigue siendo clasista, no
      abriendo un espacio digno a la subalternidad - que sigue siempre en compás
      de espera. En
      palabras de Luisa Campuzano, Hasta no verte Jesús mío es:  un
      libro de respuestas, y esas respuestas presuponen un interlocutor ávido,
      expectante, que somos nosotros, los lectores. Por eso que el libro empieza
      y termina apelando y descartando directamente al otro del testimonio que sólo
      se insinúa al comienzo y al final - un final que constituye una expulsión:
      "ahora ya no chingue. Váyase. Déjeme dormir"(PONIATOWSKA,
      1996: 316), un adiós que corresponde tanto a quien sólo sabe y desea
      vivir en soledad, como a quién "no se dejó" dominar por una
      sociedad patriarcal, aunque fuera víctima de una sociedad clasista.(10)             
      
      Sería válido aquí retomarnos al hecho curioso de no haber
      pruebas concretas - en el libro - de que el relato que en él se expone no
      es la transcripción directa del testimonio de vida de Josefina Bórquez,
      pero sí una una invención, una recreación podada, remendada y elaborada
      de todo su discurso por Elena Poniatowska, llegando ésta a crear, desde
      el punto de vista estético, una novela testimonio cuyo relatos se
      construirían por sobre bases narrativas que nos llevarían a la
      clasificasión establecida por Sklodowska como pseudo-testimonio, dado el
      alto grado de participación del mediador en el relato original, que
      recriando el testimonio directo crea una narrativa aa partir de
      testimonios - siendo, por consiguiente, predominantemente literario. Las definiciones - de Sklodowska y Campuzano - aquí presentadas refuerzan aquella que creemos sea la principal marca de la narrativa testimonial: las nuevas perspectivas que abre para la interrelación Literatura e Historia en el contexto latinoamericano.  | 
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      Quarto de Despejo y Hasta no
      verte Jesús mío son obras que, por la temática que desarrollan,
      acaban por mostrar no solamente no efectos de los procesos de modernización
      - conservadora y periférica - vivenciados por 
      los países en dónde estas narrativas se han originado; están ahí
      presentes, también, los efectos excludente de las transformaciones
      sociales deflagradas por la modernización. 
                  
      
      Sin embargo, sería justamente ahí que la literatura testimonio
      puede prestar servicios a la Historiografía de América, así cómo a las
      teorías mismas de la Historia. A la primera, los testimonios presentan
      visiones alternativas a la historiografía "oficial",
      enriqueciendo y multiplicando los ángulos desde que se la podemos mirar.
      A la segunda el testimonio presenta, por su existencia misma, una
      contraposición a las teoría marxista de la Historia.            
      
      Puesto
      que Marx concebía la Historia como "historia de la lucha de
      clases", otorgando al proletariado las fuerzas de transformación de
      la Historia misma. Podemos pensar que, estando el lumpen-proletariado
      incapacitado de presentar cualquier visión de los hechos históricos - a
      la vez que está totalmente aislado de cualquier participación en el
      proceso - la Historia, tal como nos la presenta la literatura testimonio,
      no tendría sentido o validez.             
      
      Luego,
      podemos preguntarnos si ¿ninguno de los influjos ejercidos por narrativas
      testimoniales en los procesos de conscientización de grupos marginados,
      en Latinoamérica, tuvo - según el raciocinio que venimos siguiendo -
      significación?. Como sabemos todos que tal influjo existió y que la visión
      de Historia presentada por el testimonio - aunque muchas veces simplista o
      maniqueísta, como es el caso de Quarto
      de Despejo - es verídica, no nos cabe sino que relativizar no a Marx,
      sino a las lecturas excludentes que de él se hicieron, y que, aun en
      Latinoamérica, no consideraron como grupo pensante a aquellos que no
      pueden ser clasificados en ninguna de las categorías definidas desde
      Marx.            
      
      Tal
      vez lo que debamos aquí pensar es - al fin - si las clasificaciones
      sociales, basadas en Marx o no, pero de todos modos establecidas desde el
      Primer Mundo, serían compatibles con las del Tercer, y además, si el
      proceso de búsqueda de fuentes históricos - en los que el testimonoio se
      cuadraría - no necesitaría revisarse, ampliándose los límites que la
      "ortodoxía" historiográfica ha adoptado. Desde luego éstos son problemas que a los historiadores cabría solucionar, lo que aquí nos habíamos propuesto - y creemos haber logrado - era vislumbrar cómo los efectos de un proceso de modernización conservadora han producido narrativas que, sin dejar de ser contestatarias, han formulado nuevas posibilidades de visión histórica, reflexión social y producción artísitca en Latinoamérica y, de paso, incluyendo la voz de los excluídos sociales al coro - si no armónico, siempre único - de la sociedad como un todo.  | 
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      NOTAS (1)
      In: Sklodowska, Elzbieta. El
      Testimonio Hispanoamericano, 1992, p. 102 (2)
      CAMPUZANO, Luisa. Testimonios de Mujeres Subalternas Latinoamericanas
      in: REIS, Livia de Freitas
      & PORTO, Maria Bernadette (organizadoras). Anais
      do VII Congresso Nacional Mulher e Literatura, 1999, p.26. (3)
      JESUS, Carolina Maria de. Quarto de Despejo – Diário de uma Favelada., 1997.p.108.  (4)
      JESUS, Carolina Maria de.  Op.
      cit., 1997.p.41. (5)
      JESUS, Carolina Maria de.  Op.
      cit., 1997.p.67.  (6)
      CAMPUZANO, Luisa. Op., cit., p. 29. (7)
      CAMPUZANO, Luisa. Op., cit., p. 26. (8)
      PONIATOWSKA, Elena. Hasta no verte Jesús mío, 1996, p.17. (9)
      in: PONIATOWSKA, Elena.  Op.
      cit. p.315-316. (10)
      in: CAMPUZANO, Luisa.  Op.
      cit. p.30.  Referiencias
      Bibliográficas:  BEVERLEY,
      John; ACHUGAR, Hugo.  La
      voz del Outro: testimonio subalternidad y    
      
      verdad
      narrativa.  Lima/Pittsbugh:
      Latinoamericana Editores, 1992. CAMPUZANO,
      Luisa. Testimonios de Mujeres Subalternas Latinoamericanas
      In: REIS,   
      
      Livia de Freitas; PORTO,
      Maria Bernadette; VIANNA, Lúcia Helena (orgs). Anais do VII    
      
      Congresso
      Nacional Mulher e Literatura,
      vol.1, Rio de Janeiro: EdUFF, 1999. CANCLINI,
      Néstor García.La modernidad después
      de la posmodernidad.  In:
      BELLUZZO,     Ana
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      Paulo:
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      Alejo. El Reino de Este Mundo. 10ª
      ed., Barcelona: Seix Barral, 1995. DANTAS,
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      Carolina Maria de. Quarto de Despejo
      – Diário de uma Favelada.  6ª
      ed.,      São
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      Josefina. El Coloquio de Yale: máquinas de leer "fin de
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      (comp.)
      Las culturas de fin de siglo en
      América Latina. 1ª
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      1994. Biblioteca Estudios Culturales. PONIATOWSKA,
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      REIS, Lívia de Freitas;      PORTO, Maria Bernadette, VIANNA, Lúcia Helena (orgs).
      Anais do VII Congresso    
      
      Nacional
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      vol.1, Rio de Janeiro: EdUFF, 1999. SKLODOWSKA,
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      1992. SOTELO,
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        Texto y Contexto, Bogotá, 28: 66-97, sept./dic. 1995. 
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